La
Guardia Nacional se mantuvo en contacto con los colectivos chavistas,
Pdvsa puso la comida y los consejos comunales "echaron el resto". Así
fue la "operación remolque". Por Joseph Poliszuk
JOSEPH POLISZUK | EL UNIVERSAL
domingo 14 de octubre de 2012 12:00 AM
El
chavismo no dejó nada al azar y en el guión, el domingo pasado
reservaron motos hasta para movilizarse con soldados de la Fuerza Armada
Nacional. Un documento militar -que filtraron desde el Ministerio de la
Defensa- dice que el 7 de octubre la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)
estuvo al servicio de la maquinaria roja y, por si a las dudas, es algo
que confirman los militantes de base, choferes y motorizados que ese
día trabajaron la victoria del presidente Hugo Chávez.
La llamada Fuerza motorizada se mantuvo en contacto permanente con los generales y coroneles que monitoreaban Caracas durante la jornada; lo dice Alexis Tovar, presidente del Frente Motorizado de Integración Socialista Franco Arquímedes.
Desde el estacionamiento que tienen detrás de La Roca Tarpeya, cuenta que el sótano en el que guardan sus motos durante la jornada electoral se volvió centro de operaciones de una movilización, que minuto a minuto coordinaron con el Comando Carabobo, los consejos comunales, el Frente Francisco de Miranda e instituciones del Estado como Petróleos de Venezuela y la Fuerza Armada Nacional.
Allí, en la planta baja del edificio que el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales tenía en San Agustín, instalaron teléfonos, radios, televisores y computadoras con las bases de datos de la militancia chavista. Motorizados iban y venían de ese lugar para reportar los últimos traslados, así como recibir los nuevos nombres y direcciones de camaradas que aún no habían ratificado su apoyo en las urnas.
"Hay que organizarse", responde Tovar a todos los que han críticado la movilización de los partidarios del Presidente. "Cuando se habla de maquinaria se habla de organización".
Los motorizados no durmieron
Desde temprano, muchos de los votos del Presidente llegaron sobre dos ruedas. Al menos 6.500 motorizados se desplegaron por Caracas, la mayoría centralizados en el Frente Motorizado Franco Arquímedes.
Para ellos no hubo noche, se quedaron en vigilia desde el día anterior implementando una estrategia que habían arreglado previamente con la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela y miembros de la Fuerza Armada Nacional.
"Nosotros tuvimos reuniones un mes antes de las elecciones con el general (Sergio) Rivero Marcano, que viene siendo el jefe a nivel nacional de lo que es la Guardia del Pueblo". Eso contó esta semana Alexis Tovar, en nombre de los muchos que el domingo sumaron sus motos al operativo del Frente Motorizado Franco Arquímedes.
"Los líderes de cada uno de los colectivos y el Frente de Motorizados nos organizamos en todo el país alrededor de mesas de trabajo en las que muchos de nosotros inclusive fuimos capacitados para ser testigos y miembros de mesa", agregó. "Con el general Rivero Marcano articulamos la parte de seguridad y resguardo de la Gran Caracas, y, en el circuito 3 del municipio Libertador luego sostuvimos reuniones con los camaradas diputados Juan Carlos Dugarte y Freddy Bernal, para fijar la logística y el traslado de las personas".
Militantes fueron ojos para la FAN
El 7 de octubre no tomó por sorpresa al chavismo; el PSUV y el resto de los aliados agrupados alrededor del Gran Polo Patriótico habilitaron motos, autobuses y hasta las camionetas de las rutas comunales de los barrios. La movilización chavista llegó hasta los lugares más apartados de los cerros de Caracas y no dio excusas para la abstención.
Todo estuvo garantizado, incluso el orden. Si hubiera hecho falta, los soldados se habrían trasladado en las mismas motos que el pasado domingo llevaron a votar a los seguidores del presidente de la República. Así quedó registrado en el informe militar que la Guardia Nacional articuló con el nombre de "Dispositivo para la Cohesión y Articulación del Poder Popular, Milicia Bolivariana y Guardia del Pueblo", y, así lo confirma Tovar y otros de los seguidores del Presidente que el domingo pusieron sus motos a la orden del PSUV.
