Mucha falta le hacía al gobierno desviar la atención de la denigrante cumbre en Margarita, a la que nadie duda en calificar como “forajida”. Lula y la Bachelet engalanan al gremio. Convertida nuestra perla antillana en vomitivo del mundo, los comentarios dentro y fuera del país espeluznarían al más desfachatado, obviamente si se tratara de un desfachatado serio. Los hay. La gran moraleja es el riesgo de creer en conversos, así vengan del imperialista Brasil o del supuestamente escarmentado Chile. El régimen no puede con el boomerang en que se les convirtió el sarao de Porlamar. Lo de “hijo’er diablo” fue literal. Por eso entraron en la hacienda productiva número 601, destrozaron los cañaverales para facilitar el señalamiento de “improductiva” y escandalizaron con las horas de privación ilegítima de libertad para el respetado y circunspecto empresario Eduardo Gómez Sigala.
Tampoco les convenía que una huelga de hambre de estudiantes resueltos opacara la pretensión de pagar y darse los vueltos con que el dictador venezolano acostumbra acaparar el espacio mediático. Ellos reunieron la escoria en territorio patrio y ellos tenían igualmente que generar su propia cortina de humo. Es así como el fin de semana vivimos, al unísono, la humillación de ser anfitriones de sátrapas y asesinos de toda factura, al tiempo de soportar un atentado más contra la seguridad alimentaria del pueblo venezolano.
No obstante, le gente está dispuesta a probar que nada puede ser tan disuasivo como nuestra patética situación. Nada, ni siquiera los malabarismos del régimen para copar el escenario. Los chamos, con firme voluntad, iniciaron una huelga de hambre que se está convirtiendo en la protesta más extendida y significativa de cuantas se hayan presentado hasta el momento. Estudiantes de varias regiones del país, ahora acompañados por los presos políticos, incluidos abogados defensores de los derechos humanos, se encuentran sumados a este grito por la libertad, que amenaza con permear hacia la sociedad, incluso convocando a los compatriotas y demócratas fuera de nuestras fronteras, quienes muy bien podrían estar a punto de anunciar el arranque de acciones similares en distintas ciudades del mundo a fin de aumentar la presión internacional.
Hemos vuelto a los tiempos del segundo mandato de José Tadeo Monagas, en que la situación que se padecía en todos los órdenes de la vida nacional era tan patética que obligó a la valiente admonición del obispo Mariano Talavera, quien le espetó al autócrata, entre otras cosas, el mismo día en que tomó posesión: “Parece, Señor, que los males físicos, morales y políticos se han confederado para oprimir esta desgraciada República: carestía de la subsistencia; atraso de la agricultura; amargo malestar de las familia; reclamaciones extranjeras; silencio sepulcral de la prensa; erario exhausto; agio llevado al escándalo; justicia envilecida; garantías violadas; amenazas de muerte; robos sacrílegos y asesinatos nocturnos”. Aquello que no les suene literal en nuestros días, crean que está a punto de serlo. Lo cierto es que en algunos cruciales aspectos, monseñor Talavera se quedaría corto en esta Venezuela del bandolerismo y la ventaja hechos poder.
Macky Arenas
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