21/4/13

ESTIMADO HENRIQUE



Según todos los indicadores de la lógica, la razón y el más elemental sentido común, además de la pasión despertada por su candidatura  durante su fulgurante campaña admirable, usted debe ser elegido mañana 14 de Abril, como presidente de la Venezuela unida por el bien común que todos los sectores ambicionamos – Venezuela somos todos - luego de oscuros y largos años de divisionismo y empeño de disolución republicana por la manipulación de la ingenuidad popular, con el perverso propósito de perpetuar en el poder una inepta élite neo oligarca que devastó lo construido sin construir absolutamente nada digno de mención histórica.
Y, aunque es innegable que usted conoce a cabalidad la exacta dimensión del reto que enfrenta –“esta lucha tiene un objetivo, la reconstrucción de la patria…” – no está demás enfatizar que la tarea de reconstrucción polimorfa – física, económica, moral, ética - que le plantea un país destruido en todas sus áreas por catorce años de ineficiencia, ignorancia, improvisación, corrupción, nepotismo y despilfarro irresponsable de ingentes recursos históricos para beneficiar pueblos extranjeros en detrimento de los venezolanos, tiene épica similitud con la emprendida en Europa luego de la Segunda Guerra Mundial, aunque también hay que recordar que de aquella devastación surgió en tiempo breve una Europa fortalecida que emprendió el camino de la paz indispensable para el crecimiento sostenido y sustentable, lo que estoy seguro ocurrirá en Venezuela con un gobierno eficiente, que gerencie por objetivos propiciando la confianza, comprometido con el desarrollo de la ciudadanía sin la estrafalaria demagogia parasitaria que muta a los pueblos en dependientes inservibles, atados a los caprichos políticos de los gobernantes de turno, obviando la poderosa herramienta del talento individual para superar la pobreza, que debe ser un estadio transitorio a superar y no un estático paraíso electoral para inescrupulosos populistas.
Así que debe ser prioritario, luego de conceder libertad plena a los presos políticos y permitir el retorno de los exiliados a su patria, el cumplimiento del artículo 87 de la Constitución vigente, violado por el gobierno anterior que determina de forma inapelable que “es fin del Estado fomentar el empleo”, pues una persona sin empleo es un ser incompleto de dignidad vulnerable, que deriva, tal el ejemplo cubano, en sumiso masificado, de conciencia colectiva, al servicio exclusivo de su supervivencia basal, sin verdadera noción ni de patria ni de democracia ni de libertad. Y un país con las diversas opciones productivas de Venezuela, es propicio para estimular la inversión que genere el progreso que del trabajo deriva.
Y en este proceso de reconstrucción física hay demasiado que emprender, tanto para reactivar lo demolido, devastado, arruinado, como para construir la adecuación modernizadora abandonada por catorce años de discurso retrógrado - “lo primero es la política” - que paralizó el ingreso del país al siglo XXI, como, para citar como ejemplos puntuales consumidores de mano de obra masiva, el puente a Margarita, llevar el Orinoco a Caracas y el Caura a Guri, desarrollar complejos hidroeléctricos en el Bajo Caroní, reparar la red de carreteras, culminar las autopistas pendientes y un plan ferroviario viable que abarate el transporte desde los centros de producción agrícola e industrial hacia los centros de consumo y exportación.
Con los recursos venezolanos que se regalan a países inviables por la esquizofrenia política que los gobiernan, es suficiente para llevar a feliz término estos ambiciosos proyectos, incluyendo dos millones de viviendas como hizo México en dos años bajo el gobierno de Vicente Fox. Para ello solamente es necesario rodearse de gerentes eficientes comprometidos con el éxito de la Venezuela productiva que todos ambicionamos – fuera pegafiches y adulantes, porque con aguacates no salen batidos de fresa.  
Guayana como artífice
Retomar el proyecto Guayana, cuyo emblema es Ciudad Guayana - capital del eje Orinoco/ Apure - sería el primer paso para incentivar el desarrollo empresarial industrial que a mediano plazo acompañaría a la industria petrolera como proveedora de divisas indispensables para el progreso material de la nación. Para ello es indispensable rescatar la CVG como ente ductor del desarrollo de esta vasta región que comprende los estados Bolívar, Delta Amacuro, Amazonas, Monagas, Anzoátegui y Sucre, potenciando, con el concurso de inversión extranjera, las empresas reductoras existentes, colapsadas hoy por el proyecto comunista enemigo de cualquier posibilidad de productividad independiente del Estado controlador, pero para ponerlas al servicio de decenas de empresas manufactureras que usen la materia prima para elaborar productos finales en oferta directa al consumidor nacional e internacional, pues Guayana, que pone electricidad, autopistas, puentes y puertos para desarrollar el norte de Brasil, quedó para vender mazapán de merey a los conductores de carga brasileños.
El personal asesor necesario existe -  para crear un consejo de coordinación - y con toda la disposición de poner su vasta experiencia al servicio de esta cruzada por devolver a Guayana el vigor perdido – tuvo en su momento el parque metalmecánico más importante de América Latina - por la mala praxis de un gobierno mentiroso, integrado por ignorantes elevados a niveles decisorios por su capacidad de obediencia ciega – “la incondicionalidad es un valor en el chavismo” solía asegurar Aristóbulo cuando lo era - que juran que patriotismo es arroparse con la bandera cubana y entonar el himno de esa nación en los actos oficiales.  
En conclusión
Usted se forjó al calor de la lucha política, por lo tanto la presidencia de la república no significa para usted ningún sobresalto, sino un reto para demostrar que es posible que funcione la justicia, sin adjetivos usurpadores – a cada quien lo que le corresponde – en democracia – también desprovista de calificativos – como vía expedita para enrumbar al país por la senda del progreso colectivo por el desarrolló pleno de las potencialidades de sus individuos, porque la patria, Henrique, es la gente y si queremos mejor patria es imperativo forjar mejor gente en la fragua del trabajo, el estudio y la responsabilidad.  
Rafael Marrón González

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