AJUSTE DE CUENTAS
De Chulos y Comunistas
Si alguna miseria de su condición humana no puede disimular quien sea comunista, es su tendencia a comer a costillas de los demás, con el cuento de la solidaridad proletaria para no trabajar y adueñarse del usufructo de quienes producen.
El ejemplo más patético de este caradurismo militante, lo vivió la comunidad ucevista en los años 60, hasta las postrimerías del siglo 20. Época, en la que una pandilla de holgazanes agrupada en la izquierda, saqueó las arcas de la noble institución, al punto de convertirla en lo que es hoy PDVSA donde, esos mismos chulos envejecidos siguen esquilmando el erario público junto a los nuevos chupacabras, civiles y militares, que medran del delirio mussoliniano de bolivita.
De aquella chuleta de antaño en la UCV (Universidad Central de Venezuela), fueron figuras procesaras: Edmundo Chirinos, Eleazar Díaz Rangel, Earle Herrera, Romulito Henríquez, Elías Eljuri, Edgar Navarro, Samuel Moncada, José Rafael Ramírez, Farruco Sesto y Trino Alcides Díaz – entre los muchos profesores- amantes de la papita pelada. Por la FCU: Pável Rondón, Eduardo Semtei, Juan Barreto y el más aprovechador de todos, Jorgito Rodríguez. Además de las dirigenticas de Periodismo Dessire Santos y Helena Salcedo y los encapuchados, con Elías Jajua a la cabeza. Legión de mantenidos, que ahora voltea hacia otro lado cuando bolivita amenaza con intervenir a la universidad.
Qué decir de su rojo personal administrativo, agrupado en la Asociación de Empleados de la UCV, defensora de estos manganzones, enemigos de la institución, por aquello de: "No regalar el trabajo al patrón. Empleador que los acogió, después de la locura guerrillera. ¡Díganlo ahí! La embajadora Nora Uribe, la diputada Aurora Morales y el ministro José Khan; El Chino, algunos de sus más conspicuos dirigentes, que tampoco nunca cumplieron ni una hora de trabajo.
Fuera de la UCV, mención especial merecen las pequeñas franquicias políticas: PPT, Podemos, el quebrado PCV, el gris MEP, las micro organizaciones de maletín, conformes con las migajas de poder y los alegres comunistas de nuevo cuño, más contentos que gay Sero Negativo.
Manguangua roja, demasiado evidente en el peinado de la directora de la Radio Nacional -que no va con el pelo desastroso, de Iris Varela. En las botas francesas de Cilia Flores, quien todavía no sabe caminar con ellas, en el vestidito, de su segunda en la Asamblea. En el traje comprado en Nueva York, que le queda nadando a Darío Vivas, en la cirugía de las bolsas en los ojos de Freddy Bernal, recomendable al diputado Roberto Hernández. En el edredón de lujo que el burgomaestre mayor usa como chaqueta, en las 4X4 de los dirigentes medios. Y, finalmente, en lo más descarado: en la Hommer que bolivita destrozó con un tractor, en un ataque de austeridad por el dispendio de recursos del Estado, que hace su familia.
La piara roja de Brasil llegó al olfatear que el delirante paga para que lo quieran y Lula lo engatusó con la venta de un puente, por el doble de lo que cuesta uno hecho aquí. Hasta Evo, con su cara de pendejo le metió la coca virgen, a precio de perico colocado en Nueva York. "Chulerías de camaradas", diría en lengua aymara el indiecito, muerto de la risa.
El lambucio que se llevó la mejor tajada impresionó a bolivita, con un paso de tango y su pinta de cabrón de burdel porteño. Colocó el paquete chileno de los bonos basura y se llevó lo suyo.
Cerrado el negocio, el camarada narizón se alejó cantando Cambalache: "/Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, lo mismo un burro que un gran señor/". Valioso aporte que el caradurismo montonero dejó como propina a los socialistas del siglo XXI. Salida que no le gustó a Fidel, por lo que Raúl recordó al garufa: -¡Che, lamiendo botas, tú no le ganás a los cubanos! ¡Si vas vivir de un pendejo, recuerda que nosotros templamos esas bolas primero!