De acuerdo con el documento, la FAN convocó a los "grupos fieles a la Revolución Bolivariana y en contacto con la dirección política del país y los mandos militares", triangularon un aparato que tenía previsto "evitar que fuerzas contrarrevolucionarias puedan crear situaciones que pongan en riesgo la gobernabilidad en la capital".
En nombre de la Fuerza motorizada, Tovar explica que además de la movilización de los seguidores del Presidente, sus tareas incluían mantenerse alertas ante cualquier situación irregular, vigilar instalaciones estratégicas como estaciones del Metro de Caracas, monitorear puntos y dirigentes de la oposición, y pasar cualquier novedad a la Guardia Nacional.
"Nosotros estábamos preparados para trasladar en nuestras unidades a los guardias nacionales a las entradas del Metro de Caracas donde se presentara cualquier tipo de conflicto y, en los días anteriores, nos encargamos de ubicar y notificar cada uno de los cauchos viejos, que estaban sospechosamente tirados en las avenidas de Caracas", cuenta. "Ayudamos a recoger aproximadamente 2.800 cauchos que se prestaban para crear algún tipo de problema".
El chavismo hizo hasta de niñera
Aunque ese día no hubo guerra, un grupo de profesionales cubanos instalaron un toldo en el medio de la Plaza Venezuela con camillas y equipos médicos al aire libre. Los gorros de cartón forrados con tela y el acento de las enfermeras dejaron claro que no eran venezolanas, pero aun así evadieron las preguntas que pedían explicar por qué llevaron sus instrumentos y estetoscopios a ese punto de la ciudad.
El 7 de octubre, sea como sea, no se soltaron los demonios. Afortunadamente, Venezuela salió a votar en paz y, en medio de la movilización de ambos comandos, el chavismo sentó cátedra. Ese día la maquinaria roja hizo hasta de niñera: los colectivos y el consejo comunal de Lídice instalaron un colchón inflable en la calle Real para que sus vecinos votaran mientras les cuidaban a los hijos.
En Plaza Venezuela se estacionaron los autobuses de damnificados de Caracas que encontraron refugio en el interior del país. Venían de Barinas, Maturín, Mérida, Valencia, Valles del Tuy y Guarenas entre otras zonas. A los que estaban refugiados en la capital también se les pidió compromiso; desde antes de que saliera el sol varios autobuses buscaron a los damnificados que viven en la Torre El Chorro de La Hoyada.
Los tradicionales puntos rojos tampoco faltaron a las afueras de los centros de votación. A partir de las 2:30 de la madrugada levantaron sus toldos para organizar a los simpatizantes del oficialismo. Además de desayuno y café, ofrecieron sillas de rueda, andaderas y, en lugares como el sector Sierra Maestra del 23 de Enero, ambulancias de la Misión Barrio Adentro.
En la tarde apelaron a las listas
No faltó ni la comida. Ese día, el PSUV y sus aliados llenaron las despensas por cortesía de Petróleos de Venezuela. Cada consejo comunal o colectivo recibió las provisiones y designó a algunos de sus colaboradores para que prepararan las raciones de combate para la batalla electoral.
Sulgeidys Maitán cuenta que la empresa estatal la convocó a un galpón de la avenida Sucre de Catia, desde donde regresó a su casa sobre un camión que llevó todos los ingredientes necesarios para preparar el menú que sirvió a sus camaradas del 23 de Enero: arroz para todos y pollo o chuletas como plato fuerte.
La idea era que todos votaran y temprano. Pero después de mediodía las encuestas a boca de urna empezaron a hablar de escenarios cerrados. "Vota, todavía hay tiempo", puso Venezolana de Televisión en sus pantalla mientras los dirigentes de base llamaban a los militantes de las listas del 1 x 10 que aún no se habían reportado.
De eso da fe María Sánchez, que coordinó los 26 carros, autobuses y motos que lograron sumar el Comando Carabobo, los consejos comunales de la zona, Pdvsa e Intevep en Paracotos y otras zonas de Los Valles del Tuy: "En la hora de la tarde nos tenían más presionados porque dijeron que íbamos perdiendo en Paracotos; fuimos comunidad por comunidad, contactamos a la personas que tenían las listas del 1x10 y los arrastramos".
