Venezuela (Chávez en este caso) ganó un referendo para abolir el límite que un candidato podría ser reelegido hasta que le provoque.
Hugo Chávez está tratando de hacer que sus compatriotas se olviden de los problemas económicos que aquejan al país, y se ha dedicado a atacar el sector privado. Especialmente compañías que trabajan en la industria de alimentos y el sector agrícola en general.
En primer lugar, el sector que empezó a atacar fue el impacto que causó con sus diatribas a un productor de arroz, la compañía Cargill , ampliamente conocida en todo el mundo, la cual resultó intervenida por el gobierno chavista, por causa de haber violado la ley de “seguridad alimentaria”, al decir del gobierno.
El arroz es un alimento principal para la alimentación de los venezolanos y recientemente había estado en escasez en el mercado, los productores de arroz han alegado que los precios están controlados por el gobierno, y al decir de “Polar”, el conglomerado agrícola más importante del país, no pueden los controles obligar a los productores a vender a pérdida, además dicen que no hay incentivos para ensanchar la capacidad de producción en cultivos o en equipos para procesar. El ministro de agricultura, Elías Jaua, dice que el gobierno está buscando “hegomonía” en alimentos y producción agrícola. Chávez declara entonces que contra la lógica del capitalismo “construyamos una nueva lógica, la del socialismo”. Y los dice sin ruborizarse.
Las finanzas del gobierno venezolano se han debilitado por el colapso del precio del petróleo, que el año pasado representó más del 90% de las exportaciones del país. Los venezolanos recuerdan los eventos de hace 20 años cuando los precios del petróleo habían caído otra vez, y ello resultó en escasez y medidas de austeridad, lo que provocó huelgas y desórdenes de toda índole, cuando cientos de ciudadanos fueron muertos por los tropas. El señor Chávez reclama que estos eventos fueron el punto de partida de su “revolución”.
El dice que está vez será diferente, con el ejército al lado del pueblo contra los ricos, y una tensión económica que facilitó una oportunidad para moverse adelante con el socialismo.
Algunos de los propios partidarios del señor Chávez no están de acuerdo con las políticas confrontacionales. El señor José Vicente Rangel, quien sirvió por varios años como vicepresidente de Chávez y aún hoy muy cercano a él, dijo en su programa de televisión que los problemas que enfrenta el país no serán resueltos sin diálogo. El presidente dijo que entonces “no habrá pactos con la oligarquía”. Una respuesta que no concuerda con la necesidad de hacer la paz.
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