Conozca más sobre la Ley Orgánica para el Fomento y Desarrollo del Sistema Económico Comunal

El modelo económico socialista de las comunas únicamente reconoce a la propiedad social como forma de producción e incluye al trueque como modalidad de intercambio, según lo dispone el proyecto de Ley Orgánica para el Fomento y Desarrollo del Sistema Económico Comunal ( http://imagenes.globovision.com/archivos/152976_33504682-Proyecto-de-Ley-Organica-para-el-Fomento-y-Desarrollo-del-Sistema-Economico-Comunal.pdf )
que la Asamblea Nacional discutirá la próxima semana.

Se trata de una ley complementaria a la Ley Orgánica de las Comunas, el texto ya fue distribuido por la Comisión de Participación Ciudadana a la plenaria del Parlamento y será sometido a primera discusión en los próximos días.

La Ley Orgánica para el Fomento y Desarrollo del Sistema Económico Comunal tiene por objeto: “Establecer los principios, normas y procedimientos que rigen el sistema económico comunal para desarrollar el modelo productivo socialista…” y su ámbito de aplicación son los consejos comunales, las comunidades organizadas y las comunas. Entre los principios y valores del sistema económico comunal figuran: propiedad social y la ética socialista.

Según la propia norma, el modelo productivo socialista: está basado en la propiedad social y orientada hacia la eliminación de la división del trabajo del modelo capitalista.

También introduce al sistema alternativo de intercambio solidario basado en el trueque como modalidad de intercambio de saberes, bienes y servicios.

Las unidades de producción del sistema económico socialista, son las organizaciones socio productivas, que serán financiadas por el ejecutivo nacional, las gobernaciones y alcaldías, las ganancias propias, donaciones y otras formas legales. Pero en la economía de las comunas el gobierno, que promueve el modelo socialista, introduce además el concepto de moneda comunal, distinta a la moneda corriente nacional y que sólo tendrá valor en cada comuna de forma individual.

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Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien.
Victor Hugo.