"Con las listas se buscó a la gente", agrega Sulgeidys Maitán desde uno de los bastiones del chavismo: el sector Las Veredas del 23 de Enero. "Uno como consejo comunal conoce muy bien su sector y si algunas personas no se encontraban en el centro de votación, se les iba a buscar a sus casas y se les acompañaba".
La llamada Fuerza motorizada se mantuvo en contacto permanente con los generales y coroneles que monitoreaban Caracas durante la jornada; lo dice Alexis Tovar, presidente del Frente Motorizado de Integración Socialista Franco Arquímedes.
Desde el estacionamiento que tienen detrás de La Roca Tarpeya, cuenta que el sótano en el que guardan sus motos durante la jornada electoral se volvió centro de operaciones de una movilización, que minuto a minuto coordinaron con el Comando Carabobo, los consejos comunales, el Frente Francisco de Miranda e instituciones del Estado como Petróleos de Venezuela y la Fuerza Armada Nacional.
Allí, en la planta baja del edificio que el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales tenía en San Agustín, instalaron teléfonos, radios, televisores y computadoras con las bases de datos de la militancia chavista. Motorizados iban y venían de ese lugar para reportar los últimos traslados, así como recibir los nuevos nombres y direcciones de camaradas que aún no habían ratificado su apoyo en las urnas.
"Hay que organizarse", responde Tovar a todos los que han críticado la movilización de los partidarios del Presidente. "Cuando se habla de maquinaria se habla de organización".
Los motorizados no durmieron
Desde temprano, muchos de los votos del Presidente llegaron sobre dos ruedas. Al menos 6.500 motorizados se desplegaron por Caracas, la mayoría centralizados en el Frente Motorizado Franco Arquímedes.
Para ellos no hubo noche, se quedaron en vigilia desde el día anterior implementando una estrategia que habían arreglado previamente con la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela y miembros de la Fuerza Armada Nacional.
"Nosotros tuvimos reuniones un mes antes de las elecciones con el general (Sergio) Rivero Marcano, que viene siendo el jefe a nivel nacional de lo que es la Guardia del Pueblo". Eso contó esta semana Alexis Tovar, en nombre de los muchos que el domingo sumaron sus motos al operativo del Frente Motorizado Franco Arquímedes.
"Los líderes de cada uno de los colectivos y el Frente de Motorizados nos organizamos en todo el país alrededor de mesas de trabajo en las que muchos de nosotros inclusive fuimos capacitados para ser testigos y miembros de mesa", agregó. "Con el general Rivero Marcano articulamos la parte de seguridad y resguardo de la Gran Caracas, y, en el circuito 3 del municipio Libertador luego sostuvimos reuniones con los camaradas diputados Juan Carlos Dugarte y Freddy Bernal, para fijar la logística y el traslado de las personas".
Militantes fueron ojos para la FAN
El 7 de octubre no tomó por sorpresa al chavismo; el PSUV y el resto de los aliados agrupados alrededor del Gran Polo Patriótico habilitaron motos, autobuses y hasta las camionetas de las rutas comunales de los barrios. La movilización chavista llegó hasta los lugares más apartados de los cerros de Caracas y no dio excusas para la abstención.
Todo estuvo garantizado, incluso el orden. Si hubiera hecho falta, los soldados se habrían trasladado en las mismas motos que el pasado domingo llevaron a votar a los seguidores del presidente de la República. Así quedó registrado en el informe militar que la Guardia Nacional articuló con el nombre de "Dispositivo para la Cohesión y Articulación del Poder Popular, Milicia Bolivariana y Guardia del Pueblo", y, así lo confirma Tovar y otros de los seguidores del Presidente que el domingo pusieron sus motos a la orden del PSUV.
De acuerdo con el documento, la FAN convocó a los "grupos fieles a la Revolución Bolivariana y en contacto con la dirección política del país y los mandos militares", triangularon un aparato que tenía previsto "evitar que fuerzas contrarrevolucionarias puedan crear situaciones que pongan en riesgo la gobernabilidad en la capital".
En nombre de la Fuerza motorizada, Tovar explica que además de la movilización de los seguidores del Presidente, sus tareas incluían mantenerse alertas ante cualquier situación irregular, vigilar instalaciones estratégicas como estaciones del Metro de Caracas, monitorear puntos y dirigentes de la oposición, y pasar cualquier novedad a la Guardia Nacional.
