22/10/10

Bolívar espera que lo arranquemos con respeto de esta locura


Navega en la red un correo de Pablo Mosco que obliga a detenerse en el. No porque el tema no se haya tocado cientos de veces, sino porque es una deuda pendiente de los venezolanos que no nos hace ningún daño reconocer y guardar en esa parte íntima de nuestro espíritu como asunto nuestro. Porque cada vez menos lo sentimos cerca. En esa indolencia que nos es característica como personalidad, lo hemos puesto de lado, como si el personaje tuviera la culpa. Me refiero al uso y abuso que Hugo Chávez hace de Bolívar, el caraqueño, el Libertador.

Pablo nos trae a la memoria que hay una ley referente al uso de la efigie, títulos, nombre del Libertador, en propagandas proselitistas. Es el artículo IV de la Ley. Por supuesto que Pablo Mosco más que recordarlo a quienes lo violan, está recordándonos a todos otra violación, una más en este larguísimo capítulo de los últimos doce años. Porque no podemos olvidar todo lo que se nos ha herido, humillado. Todo lo que se nos ha quitado. Por supuesto, Bolívar es un instrumento que Hugo Chávez utiliza con deleite. Cuando el caballito cubano anuncia la cadena y aparece este hombre sentado gordo, feo, irresponsable y provocador delante de un cuadro con la imagen de Bolívar uno tiene que tragar grueso. Y él lo sabe. Ni de casualidad una imagen ciudadana de Bolívar.

Ahora, en esta arremetida mientras se cambia la Asamblea, con lo que están haciendo con los textos educativos, la influencia comunista desde los primeros tiempos de escuela, el personalismo, las complicidades que cambian los esquemas y los valores, Simón Bolívar será manoseado como fue profanado porque en este régimen no hay escrúpulos ni ética. Uno tiene que poner de su parte, defender lo que es nuestro. Y Bolívar lo es. Yo traté de realizar un evento sencillo, necesario, con Antonio Ledezma, entendiendo que estos son momentos de gran necesidad y de jerarquizar gastos y esfuerzos. Con la valiosísima colaboración de Chelique Sarabia y su Cantata Bolivariana íbamos a conmover, a despertar este corazón dormido de los venezolanos, a interesar a los niños y adolescentes que ya sólo conocen el que Chávez reescribe en un agravio constante que no podemos ignorar. Porque Simón Bolívar es un culto compartido por todos, es un orgullo y un honor y ciertamente mucho más que una espada que se irrespeta en manos de dictadores y oportunistas.

Bolívar espera que lo arranquemos con respeto de esta locura. La silla vacía que Chávez ponía para él, nunca la llenará el hombre grande que una vez dijo desde Chuquisaca en 1826:

“La libertad civil es la verdadera libertad. En cuanto a la propiedad, ella depende del código civil que vuestra sabiduría deberá componer luego, para la dicha de los ciudadanos”. Simón Bolívar.



Isa Dobles

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