Bancos al banquillo
Cero y van cuatro
L a verdad es que el cinismo del socialismo del siglo XXI
no tiene límites, y si los llegara a tener estaría representado por un
logotipo en el que aparecería una gran camisa de fuerza, porque el cinismo,
el egocentrismo y la locura marchan de la mano no sólo en la
irresponsabilidad en el manejo de la cosa pública, sino también en la
vulgaridad de enmascarar el origen de los mayores desatinos.
El domingo, el Presidente de la República se dirigió a sus copartidarios y
les habló en términos irresponsables y brutales sobre lo que pensaba hacer
con los bancos privados, al punto de amenazarlos con el cierre y la
nacionalizació n inmediata. Desde luego, el público fanatizado dio por hecho
que su líder estaba "bien dateado" sobre el estado de la mayoría de las
entidades bancarias que operan en el país.
Lo cierto es que cuando el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, terminó de
digerir (luego de rumiar un largo año de irregularidades) que cuatro simples
cascarones de bancos estaban haciendo operaciones ilegales más propias de un
mago o de un animador de semáforos en Caracas fue que estalló el escándalo.
Pero ya el problema lo conocía todo el mundo, hasta los mensajeros y
motorizados de esas mismas entidades bancarias. De manera que estamos ante
una crisis que no sólo fue fomentada por el Gobierno, sino alentada por los
organismos oficialistas tanto de inteligencia financiera como de supervisión
bancaria.
¿Qué nos indica esto y cómo perjudica nuestras vidas? Pues, de la manera más
cruel porque ataca a la gente decente, a quienes creen en el ahorro y en el
Estado, a los pequeños funcionarios que recibían sus sueldos en esos bancos
y tenían modestas tarjetas de crédito, a los emprendedores populares que
estaban tratando de salir adelante y que pidieron un crédito, y que hoy se
verán ahogados por las corridas nerviosas que anidan en la comunidad, luego
de las irresponsables declaraciones presidenciales.
Ayer, a los venezolanos se les partía el corazón ante las puertas de los
bancos intervenidos y cerrados. No sólo a los ahorristas y
cuentacorrientistas , sino a los trabajadores que recibieron ese golpe mortal
como un regalo cruel de Navidad, totalmente inmerecido. A estas personas
debemos ayudarlas y protegerlas de la operación morrocoy que los
interventores suelen aplicar en estos casos, y que demora años en pagar
ahorros, cuentas corrientes, prestaciones y liquidaciones a los más débiles
y desamparados legalmente.
Lo que los venezolanos no entienden ni jamás entenderán es por qué siempre
los ciudadanos terminan siendo las víctimas de las prácticas tracaleras de
la gente vinculada al poder bolivariano, a los familiares del Presidente, a
los amigos íntimos de los ministros, a los dirigentes del PSUV.
Hoy valdría la pena preguntarse si la Fiscalía General, tan presta a enviar
citaciones a los dirigentes de la oposición, tendrá la valentía de citar a
Adán Chávez, que está en el centro de la candela.
EL NACIONAL - MARTES 01 DE DICIEMBRE DE 2009
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