¡Qué vaina Hugo! La oposición se te ha convertido en un cuero seco. Yo me imagino que eso de destruir por aquí y que se levante otro por allá debe ser una ladilla, y me imagino también que has soñado ponerlos a todos en un mismo lugar y dejarles caer un camión lleno de tu excremento para hacerlos papilla; o mejor aún, un campo de concentración. Eso sería, sencillamente, alucinante. Analicemos juntos tus acciones para ver si le encontramos una solución más expedita a este problemita que se te está presentando. Comencemos por Leopoldo, sólo la historia reciente, porque a decir verdad, los que pegaron la carrera para nunca más volver, ni aparecer, ni hablar, con esos, no tenemos mayor inconveniente. Pero este muchachito, ése es una vaina. Lo insultas y no te para, lo inhabilitas, y el muy desgraciao (para usar tu mismo argot) se te mete en las cortes internacionales y en los barrios, como sin entender el mensaje. Eso de ser descendiente del que te conté como que no nos conviene.
Pero fíjate tú que hay otro que me parece peor todavía, porque siquiera Leopoldo es carne fresca, pero este Ledezma, ese sí que se pasó. ¿Cómo es que un adeco te está roncando en la cueva? ¡NO lo puedes permitir! Ahora resulta que el tipo está tendido en la lona y se levanta, y hasta presidenciable es… ¡tttt! NO, NO, NO, NO. Aquí hay algo que no está funcionando. Al Capriles lo encanaste, y no sólo salió libre, burlando la justicia cubana, perdón, venezolana, sino que viene y te gana la gobernación de Miranda, y para colmo de males, en 100 días hace lo que Diosdadito (el de los ojitos bellos y la enorme mochila azul) no hizo en cuatro años. Si es el Henrique Mendoza, tiene el tupé de aceptar la inhabilitació n, y seguir jodiendito, movilizando a la gente y asesorando a estos pichoncitos de líderes. Este tampoco entiende que así no es, ¡EXPLÍCALE! Que al que viene detrás se le pone a hacer lagartijas, 100, 200, 1000, 3000… ¿qué sé yo? Las que sean hasta neutralizarlo, acabarlo, ¡JODERLO pues! Pero no deseo quitarle más tiempo a la revolución, porque me faltaron, nada más y nada menos, que los estudiantes. Y, de corazón, NO deseo mortificarte más de la cuenta. Sin embargo, NO puedo dejar de abordar un temita: Rosales, ¡ay Rosales! Se te escapa, cosa que, la verdad, creo que pudiste hasta haberlo facilitado: dejo colar la sentencia, amenazó con meterlo en La Planta, lo dejo pelando bola, etc., etc., ¡Magistral! No esperaba menos del G2 cubano. Ni víctima, ni líder, ni un carajo… ¡Por ahora! Pero yo creo, no sé qué piensas tú, que este hombre es un como un iceberg, pareciera que sólo se le veía la puntica… ahora que lo pienso, tal vez tu si lo viste, por eso tanta insistencia, tanta furia, tanto ahínco. Y porqué te lo digo, porque yo estoy entendiendo que la gente que de verdad deja huella es aquella que quiere y aprecia su descendencia, y este no sólo tiene un bojote de muchachos, sino que además parece que se ha rodeado de gente, perdona que te lo diga, interesante. Ahí dejó a Pablo, que no por Pérez parece del montón. Resulta que este hombre, además de grande, tiene un vozarrón, casi como el tuyo, eso me preocupa. Es frontal, pero no sé, tiene como algo más… no sé, como contenido… eso que mientan liderazgo positivo… ve pensando en algo, pero tiene que ser bueno y rápido, a paso de vencedores. Ahora quiero despedirme dejándote una tarea para la casa, perdón, para Palacio, yo se que así es como a ti te gusta. ¿Qué vamos a hacer con Eveling?
¡DIOSSSS! inteligente, bonita, aguerrida, y –parece– que cuatri boleada Y ahora ni siquiera tienes a María Isabel, tú sabes, por aquello del contrapeso a Irene en el 98… ¡Que vaina Hugo! Un Cuero seco.
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