En la foto de arriba vemos a la ministro de prisiones, la inepta y
corrupta Iris Varela, socializando cordialmente con un grupo en el cual -
segun nos dicen Diego Arria en su twitter - y múltiples amigos por
Internet, incluyen uno o dos indiciados por el asesinato de Monica Spear
y su ex-esposo.
Implacablemente la verdad aparece sobre las raíces de la violencia en la
Venezuela chavista. Han sido 15 año de prédica de odio, de progresivo
envilecimiento de la población, a la cual se le ha comprado lealtad
política con limosnas, promesas incumplidas e incumplibles e
inyectándoles el veneno de la lucha de clases.
Los asesinatos de 23-24000 venezolanos durante 2013 no han sido el
producto del hampa comun, como quisiera hacernos creer el torvo Maduro.
Son el producto de un proceso de aniquilamiento de la clase media
venezolana, por parte de bandas pseudo-políticas, pseudo-hamponiles, las
cuales se han formado en el clima de resentimiento social impuesto por
Hugo Chávez Frías y sus cómplices durante 15 años. Casi todos los
malandros son personas de 18-20 años, "educados" bajo un régimen
totalitario, acomplejado y resentido, lleno de odio hacia quienes tienen
educación y bienes productos de su trabajo. Chávez y ahora el torvo
Maduro han predicado con saña en contra de lo blancos, de los ricos, de
los niños de papá, tratando con trágico éxito de dividir al país entre
blancos y de color, ricos y pobres, buenos (los pobres) y malos quienes
tienen algo.
Sobrino de Hugo Chávez en pose característica. Miembro de la generación maldita
La primera combatiente, la nepótica Cilia Flores. Que diablos hace esa
mujer con un fusil en la mano? Y, al lado, la Celestina ministro de la
defensa de Venezuela y ficha de los Castro, como puede verse abajo:
Castro, Villeguitas, la Celestina, el torvo y la primera combatiente. Dios los cría y ellos se juntan.
Son seres consumidos por el odio y la necesidad de conseguir la droga.
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