¡Qué comunismo del carajo!
De Chulos y Comunistas
Si alguna miseria de su condición humana no puede disimular quien sea comunista, es su tendencia a comer a costillas de los demás, con el cuento de la solidaridad proletaria para no trabajar y adueñarse del usufructo de quienes producen.
El ejemplo más patético de este caradurismo militante, lo vivió la comunidad ucevista en los años 60, hasta las postrimerías del siglo 20. Época, en la que una pandilla de holgazanes agrupada en la izquierda, saqueó las arcas de la noble institución, al punto de convertirla en lo que es hoy PDVSA donde, esos mismos chulos envejecidos siguen esquilmando el erario público junto a los nuevos chupacabras, civiles y militares, que medran del delirio mussoliniano de bolivita.
De aquella chuleta de antaño en la UCV (Universidad Central de Venezuela), fueron figuras procesaras: Edmundo Chirinos, Eleazar Díaz Rangel, Earle Herrera, Romulito Henríquez, Elías Eljuri, Edgar Navarro, Samuel Moncada, José Rafael Ramírez, Farruco Sesto y Trino Alcides Díaz – entre los muchos profesores- amantes de la papita pelada. Por la FCU: Pável Rondón, Eduardo Semtei, Juan Barreto y el más aprovechador de todos, Jorgito Rodríguez. Además de las dirigenticas de Periodismo Dessire Santos y Helena Salcedo y los encapuchados, con Elías Jajua a la cabeza. Legión de mantenidos, que ahora voltea hacia otro lado cuando bolivita amenaza con intervenir a la universidad.
Qué decir de su rojo personal administrativo, agrupado en la Asociación de Empleados de la UCV, defensora de estos manganzones, enemigos de la institución, por aquello de: "No regalar el trabajo al patrón. Empleador que los acogió, después de la locura guerrillera. ¡Díganlo ahí! La embajadora Nora Uribe, la diputada Aurora Morales y el ministro José Khan; El Chino, algunos de sus más conspicuos dirigentes, que tampoco nunca cumplieron ni una hora de trabajo.
Fuera de la UCV, mención especial merecen las pequeñas franquicias políticas: PPT, Podemos, el quebrado PCV, el gris MEP, las micro organizaciones de maletín, conformes con las migajas de poder y los alegres comunistas de nuevo cuño, más contentos que gay Sero Negativo.
Manguangua roja, demasiado evidente en el peinado de la directora de la Radio Nacional -que no va con el pelo desastroso, de Iris Varela. En las botas francesas de Cilia Flores, quien todavía no sabe caminar con ellas, en el vestidito, de su segunda en la Asamblea. En el traje comprado en Nueva York, que le queda nadando a Darío Vivas, en la cirugía de las bolsas en los ojos de Freddy Bernal, recomendable al diputado Roberto Hernández. En el edredón de lujo que el burgomaestre mayor usa como chaqueta, en las 4X4 de los dirigentes medios. Y, finalmente, en lo más descarado: en la Hommer que bolivita destrozó con un tractor, en un ataque de austeridad por el dispendio de recursos del Estado, que hace su familia.
La piara roja de Brasil llegó al olfatear que el delirante paga para que lo quieran y Lula lo engatusó con la venta de un puente, por el doble de lo que cuesta uno hecho aquí. Hasta Evo, con su cara de pendejo le metió la coca virgen, a precio de perico colocado en Nueva York. "Chulerías de camaradas", diría en lengua aymara el indiecito, muerto de la risa.
El lambucio que se llevó la mejor tajada impresionó a bolivita, con un paso de tango y su pinta de cabrón de burdel porteño. Colocó el paquete chileno de los bonos basura y se llevó lo suyo.
Cerrado el negocio, el camarada narizón se alejó cantando Cambalache: "/Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, lo mismo un burro que un gran señor/". Valioso aporte que el caradurismo montonero dejó como propina a los socialistas del siglo XXI. Salida que no le gustó a Fidel, por lo que Raúl recordó al garufa: -¡Che, lamiendo botas, tú no le ganás a los cubanos! ¡Si vas vivir de un pendejo, recuerda que nosotros templamos esas bolas primero!
¡Qué comunismo del carajo!
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