25/11/12

OCLOCRACIA COMUNISTA



Son innumerables las evidencias de la absoluta carencia de talante democrático de Chávez que, en contradicción con el ejercicio de la política, para solapar su vergonzante golpismo, se declaró “revolucionario” al llegar al poder - mientras que la revolución es pre política, la política es pos revolucionaria, es decir, que en puridad conceptual no puede existir “política revolucionaria” – violando los preceptos democráticos de la Constitución por la cual fue electo por primera vez, como los de la propia que ya es un articulado desechable – se crean instancias no contempladas en ella, como un “poder popular” o las milicias bolivarianas o la división político territorial en comunas.

Pero eso no les dice nada a las instancias internacionales supuestamente democráticas, que parecen manada de prostitutas bailando al son que les toca la chequera munífica de Chávez, porque han sido siempre monos sabios ante los desmanes del jamás vencido en las urnas, pues si pierde, como ha perdido en el revocatorio, la reforma y en las parlamentarias, arrebata y se sale con la suya; Aunque cuando gana el tufo sórdido silencia las celebraciones - ante el aplauso de las focas que les servirán de alimento a la jauría hambrienta, Rafael Isea vaya delante, como en su momento el arrinconado compadre Rincón. 

Dentro de esa práctica, y como ejemplo, de inmoralidad política designó al general activo Rangel Silva candidato a la gobernación de Trujillo por el PSUV, es decir por el partido del gobierno – confesión tácita de su militancia partidista inconstitucional - aunque el lapso para realizar modificaciones en el proceso de postulaciones había expirado, abuso de poder similar al de las migraciones extemporáneas – “excepcionales” según la concesión graciosa del CNE con los caprichos del dedo reelecto.

Sin embargo, no recibimos ninguna sorpresa con esta descarada actitud del CNE – ¡fuera máscaras al fin! - que, simplemente, certifica la inescrupulosidad que le es inherente a la psiquis del líder del proceso revolucionario, cuya ambición desmedida por el poder lo lleva por el sendero del “vale todo” – el uso sinvergüenza de recursos y funcionarios públicos para hacer campaña electoral es un pequeño ejemplo - amparado por la fuerza ciega de la turbamulta a la que llama “pueblo” – única que celebró su triunfo el 7O - que solo le exige impunidad, por lo que muchos analistas internacionales observan con preocupación la posibilidad cierta de una guerra civil en Venezuela, dado el extremo de abusos a los que ha llegado Chávez en su afán de imponer un gobierno comunista, sustentado en comunas oprimidas por fanáticos desclasados. 

Pero mientras esa realidad nos alcance, las acciones inmorales del gobierno lo califican para la ubicación internacional entre los gobiernos forajidos, si no tuviera acceso irrestricto a los dólares producidos por la factura petrolera para comprar conciencias en venta por todo el planeta – Mercosur, como ejemplo - ante la sonreída mirada complaciente de los poderes públicos llamados a su control y el voto puntal del pueblo seducido por una promesa despobrezadora imposible de cumplir, pues derribaría la entelequia que sostiene al régimen: La mentira expectante.

Oclocracia comunista

El comunismo original – una secta de asesinos - es militar, se sostiene en las armas de ejércitos corruptos que conforman un aparato represivo marcial, como el de Cuba, cuya misión es castrar por el terror la natural capacidad crítica del individuo, pero el de Chávez es inédito, por su entronización electoral financiada por el petróleo y por estar pivotado en la muchedumbre aclamacionista, estimulada por el resentimiento social, ante las cuales son inútiles leyes y preceptos constitucionales. 

Por ello a Chávez no le es necesario reprimir directamente, pues logra “disuadir” a sus adversarios, obligándolos a autocensurarse – las emisoras de radio, por miedo, han ido eliminando los programas verticalmente críticos - ante la amenaza terrorífica implícita en las hordas salvajes motorizadas - ignorantes fanáticos “idologizados”, cuyo dogma es matar para convencer de las bondades de no ser, que mantienen amenazados al propio pueblo, conculcándole su derecho a la protesta y al disenso.

En conclusión

Hasta este momento soy de los muy pocos – en realidad fui el primero que lo hizo - que han definido este “proceso” como una oclocracia: Es que cuesta asimilar que en realidad este gobierno de incondicionalidades pillofílicas y mediocridades opulentas, haya sido capaz de planificar acciones que impusieran a los venezolanos una inédita forma de dictadura, que ya había sido, y desde muy antiguo, definida por los padres de la civilización occidental.

Estoy convencido de que, más que el efecto de una planificación inteligente, la perversa utilización de los débiles mentales portátiles para apoyar la “revolución” aplaudiendo al líder a cambio de unos mendrugos, resultó, sorpresivamente, una forma de conservar el poder con los recursos de la democracia, eliminando elementos sustantivos de ella como la alternabilidad. Y, de esta manera, mediante la ficción del “poder popular” – todo el poder para las comunas… que le endosan, por supuesto, todo el poder a Chávez – y con la organización de las milicias urbanas – “colectivos” violentos - Chávez impone el comunismo oclocrático que amenaza con la disolución total de la democracia liberal que insertó a Venezuela en la civilización; de la república, considerada despectivamente Estado burgués; de la sociedad, que será sustituida por la masa de conciencia colectiva, dado su desprecio por la individualidad, que crea desarrollo y, por ende, sociedad  de especificidades en beneficio colectivo, y de la familia, que será absorbida por la potestad del Estado. Y allá, afuera, la turba ebria de impunidad cobra peaje, secuestra y atraca en el santo nombre de la revolución. Sale pa´llá.

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