25/9/09

Una y mil razones

Las cartas de Myriam

El sueño fatuo, del adicto a la epopeya criminal castrista, de gobernar sin opositores, se le ha convertido en amarga pesadilla… El juego perverso de descalificar y satanizar al adversario, al que creyó domar con duros latigazos; con bravatas consuetudinarias; con ofensas e insultos impropios, de un Jefe de Estado, ya no asustan a la colectividad, por el contrario, la estimula. En la medida que recrudece la persecución y el injusto encarcelamiento, de líderes y estudiantes, en esa misma medida la rebeldía crece y la protesta se desborda. Los “escuálidos,” se han multiplicado y en masa compacta salen al asfalto, a demostrar, que no están dispuestos a ser vasallos del Dedo Despótico.

Convencidos: de su indefensión jurídica; de la inutilidad de unos organismos internacionales podridos en sus propios intereses; del menosprecio a la vida y a la libertad del disidente y la cobarde ola de terror, desatada por los Poderes Públicos, tomaron conciencia de que la fuerza radica en ellos mismos y no en otras voluntades, que sólo con firmeza, la sociedad civil podrá recuperar: República y democracia.

La pasión por las amistades peligrosas, las alianzas de alto voltaje con terroristas de Oriente y Occidente; las triangulaciones, que están siendo investigadas por la Fiscalía Norteamericana; la amenaza militar a los vecinos y la conspiración por imponer un estatismo de tendencia totalitaria, en los pueblos latinoamericanos, son razones suficientes para alertar a los que tienen el deber de velar por la seguridad de la Nación. Sería inaudito, que los institucionalistas amparen una “revolución” moralmente devaluada, que sólo ha generado violencia y anarquía, que absuelve a pistoleros con prontuarios delictivos y condena con la pena máxima a ciudadanos probos e inocentes.

No se pueden ocultar debajo de la alfombra roja: el enriquecimiento de una élite de funcionarios públicos, que viven en condiciones socioeconómicas superiores a la de sus connacionales; la vocación por el lujo y el boato del líder “revolucionario”; el costo millonario de mantener a cineastas e “intelectuales” escribiendo mercenarias loas, mientras la población padece todo tipo de carencias y los servicios públicos colapsan. He allí la igualdad que pregonan los promotores del comunismo-farsante-corrupto-y-vividor, que al igual que sus antecesores rojos, toman como bandera la pobreza, para burlarse una vez más de los humildes y subyugar a los pueblos que ignoran u olvidan su historial de crímenes.

Por otra parte, es crimen de Estado, el que miles y miles de millones de dólares se hayan invertido y se sigan invirtiendo, únicamente en promocionar los delirios del jefe de gobierno, estafando a un pueblo sin pan y sin techo, a un país pleno de calamidades.

No podrá haber perdón, para los golpistas militares y los colaboracionistas, de un complot extraterritorial. Para los que entregaron la Nación a una izquierda sin luces, sedienta de poder y con vocación de riqueza. Para los que arrasaron con el presente y el futuro, con los anhelos de progreso y desarrollo. Después de una década de infamias, somos un país ajeno, despedazado, sin fortaleza económica, dependiente de las ambiciones de otros. ¡He allí la independencia que pregona, el imitador de Castro!.. ¡El explotador y disponedor, de los ingresos más cuantiosos de la historia!...

Entre tantos desvaríos, la deuda monetaria y la social crecen al mismo ritmo que los universales despilfarros. Las carreteras y los puentes se desploman; la oscuridad invade a pueblos y a ciudades por la frecuente interrupción de la energía eléctrica. Un país aterrado, por el auge de la delincuencia común y política; por la devaluación de la moneda; la inflación desmesurada y por leyes que confiscan derechos constitucionales. Pero ni males ni calamidades, podrán doblegar el espíritu libertario y democrático de los venezolanos.


¡Somos un pueblo abusado pero no rendido!... ¡Tenemos una y mil razones para no claudicar!...

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