El Palacio de Itamaraty, la cancillería brasileña otrora reconocida
por su habilidad, tacto e inteligencia, contribuyendo a crear un
inédito "gobierno paralelo" prochavista en su embajada en Tegucigalpa,
empujó al "moderado" presidente Lula al ojo de un imprevisible
huracán, lo cual, ante Dios y ante la Historia, lo hace responsable
directo por lo que pueda acontecer en Honduras
Por Armando Valladares, 23 de septiembre de 2009, 09:35h.
El Palacio de Itamaraty, la cancillería del "moderado" presidente del
Brasil, Sr. Lula da Silva, al autorizar el ingreso a su embajada en
Tegucigalpa del depuesto presidente prochavista Zelaya como "huesped",
y no como "asilado", se involucró en los asuntos internos de Honduras
de la manera más brutal y menos diplomática posible. Contribuyó de esa
manera a crear en Honduras un inédito "gobierno paralelo" prochavista,
bajo el amparo de la extraterritorialidad.
Tal como advierten analistas brasileños, la diplomacia de Itamaraty,
otrora reconocida por su habilidad, tacto e inteligencia, acaba de
empujar a Lula, tal vez inadvertidamente, al ojo de un imprevisible
huracán que puede afectar el perfil de "moderación", "conciliación",
"diálogo" y "espíritu democrático" que ha estado esgrimiendo en los
últimos años. Y, sobre todo, lo hace responsable directo, ante Dios y
ante la Historia, por lo que pueda acontecer en Honduras.
De hecho, interviniendo de esa manera en los asuntos internos de
Honduras, la diplomacia de Itamaraty pasa a asumir la culpa directa
por las consecuencias de su decisión de usar su embajada para hospedar
al presidente depuesto y crear un "gobierno paralelo"; responsable,
inclusive, por hechos de violencia y hasta de sangre que puedan ocurrir.
El depuesto presidente Zelaya se ha dedicado a usar el recinto
diplomático para arengar a sus seguidores, contribuyendo a crear en el
país una situación explosiva. El propio presidente brasileño, tal vez
percibiendo de qué manera ha sido colocado en el ojo de un huracán por
su propia cancillería, pidió a Zelaya, desde Nueva York, donde asistió
a la inauguración de la Asamblea General de la ONU, que moderase su
lenguaje. Y también exigió el respeto de la extraterritorialidad de su
sede diplomática en Honduras, en el mismo momento en que Itamaraty
viola de esa manera elementales normas internacionales.
Con mayor énfasis aún que el colocado para insistir sobre el
levantamiento del "embargo" al régimen comunista de Cuba, la
cancillería brasileña monta un históricamente inédito "embargo" contra
el pueblo hondureño que no desea caer en el abismo chavista. En
momentos en que escribo estas líneas, el presidente Lula ha propuesto
una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, para
tratar de una delicada situacion que su propia diplomacia, tan poco
diplomáticamente, ha contribuido decisivamente a crear. Solamente
falta que la representante del Brasil en la ONU pida una intervención
militar en Honduras.
Como advirtió desde las páginas del influyente O Estado de S. Paulo el
analista político brasileño Roberto Lameirinhas, la vuelta de Zelaya,
rodeado de un "show mediático", en realidad va a "ampliar la fractura
social hondureña" y los que apostaron en el retorno del depuesto
presidente "parecen apostar en una popularidad que en realidad no
tiene", así como en una supuesta "disposición revolucionaria" de la
población hondureña que no existe. También desde las páginas de
referido matutino, el ex canciller Luiz Felipe Lampréia
Sin duda, la cuenta de pérdidas humanas, sociales y económicas la está
pagando el pueblo hondureño, sujeto a una incomprensión internacional
tal vez inédita en la Historia. Pero la cuenta política, ante Dios y
ante la Historia, en el caso de que Honduras sea brutalmente
arrastrada al abismo chavista, será el propio gobierno brasileño, su
actual presidente y su diplomacia los que tendrán que pagarla en buena
medida.
Si hoy, en América del Norte, el kerenskismo favorecedor de las
izquierdas está representado por el presidente Obama, tal como mostré
en reciente artículo publicado en El Heraldo, de Honduras, en América
del Sur, el kerenskismo talvez esté encarnado prototípicamente en el
presidente Lula, del Brasil, a quien Obama, durante la Cumbre de las
Américas, calificó como su "campeón".
