28/12/09

Carta de Bolívar a Miraflores

Panteón Nacional, Caracas
28 de diciembre de 2009

A. S. E. Señor Presidente de la República Bolivariana de Venezuela

He tenido el tormento de saber, por las tan apreciables comunicaciones que he recibido, que Vd. desea, a nombre de la revolución que lleva mi apellido, burlar el voto popular. Mediante enredos, Vd. desea conducir a nuestro país a lo que llama el socialismo, introduciendo leyes que no recogen la expresión del deseo nacional: recuerde Vd. que la población ya votó, y que su sueño no debe ser reprimido.
El resultado de sus acciones, y políticas, han causado mucho, mucho, daño a mi nombre, no sólo porque mezclar bolivarianismo con socialismo representa una gran contradicción (mi preocupación fue siempre la libertad, incluida, entre las principales, la económica), sino también porque lamentablemente su gobierno ha hecho todo lo posible por depreciar nuestro signo monetario, el cual también lleva mi nombre.
La razón es que Vd. ha fallado al: incrementar aún más nuestra dependencia de los hidrocarburos y de las importaciones; mantener un diferencial de cambio mediante el cual (a costa de los pobres) se consolida una nueva elite; no reconocer la sobrevaluación del cambio y los salarios nacionales; emitir deuda en dólares para financiar el gasto corriente y mantener la sobrevaluación mencionada; fomentar y hacer que persista la inflación, decretando todos los 1° de mayo incrementos del salario mínimo superiores a los de nuestra productividad; limitar nuestras exportaciones a dos cosas: hidrocarburos y bonos de deuda en dólares de la República, cuya producción y emisión no genera empleo; mantener un inhumano control de precios y cambios; atacar al empresariado nacional, limitar la inversión extranjera al negocio petrolero; olvidarse de la industria eléctrica, minera, metalúrgica, metalmecánica, del turismo, la informática, el cuero, textiles, vestido, agroindustria y manufacturas; maximizar las filtraciones internas y externas (importaciones y fugas de divisas); fomentar la especulación cambiaria; preocuparse por el Mercosur en vez de por Colombia y los países que tuve el grandísimo honor de libertar (la CAN); incrementar el riesgo jurídico, político y personal; reducir la rentabilidad de la inversión asociada al producto y empleo nacional; incrementar las trabas, trámites, y obstáculos para la constitución de empresas, etcétera.
Por ello, cada día que pasa, Vd. deprecia el bolívar; es decir, Vd. deprecia mi nombre.
Señor Presidente, en función de la pacificación de nuestra Patria, le sugiero se dedique Vd. a gobernar para todos y enderezar los entuertos. Las libertades consagradas en la Constitución, reflejo del deseo popular, han de ser respetadas.
Nunca olvide que permanezco vivo en el espíritu de todos mis conciudadanos.
Bolívar

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