"Nosotros estábamos preparados para trasladar en nuestras unidades a los guardias nacionales a las entradas del Metro de Caracas donde se presentara cualquier tipo de conflicto y, en los días anteriores, nos encargamos de ubicar y notificar cada uno de los cauchos viejos, que estaban sospechosamente tirados en las avenidas de Caracas", cuenta. "Ayudamos a recoger aproximadamente 2.800 cauchos que se prestaban para crear algún tipo de problema".
El chavismo hizo hasta de niñera
Aunque ese día no hubo guerra, un grupo de profesionales cubanos instalaron un toldo en el medio de la Plaza Venezuela con camillas y equipos médicos al aire libre. Los gorros de cartón forrados con tela y el acento de las enfermeras dejaron claro que no eran venezolanas, pero aun así evadieron las preguntas que pedían explicar por qué llevaron sus instrumentos y estetoscopios a ese punto de la ciudad.
El 7 de octubre, sea como sea, no se soltaron los demonios. Afortunadamente, Venezuela salió a votar en paz y, en medio de la movilización de ambos comandos, el chavismo sentó cátedra. Ese día la maquinaria roja hizo hasta de niñera: los colectivos y el consejo comunal de Lídice instalaron un colchón inflable en la calle Real para que sus vecinos votaran mientras les cuidaban a los hijos.
En Plaza Venezuela se estacionaron los autobuses de damnificados de Caracas que encontraron refugio en el interior del país. Venían de Barinas, Maturín, Mérida, Valencia, Valles del Tuy y Guarenas entre otras zonas. A los que estaban refugiados en la capital también se les pidió compromiso; desde antes de que saliera el sol varios autobuses buscaron a los damnificados que viven en la Torre El Chorro de La Hoyada.
Los tradicionales puntos rojos tampoco faltaron a las afueras de los centros de votación. A partir de las 2:30 de la madrugada levantaron sus toldos para organizar a los simpatizantes del oficialismo. Además de desayuno y café, ofrecieron sillas de rueda, andaderas y, en lugares como el sector Sierra Maestra del 23 de Enero, ambulancias de la Misión Barrio Adentro.
En la tarde apelaron a las listas
No faltó ni la comida. Ese día, el PSUV y sus aliados llenaron las despensas por cortesía de Petróleos de Venezuela. Cada consejo comunal o colectivo recibió las provisiones y designó a algunos de sus colaboradores para que prepararan las raciones de combate para la batalla electoral.
Sulgeidys Maitán cuenta que la empresa estatal la convocó a un galpón de la avenida Sucre de Catia, desde donde regresó a su casa sobre un camión que llevó todos los ingredientes necesarios para preparar el menú que sirvió a sus camaradas del 23 de Enero: arroz para todos y pollo o chuletas como plato fuerte.
La idea era que todos votaran y temprano. Pero después de mediodía las encuestas a boca de urna empezaron a hablar de escenarios cerrados. "Vota, todavía hay tiempo", puso Venezolana de Televisión en sus pantalla mientras los dirigentes de base llamaban a los militantes de las listas del 1 x 10 que aún no se habían reportado.
De eso da fe María Sánchez, que coordinó los 26 carros, autobuses y motos que lograron sumar el Comando Carabobo, los consejos comunales de la zona, Pdvsa e Intevep en Paracotos y otras zonas de Los Valles del Tuy: "En la hora de la tarde nos tenían más presionados porque dijeron que íbamos perdiendo en Paracotos; fuimos comunidad por comunidad, contactamos a la personas que tenían las listas del 1x10 y los arrastramos".
"Con las listas se buscó a la gente", agrega Sulgeidys Maitán desde uno de los bastiones del chavismo: el sector Las Veredas del 23 de Enero. "Uno como consejo comunal conoce muy bien su sector y si algunas personas no se encontraban en el centro de votación, se les iba a buscar a sus casas y se les acompañaba".
"Cualquier cocinero debe poder correr el país"
Vladimir Lenin
"Es
mejor ser violento, si hay violencia en nuestros corazones, que
colocarnos una capa de no-violencia para cubrir nuestra impotencia."
Mahatma Gandhi
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