3/1/10

La nube de guerra colombo venezolana

Mi compadre vengo a visitarlo porque estoy preocupado y necesito su consejo para mantener mi mente en su sitio, verá compadre, estuve -pese a lo mal que me cae - escuchando al presidente cuando arengaba la tropa venezolana, arenga con vomitivos del teniente coronel a esos muchachos llenos de vida preparándolos para la muerte frente al hermano colombiano, se recuerda usted mi compadre cuando me dijo que en tiempos de paz los hijos sepultan a sus padres y en tiempos de guerra son los padres que sufren al sepultar la juventud de sus hijos, diga compadre, ¿es inevitable esta guerra?, - la visión panorámica de las relaciones entre Colombia y Venezuela así lo parece- cuando el hombre de Miraflores reconocía a la FARC como territorio ajeno al colombiano ya estaba marginándonos de la paz?, la visión panorámica de las relaciones desde entonces así parece indicarlo y todos nosotros sabemos que al fin de cuentas las clases más altas de la jerarquía militar van siempre en la retaguardia, nada tienen para perder. Compadre usted lo comentó, que ya en "Mein Kamp" Hitler hablaba de la necesidad y el derecho de expansión territorial, ¿será eso lo que quiere el inquilino de Miraflores?, será delirio de grandeza conquistar el territorio colombiano y así demostrar su poderío belico-militar y lograr ser reconocido como el Bolívar del Siglo XXI que logra una posición política de superioridad frente a otros países al conquistar al mejor estilo alemán cuando entró en Polonia y así se convertiría en el gran hacendado del cacao y de la droga en toda Latinoamérica, droga que bien distribuida destruiría de manera vil pero eficaz a la juventud capitalista llevando a la ruina social al imperio del progreso y la libertad al cual tanto encono le tiene el teniente coronel, hoy gran cacique indio bolivariano presto para la guerra donde todos tienden a perder, nos quedaremos sin el Gurí de seguro y luego toditos a oscuras en noches de luna sin Aló Presidente.

Compadre el carácter agresivo de este mal llegado a Miraflores tiene mucho parecido con el hijo de Alois Hitler, ese mal padre, funcionario alcohólico, parrandero y mujeriego, conocido por su mal carácter bien pudiera ser también el padre en cubeta de este de Sabaneta, pues se parecen mucho en el accionar de su política desde la tribuna del cual fue Mussolini maestro y Fidel Castro alumno y tutor con la batuta de Satanás siempre buscando muertes por doquier y más si son de inocentes. Ya bien lo dijo el asesino de Stalin que a la hora de matar, aquel que tiene las armas impone su sistema hasta donde pueda llegar, y este dictador criollo hasta la puerta de la Casa Blanca piensa ir aun cuando en su nariz el olor a azufre que le persigue - seguramente por estar acompañado del escondido en el zulo- le de dolor de cabeza.

Compadre, me dice usted por conocimiento de causa, que nadie aprecia la paz hasta que comienza la guerra. Usted compadre que conoció la guerra civil española, supo lo que fue dolor y muerte, desesperación, desolación, hambre, falta de trabajo, falta de familia y falta de justicia, todo esto compadre le hace temblar al escuchar al ignorante en el poder pregonar vientos de guerra en el país que tan generosamente le acogió con el cariño de antaño y dio felicidad al crear una familia venezolana que hoy está en peligro de ver lo que usted en esa guerra presenció.

Compadre, y Colombia, ¿se prepara para la guerra?, o hace treinta años que está en guerra, no debemos olvidarnos de semejante entrenamiento bélico que tienen nuestros hermanos colombianos. Confiemos en que el de Miraflores lo piense bien pues a la hora de la defensa parece que son aplicados en el oficio. Oigame compadre, ¿esta nube de guerra será pasajera? o simplemente nos desvía la mirada del gran mal de todos los días en Venezuela.

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