Según fuentes del Palacio de Miraflores, hace unos dos meses, Chávez comenzó a rechazar sus chequeos médicos y el tratamiento para el cáncer, insistiendo en que el retorno a la campaña electoral le proporcionaría el vigor necesario para seguir adelante. En las últimas semanas los médicos advirtieron que esta peligrosa decisión tendría un costo terrible para la salud de Chávez. Como resultado de ello las labores de preparación realizadas por su equipo médico para las apariciones públicas se han vuelto mucho más difíciles.
En un acto realizado el 15 de septiembre en San Francisco de Apure, Chávez lloró abiertamente mientras realizaba un emotivo discurso. Dos días más tarde Univisión captó la conversación de dos de sus ministros que lamentaban la mala organización y la decepcionante participación en un mitin en Caracas. El informe de Univisión contrastó ese evento con la movilización masiva celebrada días atrás por la campaña de Capriles. Estas anécdotas y una serie de encuestas sugieren que los seguidores de Chávez están desmoralizados por su actuación vacilante.
En la primera plana del periódico español ABC del sábado 21 de septiembre se publicaron una serie de documentos filtrados que detallan los planes para desplegar “comandos armados” en las calles el día en que 19 millones de venezolanos acudirán a las urnas. El periodista de investigación Emili Blasco describe a las “Redes de Movilización Inmediata” (REMI) que siguen el modelo de “las unidades Basij iraníes que abortaron la Revolución Verde en el 2009”. Se espera que las REMI –que constan de equipos móviles conformados por entre 5 y 7 miembros– organizarán manifestaciones callejeras de resistencia, se encargarán del control territorial y supervisarán las actividades de la oposición. Una de estas bandas, conocida como La Piedrita, tiene su sede muy cerca del palacio presidencial. Blasco citó a un coronel venezolano quien dijo que 8,000 fusiles de asalto rusos fueron distribuidos a las REMI comenzando en junio.
Es de destacar que estos escuadrones chavistas también han sido acusados de participar en actividades de “recolección de inteligencia de la policía y de los movimientos militares”, utilizando una serie de códigos que enviarán a sus bases de operación por medio de mensajes de texto informando sobre la presencia de helicópteros, aviones, vehículos armados, etc. Las Fuerzas Armadas tradicionalmente han manejado la logística para el día de las elecciones, por lo que sus miembros cuentan con una razón legítima para movilizarse a través del país ese día. En años recientes los comandantes militares han jugado otro papel en dos ocasiones: al insistir que Chávez aceptara su derrota tras el referéndum constitucional de 2007 y al aceptar una victoria de la oposición en las elecciones de la Asamblea Nacional en 2010. A pesar de que Chávez ha asegurado la presencia de miembros leales a su régimen en las Fuerzas Armadas, se mantiene a la guardia por la posibilidad de retos como estos.
Chávez también está tomando medidas para garantizar que la comunidad internacional acepte su victoria, sin importar cual sea el resultado. Para lo anterior cuenta con el apoyo del ex presidente estadounidense Jimmy Carter y del político retirado y miembro del gabinete de Clinton, Bill Richardson. El 11 de septiembre, Carter describió al sistema electoral de Venezuela “como el mejor en el mundo”. [Http://www.globalatlanta.com/article/25788/] Carter después procedió a llamar a Chávez por el teléfono, lo que resultó en un intercambio de elogios que duró cerca de cuarenta minutos. [http://latino.foxnews.com/latino/politics/2012/09/21/chavez-recounts-pleasant-conversation-with-jimmy-carter/] De acuerdo a fuentes dentro del Palacio de Miraflores, el equipo de Chávez confía en que Carter desplegará una misión electoral de última hora; bendiciendo la victoria de Chávez y obteniendo el reconocimiento tácito de la Administración Obama.
En cuanto a Richardson, el jefe de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha pedido permiso al régimen de Chávez para que este pueda encabezar una misión electoral. Richardson ya ha pasado el mensaje a Chávez de que tiene un gran cariño por Venezuela y que está dispuesto a hacer lo que pueda para legitimar las próximas elecciones.
Estos desarrollos de naturaleza diversa –el despliegue de las bandas callejeras y la diplomacia de alto nivel– tienen el objetivo común de garantizar la supervivencia del régimen chavista. Es preocupante que los chavistas estén premeditando el uso de la violencia en las calles durante la jornada electoral, con la certeza de que Carter y Richardson pasarán por alto estas maniobras en su carrera por legitimar la victoria de Chávez.
Algunos representantes de la oposición venezolana han estado advirtiendo de la amenaza que representa la violencia chavista, pero Capriles se niega a hacer o a emitir cualquier tipo de declaración que pueda poner en duda el proceso electoral y suprimir su participación. Sin embargo, si no responde a estas dos tácticas es muy posible que los chavistas le roben la victoria que tanto le ha costado a él y a su pueblo.
En cuanto a Washington, si la
violencia llega a marcar las elecciones venezolanas, que se sepa que fue
completamente premeditada y ejecutada por Chávez y sus seguidores.
Carter y Richardson deben saber que el papel deliberado que continúan
jugando en esta situación no se puede pasar por alto.
Funcionario del
Departamento de Estado durante el gobierno del presidente George W. Bush
(2001-2005) e investigador visitante en el American Enterprise
Institute.
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