Usted, Dr. Rafael Caldera, dio libertad mediante indulto presidencial a un hombre que lideró una asomada golpista que intentó romper con el hilo constitucional y en la que murieron más de 100 venezolanos, lo que por ser un crimen de lesa humanidad nunca prescribe y la mayoría de las veces acarrea la muerte del transgresor.
Sin embargo, usted le liberó, a pesar de conocer que desde la cárcel conspiraba contra el gobierno, incluyendo el suyo, y que por sus ansias de poder organizaba su grupo político, el MBR 200 teniendo siempre en mente la presidencia de la república.
Hoy en día, cuando aquel que usted liberó lleva más de diez años aferrado al poder y con pretensiones de eternizarse en éste, llevando al país al capitalismo de estado, con una clase política podrida, corrupta, enriquecida, sin ningún respeto por los derechos civiles, teniendo como inicio ese indulto presidencial que usted firmó, hoy en día en su lecho de muerte usted nos pide perdón por los errores cometidos.
Sabe qué Dr. Caldera, yo le perdono. Le perdono para no desarrollar un cáncer a temprana edad, le perdono para no acumular más raíces de odio, que es lo que alimenta este régimen, le perdono porque más que un mandato de Dios, el perdón es un don de Él para sus hijos y para que estos lo pongan en práctica.
Lastimosamente los recuerdos quedan y resurgen cada vez que el indultado abre su boca y destila odio por ella.
Que el Señor lo tenga en Su Gloria Dr. Caldera
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