La manera de negar la realidad es con invenciones a conveniencia del mandatario
En autocracia, dijo alguien, las mentiras son buenas y las verdades son falsas. Muy fácil es entender con esta síntesis la realidad macabra que se vive desde hace años en la Venezuela de las dos caras. Un país que se vende como el paraíso, no es ciertamente un lugar fácil para vivir, para nadie ni para los pobres ni los menos pobres. Ese otro país donde matan a la gente como animales indefensos y las mujeres paren en la calle evidencia que se vive en un infierno. Al contrario del mito revolucionario, el venezolano no va hacia el "Paraíso", es que ese paraíso nunca ha existido ni existirá.
La nación que se muestra a través de los medios es una cosa, la nación real es otra, una región donde sus calles se han convertido en estercolero con residuos de excrementos, fetidez y basura. El país que se pone de referencia en Derechos Humanos, cuando se ve su cara real, cuando se vive en Venezuela, cuando se quita la careta al mensaje dislocado lo que se evidencia es que las leyes se han convertido en parapetos. Abundan ciudadanos y presos en huelga de hambre y cientos escenifican diarias protestas que van desde coserse la boca hasta proferir maldiciones&
Desde antaño se conoce de la falsedad de los políticos, en todas sus manifestaciones, de la hipocresía, de los intereses económicos que aplastan la moral y de un mundo que está siendo azotado por la burla a la ética, a la dignidad y a la condición humana. Y Venezuela parece haberse convertido en la región preferida para perfeccionar todos los vicios.
¡Y algo peor&! Convertida en una sociedad escindida y extraviada para que pueda existir el país de las mentiras, apariencias e irrealidades. Aquí tiene que agigantarse el show, las cumbres, la represión, la tragedia y la compra de conciencias y votos con dinero que se convierte en mísero cuando es regalado o robado. La manera de negar la realidad es con invenciones a conveniencia del mandatario. En la medida que más se afea el rostro las máscaras son más escandalosas y cínicas. Venezuela es un país donde el ciudadano sufre todos los días con la crueldad que significa percibir que a costa de su desventura se monta mediáticamente otra nación ante la disimulada indiferencia o la impúdica complicidad de la opinión pública mundial.
Dato: siga el "Grado de locura en Venezuela" por twitter.com/
LuisJUzcategui
En autocracia, dijo alguien, las mentiras son buenas y las verdades son falsas. Muy fácil es entender con esta síntesis la realidad macabra que se vive desde hace años en la Venezuela de las dos caras. Un país que se vende como el paraíso, no es ciertamente un lugar fácil para vivir, para nadie ni para los pobres ni los menos pobres. Ese otro país donde matan a la gente como animales indefensos y las mujeres paren en la calle evidencia que se vive en un infierno. Al contrario del mito revolucionario, el venezolano no va hacia el "Paraíso", es que ese paraíso nunca ha existido ni existirá.
La nación que se muestra a través de los medios es una cosa, la nación real es otra, una región donde sus calles se han convertido en estercolero con residuos de excrementos, fetidez y basura. El país que se pone de referencia en Derechos Humanos, cuando se ve su cara real, cuando se vive en Venezuela, cuando se quita la careta al mensaje dislocado lo que se evidencia es que las leyes se han convertido en parapetos. Abundan ciudadanos y presos en huelga de hambre y cientos escenifican diarias protestas que van desde coserse la boca hasta proferir maldiciones&
Desde antaño se conoce de la falsedad de los políticos, en todas sus manifestaciones, de la hipocresía, de los intereses económicos que aplastan la moral y de un mundo que está siendo azotado por la burla a la ética, a la dignidad y a la condición humana. Y Venezuela parece haberse convertido en la región preferida para perfeccionar todos los vicios.
¡Y algo peor&! Convertida en una sociedad escindida y extraviada para que pueda existir el país de las mentiras, apariencias e irrealidades. Aquí tiene que agigantarse el show, las cumbres, la represión, la tragedia y la compra de conciencias y votos con dinero que se convierte en mísero cuando es regalado o robado. La manera de negar la realidad es con invenciones a conveniencia del mandatario. En la medida que más se afea el rostro las máscaras son más escandalosas y cínicas. Venezuela es un país donde el ciudadano sufre todos los días con la crueldad que significa percibir que a costa de su desventura se monta mediáticamente otra nación ante la disimulada indiferencia o la impúdica complicidad de la opinión pública mundial.
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