14/8/10

Izarra y El Nacional se fueron juntos, agarrados de la mano...


¿Porqué tenemos que irnos a los extremos y convertirnos en lo que criticamos del adversario?

Si la risa de Izarra en la entrevista de CNN queriendo minimizar los efectos de la violencia en Venezuela fue detestable y muchos justamente la vimos como una burla tanto a los inocentes caídos por el hampa como a los familiares de las víctimas que aún esperan justicia por la sangre derramada, la foto de la portada del diario El Nacional, cruda, descarnada, obscena, está al mismo nivel.

¿Qué pretendía dar a conocer el Periódico que no se conociera ya? ¿cuál fue la revelación que no supiéramos con mucha anterioridad? Con el agravante de ser una publicación que se vende en quioscos, en las esquinas y que llega a muchos hogares en los que no solamente viven adultos con criterio formado sino también personas impresionables en especial niños.
Yo no necesito pegarme un corrientazo para saber que la electricidad es de cuidado y muy peligrosa…tampoco necesito ver una foto de la morgue para saber que lamentablemente es una institución colapsada por el número de muertos que ingresan todos los días, todas las semanas, todos los meses, venidos en su mayoría por la creciente violencia que azota a Venezuela.

El Nacional cayó al mismo nivel de aquella publicación amarillista, sensacionalista, vulgar llamada “Crónica Policial” que exhibía tanto en la portada como en sus páginas interiores fotografías de los mas horrendos crímenes, o como la basura que no entiendo cómo aún circula abierta y libremente en el Zulia llamada “Mi Diario”, de la misma calaña obscena, morbosamente sangrienta que la anterior.

Si Izarra, en el mas grande de sus desatinos, se fue al fondo de la vergüenza y de la insensibilidad por reírse descaradamente no solo de la enorme cantidad de muertos por la violencia que día a día riegan con su sangre las calles de Venezuela sino también de los millares de familiares que los lloran, El Nacional, en su afán de respuesta para demostrar que la risa de Izarra era el colmo de la iniquidad, se fue con él.

Desagradables ambos, de mal gusto ambos, lesivos ambos a la dignidad de las personas, uno por querer defender lo indefendible (por cierto, de la peor manera posible) y tratar de tapar el sol con un dedo, el otro por presentar una foto, que si bien es cierto es un testimonio gráfico, se olvidó del respeto que le debe a su público que incluye menores de edad y a los familiares de esas víctimas (aún con los rostros borrosos), tendidas en camillas y en el suelo.
En lo personal debo decir que crecí leyendo El Nacional, me sigue pareciendo un excelente medio informativo, no por esto voy a darle la espalda, pero negar que se pelaron esta vez es querer tapar el sol con un dedo, tal como quiso hacer Izarra con su risa de hiena.

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