Laureano Márquez
L as palabras y su selección no son gratuitas y dicen mucho de quien las profiere. Ahora se nos anuncia que después del 26 viene "la ofensiva". Incluso podría ser el nombre de una telenovela a transmitir en horario estelar en alguno de los canales de televisión de Los Ruices: "Y no se pierda esta noche...
¡¡¡La Ofensiva!!!, la historia de una mujer que nunca pudo amar por malhablada y grosera... ¡¡¡La Ofensiva!!!, esta noche a las 8".
La expresión viene al pelo, porque "ofensiva" viene de ofender. En tal sentido, este proceso siempre ha estado a la ofensiva. En todos los sentidos de la palabra: si de ofensas se trata, no falta un día en que no haya una en contra de alguien. Uno se ha acostumbrado ya a que desde los más altos niveles lo llamen de excremento pa’bajo y si así nos tratan en público, cómo será la vaina en privado, donde hay mayores licencias y el pudor no frena. Eso tiene un lado bueno, la gente se va construyendo una coraza.
Aquí para que llegue un nuevo gobierno y te ofenda, le va a costar una y parte de la otra, porque es muy difícil superar los records impuestos en la materia. De todas maneras hay un dicho que reza: "No ofende quien quiere, sino quien puede", un dicho al que, por cierto, no le encuentro mucho sentido, porque quiere decir que para ofender hay que tener cierta estatura moral, pero quien tiene cierta estatura moral no ofende; en fin, cosas del refranero.
Por otro lado, si entendemos la palabra como sinónimo de ataque, aquí hemos venido de ofensiva en ofensiva. No ha quedado títere con cabeza. Lo que sucede es que cuando hay poca capacidad defensiva, una pequeña ofensiva puede lograr grandes resultados. Las instituciones venezolanas, Tribunal Supremo, Consejo Electoral, Fiscalía, Asamblea, etc., demostraron que realmente no se habían consolidado como instituciones, que les faltó siempre eso que los juristas llaman "majestad", porque cuando el soberano es el pueblo, las instituciones son su majestad. Entonces no es que nuestras instituciones hayan sido destruidas, es que nunca se construyeron. Venezuela es un trabalenguas de la historia, condenado a repetir incesantemente los mismos errores y a enredarse en las mismas premisas.
Por otro lado, en 11 años esta sociedad no ha sido derrotada. Si todavía se nos dice que viene "la ofensiva" es porque hay burda de tareas pendientes y existe una sociedad que tiene reservas de coraje y valor probadas y probables. A mí, por ejemplo, cada vez que un escuálido se me acerca campaneando un mayor de edad y dándole vueltas al susodicho con el índice, a pontificar que esta revolución nos tiene en la ruina, me dan ganas de reír.
Aquí mientras no se acabe el whisky, no habrá una verdadera ofensiva. Y yo nunca lanzo advertencias, pero hoy voy a hacerlo: no lo intenten, si no quieren ver una sociedad verdaderamente enfurecida. A mi compadre Claudio Nazoa, por poner sólo un caso conocido, tú le quitas el whisky y tendrás que enfrentar al terrorista más peligroso del planeta, que ríete del Chacal. ¡No lo intenten!... avisao.
Su propia gente será la primera en rebelarse, porque ser rico será malo, pero tomar 18 años es rico.
Bueno, el caso es que el próximo 26 tendremos la oportunidad de defendernos de la ofensiva, tratando de rescatar una institución que perdió su naturaleza, espíritu, propósito y razón. ¿Su majestad se dignará a votar?... Es contigo, mi rey...
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