Pedro Lastra
“Infinitamente más criminales son los Fernández Barrueco & Co. que los desconocidos de siempre.”
“¿Quién es más criminal: quien asalta un banco o quien lo funda?”
Bertolt Brecht, La Opera de Tres Centavos.
Nunca como ahora, en esta triste y desvencijada Venezuela que naufraga bajo el imperio de los Chávez, tuvo más pertinencia la grave interrogante brechtiana: “¿Quién es más criminal: quien asalta un banco o quien lo funda?”. Quienes desde el BND, el Banco de los Trabajadores y la grave crisis financiera de los Gómez López creíamos haberlo visto todo o casi todo en materia de estafas y fraudes financieros debemos confesar nuestra supina ignorancia. Tuvimos que esperar por el evitable ascenso de don Hugo Rafael Chávez Frías, personaje como salido del imaginario brechtiano, para resolver el enigma: infinitamente más criminales son los Fernández Barrueco & Co. que los desconocidos de siempre, esos que esperan las horas pico para penetrar en una modesta agencia bancaria y arriesgar sus vidas para salir escapando con una mollejita del tesoro de las mil y una noches de la Quinta República.
Porque estos señores, los mafiosos de Mercal y el transporte naviero de petróleo y gasolina al por mayor, los Torres Ciliberto y la pluridimensional banda de asaltantes estatales y paraestatales, oficinescos y ministeriales, véase a los Diosdados y José Vicentes, a los Ruperti y Chacón Escamillos, a los rojo rojitos Rafaeles Ramírez y Jorges Rodríguez para no olvidar a la dinastía sabanetera en pleno. Son los propios criminales del universo cambiario y financiero, especulativo y accionario. Y desde la fundación del Hotel Chana, el Alba y el Hilton de Margarita: mafiosos del universo hotelero. Pues nunca mejor puesto el título de las noches que acompañan a Alí Babá: en mil y una noches se hicieron con 4 mil, con 3 mil, con 2 mil millones de dólares. Y así sume y siga, sin parar de contar.
Pobres y miserables los Kaufmann, los Durán, los Antonini Wilson y los maleteros de PDVSA. No llegaron más que a reunir doscientos millones y alguito. Y aún más misérrimos y limpios las Cilias Flores y los Maduros, los Alí Rodríguez y el perraje parlamentario, tribunalicio y funcionaril: ninguno de ellos llega a los 10 milloncejos.
Esto, por ahora. Que la pregunta pertinente como para enfrentar de una buena vez a la banda de los Chávez – dejando en paz a esos sacrificados militantes del PPT o del PCV que no se comen una rosca y juran que acompañan al caudillo por una causa justa y noble mientras duermen con los pantalones debajo del colchón, se lavan la única camisita y se trasladan en carritos por puesto – es la vieja pregunta de las cien mil lochas: ¿dónde están los riales?
Millones de venezolanos sufren en estos mismos momentos por la desaparición de sus ahorros gracias a la prestidigitación de los matones de cuello blanco del PSUV y el teniente coronel. Sin saber qué harán para parar el arbolito de navidad y las hallacas de fin de año. Son los familiares de esos casi ochocientos mil cuentahabientes de los cuatro bancos intervenidos, a los que años y años de sacrificios se les hacen agua. Todo gracias a la avaricia homérica, colosal y monstruosa de una pandilla de criminales rojo rojitos.
En esto paró la utopía del socialismo del siglo XXI: en el más escalofriante crimen financiero de nuestra historia. No tendrán perdón de Dios.
“Infinitamente más criminales son los Fernández Barrueco & Co. que los desconocidos de siempre.”
“¿Quién es más criminal: quien asalta un banco o quien lo funda?”
Bertolt Brecht, La Opera de Tres Centavos.
Nunca como ahora, en esta triste y desvencijada Venezuela que naufraga bajo el imperio de los Chávez, tuvo más pertinencia la grave interrogante brechtiana: “¿Quién es más criminal: quien asalta un banco o quien lo funda?”. Quienes desde el BND, el Banco de los Trabajadores y la grave crisis financiera de los Gómez López creíamos haberlo visto todo o casi todo en materia de estafas y fraudes financieros debemos confesar nuestra supina ignorancia. Tuvimos que esperar por el evitable ascenso de don Hugo Rafael Chávez Frías, personaje como salido del imaginario brechtiano, para resolver el enigma: infinitamente más criminales son los Fernández Barrueco & Co. que los desconocidos de siempre, esos que esperan las horas pico para penetrar en una modesta agencia bancaria y arriesgar sus vidas para salir escapando con una mollejita del tesoro de las mil y una noches de la Quinta República.
Porque estos señores, los mafiosos de Mercal y el transporte naviero de petróleo y gasolina al por mayor, los Torres Ciliberto y la pluridimensional banda de asaltantes estatales y paraestatales, oficinescos y ministeriales, véase a los Diosdados y José Vicentes, a los Ruperti y Chacón Escamillos, a los rojo rojitos Rafaeles Ramírez y Jorges Rodríguez para no olvidar a la dinastía sabanetera en pleno. Son los propios criminales del universo cambiario y financiero, especulativo y accionario. Y desde la fundación del Hotel Chana, el Alba y el Hilton de Margarita: mafiosos del universo hotelero. Pues nunca mejor puesto el título de las noches que acompañan a Alí Babá: en mil y una noches se hicieron con 4 mil, con 3 mil, con 2 mil millones de dólares. Y así sume y siga, sin parar de contar.
Pobres y miserables los Kaufmann, los Durán, los Antonini Wilson y los maleteros de PDVSA. No llegaron más que a reunir doscientos millones y alguito. Y aún más misérrimos y limpios las Cilias Flores y los Maduros, los Alí Rodríguez y el perraje parlamentario, tribunalicio y funcionaril: ninguno de ellos llega a los 10 milloncejos.
Esto, por ahora. Que la pregunta pertinente como para enfrentar de una buena vez a la banda de los Chávez – dejando en paz a esos sacrificados militantes del PPT o del PCV que no se comen una rosca y juran que acompañan al caudillo por una causa justa y noble mientras duermen con los pantalones debajo del colchón, se lavan la única camisita y se trasladan en carritos por puesto – es la vieja pregunta de las cien mil lochas: ¿dónde están los riales?
Millones de venezolanos sufren en estos mismos momentos por la desaparición de sus ahorros gracias a la prestidigitación de los matones de cuello blanco del PSUV y el teniente coronel. Sin saber qué harán para parar el arbolito de navidad y las hallacas de fin de año. Son los familiares de esos casi ochocientos mil cuentahabientes de los cuatro bancos intervenidos, a los que años y años de sacrificios se les hacen agua. Todo gracias a la avaricia homérica, colosal y monstruosa de una pandilla de criminales rojo rojitos.
En esto paró la utopía del socialismo del siglo XXI: en el más escalofriante crimen financiero de nuestra historia. No tendrán perdón de Dios.
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