23/8/09

Así paga el comandante

Alberto Jordán Hernández

Jamás llegarían a imaginarse víctimas del odio del comandante quienes dejaron sin efecto el 13 de abril 2002 la renuncia a la Presidencia “la cual aceptó”, según el anunció en nombre del Alto Mando Militar, el Inspector General de la FAN, general en jefe Lucas Rincón. No solo el destino de ellos hubiera sido distinto al hoy padecido sino el de la misma República, de haber accedido a suministrarles el avión que rogaba para irse a Cuba; y de quien lo rescató del cautiverio.
“En vista de los acontecimientos suscitados, he decidido abandonar el poder”, le confesó al Arzobispo Baltazar Porras, entonces Presidente de la Conferencia Episcopal, la madrugada del viernes 12 de abril 2002. Quebrado el ánimo le brotó una lágrima, le pidió además de la bendición que rezara por él que le acompañe hasta la escalerilla del avión o de ser posible en el viaje”.
Sostenía ante quienes acordaron someterlo a custodia militar, que firmaba la renuncia si le mandaban fuera del país, porque pienso que soy menos problema para ustedes si me dejan salir que si permanezco aquí.
Dijo haber propuesto poner en el documento de renuncia la destitución del vicepresidente y de todo el gabinete para facilitarles las cosas.
Pero a diferencia de ciertos “defensores” del régimen que corrieron a pedir asilo, esconderse o a ponerse a la orden del nuevo gobierno; o como el tcnel Francisco Arias Cárdenas, quien en declaraciones a RCTV, lo acusó de “autor intelectual (de la matanza de la avenida Baralt) y jefe de esa banda de delincuentes; un paranoico, enfermo de poder, que cree estar poseído de una tarea histórica destruyendo y matando venezolanos”; no faltaron quienes le salvaron junto con su revolución.
Allí están los comisarios y agentes policiales que lejos de seguir la acción de los absueltos pistoleros de puente Llaguno, se dedicaron a controlar la manifestación cívica y evitar más muertes. A ellos condenó hasta treinta años de presidio la Juez Marjorie Calderón, en sentencia que puso de pláceme al comandante supremo en su enésima gira al exterior.
Y tampoco podía estar ausente un "soldado digno de mil batallas que nunca se irá del corazón del Ejército y de los venezolanos" . Su compadre y ex secretario de la Presidencia, el general en jefe Raúl Isaías Baduel, entonces comandante de la División de Paracaidistas y de la IV División de Infantería.
-Hermano -le imploraba en llamada a la medianoche del jueves para el viernes- te ruego, más que ordenarte, te ruego que no te conviertas ni tú, ni tu unidad, en un factor de derramamiento de sangre innecesariamente.
Al desconocer Baduel al nuevo gobierno y plantearse retomar Miraflores, ¡Salvó a la Revolución! - gritaban chavistas.
-Papá gracias por tu posición digna y la de tu unidad que ha sido el elemento de contención de que no ataquen al Palacio- le decía el tenientecoronel.
De quien fue actor principal para el retorno a la Presidencia y de cuyo régimen fue también Comandante General del Ejército y Ministro de la Defensa, dio "una orden cobarde” para su detención, solicitada por un fiscal que durante su gestión como ministro Baduel planteó su destitución. Es que Chávez “utiliza a las instituciones de justicia como mercenarios" .
Por eso no extraña a quien, en aquel vacío de Poder de abril, recibía llamadas de Fidel Castro para inquirir sobre la resistencia, observé pancartas con la consigna “Baduel, traidor, mereces el paredón”.
La desvergüenza de la dirigencia partidista que antes se le cuadraba militarmente a Baduel, llega a señalar su detención un “"montaje político", gestionado por los factores de oposición, a los fines de distraer la opinión pública; tal lo declaró .el secretario del PPT en Aragua.
Posiblemente se arrepientan quienes negaron al comandante avión para la huída, pero quienes evitaron más derramamiento de sangre en la manifestación y le restituyeron el Poder, son institucionalistas, no corruptos que reciben pago. www.elregionaldelzu lia.com

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