2/10/09
El imperio se desmorona: ESTA TORRE DE BABEL
28 Sep 2009
El imperio se desmorona:
ESTA TORRE DE BABEL
por Lyndon H. LaRouche, Jr.
28 de septiembre de 2009
A menos que se lleve a cabo muy pronto un sistema de bancarrota purgante, todo el sistema mundial de Estados nacionales se desintegrará pronto, uno detrás del otro, al estilo de una reacción en cadena. Podría ocurrir tan pronto como como en algún momento de octubre. Si se permite que ocurra, llegará como resultado del derrumbe hiperinflacionario, como el de la Alemania de Weimar en 1923, pero esta vez no solo en una nación aislada; el planeta entero se derrumbará, y las naciones descollantes simplemente de desintegrarán. Esto se puede detener ahora, si mi propuesta de una reorganizació n de bancarrota convierte a ciertas naciones prominentes del actual sistema monetario internacional, en un sistema crediticio del tipo que estipula la Constitución Federal de Estados Unidos. De otra manera, la ruina ya es inevitable.
Hay dos hechos principales que se deben considerar, si se han de entender las razones de dicha amenaza a todo el sistema mundial. La primera consideración se especifica en mi "Curva Triple". Esa "Curva Triple" identifica la razón científica del porqué dicho derrumbe estará plenamente maduro en el mismo Estados Unidos tan temprano como en algún momento de octubre. Para descubrir por qué dicho derrumbe de EU detonaría un derrumbe inmediato en reacción en cadena en todo el mundo, es necesario considerar los efectos de 40 años conjuntos de dos factores combinados. El primero de estos co-factores, es la difusión del "libre comercio". El segundo, es el co-factor fundamentalmente agravante de la política que han dado en llamar "globalizació n". Estos dos co-factores han, de hecho, destruido las barreras inherentes a la economía del Estado nacional soberano moderno que han actuado como "cortafuegos" para impedir la propagación de un efecto de reacción en cadena por el crac de una o varias económicas combinadas, que derrumben a todas las economías del mundo. Se le puede llamar con toda justicia a esta amenaza a la civilización mundial el "efecto Monsanto", debido al efecto de las prácticas monopólicas que se le han permitido a Monsanto, contrario a todo derecho razonable, en el campo de los cereales.
El efecto del proceso de "globalizació n" ha destacado las siguientes manifestaciones emblemáticas.
La globalización hoy
Lo que hoy se llama "globalizació n", comenzó a fines de los 1940 y los 1950, con los llamados "establecimientos evasores" [conocidos en EUA como runaway shop que se utilizaban para evadir la acción de los sindicatos]. Por ejemplo: industrias que se habían desarrollado en la región de una cultura de cualidad relativamente superior, fueron transferidas de esas zonas hacia otras de trabajo barato. Esta pauta, que se inició en Estados Unidos con el viraje hacia los mercados de trabajo barato caracterizados por estándares de vida intelectual más pobres, resultó en una reducción de los niveles de vida en toda la economía nacional. De este modo, se derivaba la ganancia no de los adelantos en la cultura y la productividad en general, sino en el abaratamiento del trabajo, y la transferencia de la producción a regiones de menor productividad.
El proceso de degeneración económica de la economía mundial en su conjunto, ha procedido hacia lo que se ha llegado a conocer como "globalizació n" hoy día. La política de la "globalizació n" consiste en la tendencia a que las naciones dejen de producir los productos que esa nación consume, para transferir la producción de lo solían producir y consumir, a otras naciones, socavando de tal modo, y prácticamente destruyendo la existencia incluso de la seguridad alimentaria en la nación propia. El control de la producción y el consumo, ahora recae en los carteles financieros internacionales, los cuales determinan quien vive y quien muere, en márgenes de precios, y de salarios de producción, los cuales controla el cartel financiero.
El efecto asintótico al cual converge este proceso es una copia de la Torre de Babel bíblica, en la cual los que habían sido culturales lingüísticas efectivas intelectualmente degeneraron a condiciones relativas de estupidez cultural entre una masa de esclavos.
El efecto colateral de esto, bajo las condiciones presentes del mundo ya establecidas, es que cualquier crac financiero en cualquier nación angular del proceso global se propaga como fuego en un bosque golpeado por la sequía por toda la economía mundial en su conjunto.
El caso de China es ejemplar. China fue utilizada como tiradero de la producción de bienes que se habían publicado en las economías de otras naciones, Estados Unidos más notablemente. China dependía también de las tecnologías avanzadas como las de Alemania, las cuales a Alemania ya no se le permitía producir para su propio consumo. Cuando se desplomó el mercado exterior de los bienes que China producía, China enfrentó de repente dos efectos descollantes: Había perdido los mercados a los cuales se había acondicionado a depender su economía, y en consiguiente enfrentaba la hechura de una crisis social en su nación.
Hay otro aspecto doble del predicamento que se le ha creado a China debido a la suerte de la economía estadounidense y la incompetencia del gobierno estadounidense bajo el Presidente George Bush. Estados Unidos tenía una deuda de unos $2 billones de dólares con China, los cuales no tenía intención expresa de pagar, ni siquiera mediante el expediente obvio de proporcionarle a China crédito de largo plazo para financiar inversiones en un margen mayor de independencia económica mediante mejoras de capital dentro de la misma China.
Bajo un sistema juicioso de relaciones entre los Estados nacionales soberanos, se alienta a cada nación a proteger su economía interna con medidas proteccionistas, en especial en el establecimiento de una autosuficiencia de aproximadamente un 80% del consumo esencial total, y mediante acuerdos arancelarios con otras naciones que, en una gran medida, protegen a cada nación de los choques intolerablemente severos que irradian de los problemas que se generan en otras naciones. La autosuficiencia económica esencial y la soberanía nacional eficiente constituyen la esencia de un orden mundial cuerdo.
La globalización y las medidas relacionadas han destruido prácticamente esa protección de la que gozaban los Estados soberanos como defensa contra los desórdenes graves que surgían en otras partes del planeta.
De tal modo, un desplome del dólar estadounidense significaría un derrumbe en reacción en cadena inmediata por todas partes del planeta en su conjunto.
Para una contingencia tal como la que ya estamos enfrentando para octubre, el único remedio es la supresión de la causa principal del explosivo desorden monetario hiperinflacionario, sometiendo a la economía a un procedimiento de bancarrota con base en las normas de bancarrota de la legislación Glass-Steagall del sistema bancario nacional. Los derivados financieros y categorías similares de valores ficticios simplemente serían desbridados bajo normas de bancarrota, mientras que el sistema bancario que opere bajo las normas Glass-Steagall continuaría funcionando, aunque bajo la protección de bancarrota, en caso de que el banco fuese "salvable" en cualquier sentido significativo. Esto es lo que había propuesta en mi Ley de Protección a la Banca y los Propietarios de Vivienda de 2007. Si esa legislación no hubiese sido bloqueada por el representante Barney Frank y demás, hoy estuviésemos saliendo "del bosque de crisis".
Hoy, se requiere más. Sin la creación de un nuevo sistema crediticio, para sustituir a todos los sistemas monetarios, mediante un acuerdo piloto para este efecto entre Estados Unidos, Rusia, China e India, ninguna nación quedará en pie, incluyendo a esas cuatro, para cuando se asiente el humo sobre un mundo cuya población se reduce rápidamente desde los 6,700 millones de seres humanos actuales, a unos 2 millones o menos; alrededor del nivel que el príncipe Felipe de Gran Bretaña ha declarado como su intención.
El tiempo se agota. Suponer que Estados Unidos atravesare este mes de octubre, ya es un gran trecho.
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