(El Nacional 20-06-09 Fausto Masso)
Chávez admitió que perdió el referéndum constitucional porque impuso los cambios constitucionales a la brava, pero si fuera derrotado en diciembre de 2010, la nueva Asamblea cambiaría el Tribunal Supremo, habría un nuevo fiscal general, un nuevo contralor y hasta otro CNE. Por ahora, manipula la ley electoral para ganar esas elecciones a como dé lugar, cambiando hasta los circuitos electorales. En Táchira, Miranda, Carabobo, Bolívar, Nueva Esparta y Caracas la indignación de los electores lo derrotará haga lo que haga. Chávez querrá unificar las distintas elecciones del próximo año en una sola, para ser otra vez un portaaviones electoral.
El discurso oficial lo lleva a no reconocer una posible derrota en las elecciones legislativas. Chávez ha definido su revolución como un enfrentamiento sideral entre proletarios y burgueses, acusa al adversario de antipatriota. ¿Alguien imagina a Bolívar dándole la razón a Boves? ¿A los patriotas doblegándose frente a los supuestos traidores’? ¿Consentirá Chávez en abandonar la retórica del hombre nuevo, en dar la espalda a la liberación de América Latina? ¿Abandonará a su suerte a Evo y a Ortega? ¿Cómo suponerlo aceptando que la Asamblea caiga en manos de sus adversarios, donde en vez de un Ismael García habrá por lo menos otros 30 asambleístas iguales al diputado de Podemos? Suprimir las estaciones del Metro en Las Mercedes envía un mensaje: a los escuálidos apenas se les tolera en una zona de tolerancia, pero no merecen que el Estado gaste un centavo en ellos. Así trató mucho tiempo el PRI mexicano a los miembros del PAN: les permitía gobernar Monterrey pero los perseguía en el resto del país. El PRI controlaba la prensa y la televisión, el mundo empresarial y sindical. Chávez sueña con una dictadura democrática similar a la del PRI, con la diferencia de que en México los presidentes cambiaban cada seis años.
¿Vale la pena votar cuando no se reconocerá el triunfo? ¿Ocurrirá como les ha sucedido a Pérez Vivas y Antonio Ledezma? Pues claro que sí, pues aún en ese caso extremo Chávez estará obligado a presentarse de una vez como una dictadura revolucionaria, ya no pretenderá que su gobierno sea el de una democracia latinoamericana. Por esa razón hay que votar el próximo año, aunque no respeten los resultados electorales.
¿Aceptará Chávez una derrota el próximo año?, repetimos. Por lo vientos que soplan, no parece probable, pero el diablo son las cosas. En cualquier caso, habría que votar para poner en evidencia a los chavistas de sentimiento democrático a tomar partido.
La Ley Electoral está demorando en aprobarse para conciliar intereses inconciliables. Los asambleístas chavistas de Zulia o Miranda rechazan que la minoría no quede representada, porque ellos saben que la oposición ganará cómodamente en esos estados; pero si la ley reconoce los derechos de la minoría la oposición ganará también otros circuitos en los estados chavistas.
Quizá pronto pregunte Chávez como Fidel Castro en 1959: Elecciones ¿para qué? Lleva diez años legitimando su gobierno con el paraguas electoral, ahora quizá lo abandone y tome otro camino, pero ¿dónde están los revolucionarios que los acompañarán por una vía estrecha y sacrificada? Parece que existe. // Print This Post
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