14/2/10

Crisis militar

Fernando Ochoa Antich // Crisis militar

La reciente renuncia del coronel Ramón Carrizales, a sus funciones de
vicepresidente de la República y ministro de la Defensa, generó todo tipo de
rumores. Los mensajes eran tan absurdos, que no dudé en afirmar que el
Gobierno los había puesto a circular. La mayoría de los comentarios
telefónicos se referían a problemas de orden militar. No faltó quien
agregara que en las próximas horas iba a ocurrir un golpe militar. El
politizado y poco profesional discurso del general Carlos Mata Figueroa
también ha provocado nuevos comentarios y un importante rechazo en la
opinión pública. La historia de Venezuela siempre ha sido así. Nuestro
pueblo ha considerado equivocadamente que la organización militar tiene la
obligación de resolver las crisis políticas.

Hace varios años escribí un artículo que titule: "golpes buenos, golpes
malos". Así tiene que ser. Una intervención militar puede resolver una
crisis política y orientar al país hacia una nueva etapa histórica. Al
contrario, puede haber un golpe militar que interrumpa un proceso político
positivo. Un buen ejemplo de golpe bueno fue el 23 de enero de 1958. Le puso
punto final a un régimen inconstitucional e irrespetuoso de los derechos
humanos. Al mismo tiempo, permitió que se estableciera en nuestro país una
república civil que, con aciertos y errores, ha sido el más largo y positivo
período de nuestra historia. El 24 de noviembre de 1948, fue un golpe
militar inconveniente al derrocar el gobierno de Rómulo Gallegos, el primer
presidente civil electo democráticamente. El 4 de febrero de 1992 cometió el
mismo pecado. Hay también golpes militares polémicos: el 18 de octubre de
1945, es uno de ellos. Hay historiadores que lo justifican; otros, lo
critican duramente.

Esa equivocada percepción sobre el papel de la Fuerza Armada conduce a que
exista sobre los profesionales militares una permanente presión.
Normalmente, se les aborda en la calle y se les reclama sobre determinada
posición política. De allí que es necesario que los miembros de la Fuerza
Armada conozcan claramente su obligación: respetar y hacer respetar la Constitución Nacional. Conspirar, no sólo es un delito, sino que viola el
más sagrado valor militar: la lealtad. La pregunta que surge de inmediato es
una: ¿Cuál debe ser el papel de la Fuerza Armada, si un Presidente irrespeta
flagrantemente la Constitución Nacional? No es fácil responder. Exige una
elevada formación ética y un conocimiento detallado de las circunstancias
políticas que vive una sociedad. En esa reflexión deben considerarse dos
factores fundamentales: la paz de la república y la unidad interna de la
Fuerza Armada.

La presión sobre la Fuerza Armada se ha incrementado de manera muy
importante. Las razones son dos: poca credibilidad en los procesos
electorales y la violación descarada de la Constitución Nacional. El
permanente desconocimiento por el régimen de trascendentes valores
profesionales: penetración ideológica de los cuadros, creación de la milicia
bolivariana y transformació n de los suboficiales profesionales de carrera en
oficiales técnicos, complica aún más la situación. Esta delicada
circunstancia me obliga a hacerle un patriótico llamado a mis compañeros de
armas: los venezolanos vamos a votar en el mes de septiembre. La obligación
de la Fuerza Armada es respetar y hacer respetar ese resultado electoral.
Cumplan con su deber. No se desesperen. Nuestro pueblo resolverá
democráticamente la compleja situación política que vive Venezuela.
fochoaantich@ hotmail.com



EL VENEZOLANO DEMOCRATA SOLO PIDE:__respetar y hacer respetar la Constitución Nacional.

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