Si Cuba comunista sobrevive hasta hoy, en buena medida ello se debe,
tal vez más aún que al apoyo de Chávez, al colosal sustento político,
diplomático y económico del kerenskismo lulista.
Si Chávez llegó hasta donde ha llegado, es porque en buena medida el
kerenskismo lulista, siempre alegando moderación, espíritu de diálogo
y necesidad de contemporización, le dio su anuencia y lo apoyó
públicamente en los momentos de más dificultad interna, contribuyendo
a desmoralizar a la oposición venezolana.
Si los gobiernos populistas-indigenistas de Bolivia y Ecuador están
efectuando las tropelías actuales, contribuyendo a la autodemolición
social, política y moral de ambos países, ello también se debe al
kerenskismo lulista que les ha proporcionado un respaldo decisivo, en
materia política y económica.
Si las presiones internacionales contra Honduras han llegado al punto
al que llegaron, ello se debe a las articulaciones del neoimperialismo
kerenskiano lulista, que por detrás de las bambalinas, y hasta por
delante de ellas, sin el menor pudor, se ha dedicado a a presionar al
gobierno estadounidense para asfixiar a esa pequeña gran nación que
los partidarios de la libertad en el mundo entero califican justamente
como un pequeño gran David del siglo XXI.
El "moderado" presidente brasileño integra junto con el presidente
Obama un "eje de la moderación" que objetivamente, e
independientemente de las intenciones de sus protagonistas, está al
servicio del "eje del mal" chavista y permite, con su espíritu
concesivo, que el "eje del mal" avance.
Hace casi 7 años, el 8 de octubre de 2002, en el conocido programa
televisivo del periodista Boris Casoy, el entonces candidato
presidencial Lula da Silva me llamó de "embustero de Miami" (en
portugués, "picareta") porque yo había contribuido a denunciar en una
serie de artículos, de una manera documentada e invariablemente
respetuosa, el vergonzoso apoyo de Lula a Cuba comunista y su política
en favor del "eje del mal" latinoamericano. En la ocasión, a falta de
argumentos, Lula respondió con un exabrupto.
La política externa de Itamaraty, durante los dos períodos del
presidente Lula al frente del gobierno del Brasil, fue confirmando
esas aprensiones. Hoy, con la precipitación de la aventura hondureña,
la diplomacia brasileña no ha hecho sino confirmar esas aprensiones.
Es la hora de proclamar las verdades que duelen a los Goliats
contemporáneos, en alta voz, claramente, argumentando y dando pruebas
irrefutables, todo ello hecho de una manera invariablemente educada y
respetuosa. He usado palabras sin lugar a dudas fuertes, pero pienso
que ellas son proporcionadas a la gravedad de la situación, y han sido
invariablemente respetuosas.
En recientes declaraciones al Washington Post, el embajador Jeffrey
Davidow, alto asesor del presidente Obama, reconoció que en la América
Latina de hoy un peligro mayor que el militarismo es el populismo de
tipo chavista. El embajador Davidoff dijo una media verdad. De hecho,
bajo varios puntos de vista, el mayor peligro es el "kerenskismo", que
prepara el camino para el populismo, el indigenismo y otros "ismos"
posmodernos que están tomando el lugar del comunismo clásico.
La heroica resistencia del pueblo hondureño negándose a ponerse el
"uniforme" zelayista-chavista, a pesar de las brutales presiones de
dirigentes internacionales, me recuerda la epopeya de un puñado de
presos políticos cubanos que, pese a brutales golpizas y torturas, se
negó durante años a vestirse con el "uniforme" de presos comunes. El
tirano Castro no pudo doblegarlos, y pasaron a la Historia como los
"presos plantados".
Que la Divina Providencia proteja a Honduras "plantada", que se niega
a ponerse el "uniforme" chavista y le continúe dando fuerzas e
inspiración para resistir, de la misma manera como David resistió y se
defendió contra Goliat.
Armando Valladares, ex preso político cubano "plantado", fue embajador
de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en
Ginebra, durante las administraciones Reagan y Bush. Acaba de recibir
en Roma un importante premio de periodismo por sus artículos en favor
de la libertad en Cuba y en el mundo entero.
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