3/10/10
Cucurrucucú no llores... recomienda Pedro Llorens
Quizás, los nudillos volvieron a recibir los fuertes impactos producidos por la furia. Para el líder intergaláctico saber que ya no es el centro del universo, le produce grandes conflictos en sus emociones. Su temperamento cambia, se nublan las ideas y arremete contra todos. Pobre de aquel que trate de contenerlo, seguramente recibirá las reprimendas verbales que recuerdan los venerables días de su progenitora.
Los ojos turbios como buscando respuestas. Llamadas telefónicas para tratar de endosarle a los demás sus propias culpas. Los fríos números entregados por los agentes antillanos del tenebroso G2 cubano, son cada vez peores. Una comunicación directa con el centro de operaciones de Fidel Castro en La Habana, anhela el consuelo del patriarca. Grandes infusiones de hojas del altiplano boliviano, seguían irrigando la lengua mordaz del teniente en su laberinto.
Para suerte de él, tenía elementos que lo favorecían. La perversa ley electoral, hecha con la grosera intención de garantizar que con menos votos podían obtener el control de la Asamblea Nacional, no es sólo un mamotreto asqueroso que retrata la verdadera agalla tiránica del régimen. Es la confesión taciturna de que saben que son minoría desde hace rato. Tuvieron que utilizar el malandraje electoral para lograr un panorama menos sombrío, que aquel que le esperaba con las reglas de juego claras.
Es un juego macabro que le asigna la victoria a quien llega en segundo lugar. Si el sistema electoral venezolano funcionara como reglamento deportivo, tendríamos sorpresas espectaculares en los principales eventos realizados este año. España con el gol de Andrés Iniesta en las postrimerías del tiempo de alargue, habría perdido con Holanda. El aguerrido equipo de los Leones del Caracas, fuese mordido el polvo de la derrota de manos de su archirival histórico: los Navegantes del Magallanes. Sería como reconocer que los derrotados van al podio y el ganador directo a las duchas.
Ese sistema electoral es parecido al cubano. Una trampa jaula capaz de capturar a los incautos. Abre una ventana aparentemente democrática, y luego cierra los cortineros para dejar al ciudadano a oscuras. Una maquinaria altamente sofisticada en la manipulación de masas se pone en marcha, con la alcahuetería de la mayoría circunstancial del CNE. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados para el sector que detenta el poder en Venezuela. Los ciudadanos le pasaron por encima al aparato opresor y los derrotaron en muchísimos lugares. Ese abrir de ojos fue un gancho al hígado del socialismo del siglo XXI.
Por otra parte. Los traumatismos a nivel de los nudillos son dolorosisimos. Ese golpe sobre algún cuadro o pared, significan peligrosas consecuencias para la mano. Ellas que acarician y convierten en realidad corpórea al amor. Que son armas para el trabajo en las diferentes facetas, no tienen la culpa de los duros reveses. Tampoco, las obras de arte de magníficos cultores venezolanos, tienen responsabilidad en el resultado final de los comicios. Ellas son para alimentar al espíritu, no para servir como desahogo furioso de quien no reconoce que la republica comienza a colocarlo en el sótano de la historia.
Alexander Cambero
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