ND.- El diario El Colombiano publicó este domingo un artículo de Carlos Lopera Pérez donde asegura que “El problema es que cuando se trata de armas, sabemos que Hugo, el nuevo físico atómico venezolano, cumple.”
A continuación el artículo de Carlos Lopera Pérez:
En 1986, en Chernóbil, al norte de Ucrania, ocurrió el accidente nuclear más grave de la historia. El accidente, provocado durante unas pruebas de rutina, liberó material radiactivo comparable con 450 bombas atómicas de las arrojadas en Hiroshima, en 1945.
Los daños de la explosión aún no se han podido calcular, pues la radiación se esparció por la mayoría de los países de Europa central y oriental. Aparte de los muertos, miles de personas, animales y plantas se vieron afectadas por el contacto con la radiación, por lo que han sufrido y seguirán padeciendo incurables problemas de salud. En 2000 terminó el cierre de la estación nuclear, gracias a la intervención de varios países desarrollados que pagaron los costos de clausurarla.
La semana pasada, el libertador venezolano, Hugo Chávez, firmó con el presidente ruso, Dmitri Medvédev, un acuerdo intergubernamental de cooperación nuclear y la construcción y explotación de una planta atómica en territorio venezolano. Las reacciones de los líderes alrededor del mundo no se hicieron esperar.
Hasta Obama, quien no le para bolas a las tonterías de Chávez, por primera vez le pidió prudencia y sumo cuidado con el tema.
Cuando Chávez dice que emprenderá algo diferente a temas de armamentismo, todo el mundo sabe que no lo ejecutará, pues ya se conoce su incapacidad para trabajar en proyectos que requieran más de dos tareas. Para nadie es un secreto que Chávez sólo ejecuta proyectos que requieren una sola tarea: “Expropiar”.
Aparte de armamentismo, Chávez difícilmente termina proyectos importantes y los que logra finalizar son un verdadero fracaso.
Basta mirar algunas ideas del dictador: el celular Vergatario, el puente submarino sobre el Lago Maracaibo, el balcón del pueblo, el correo del pueblo, los bancos comunales, de la mujer, las boticas sociales, los gallineros verticales, los cultivos hiDROPónicos, la eliminación de ministerios, el carro popular, etc. etc. etc.
El problema es que cuando se trata de armas, sabemos que Hugo, el nuevo físico atómico venezolano, cumple. Como el proyecto tiene relación con armas nucleares, todos están nerviosos porque Chávez lo ejecutará hasta el final. Dentro de 15 años, al terminar la construcción de la planta nuclear, Evo, Ortega, Correa y los presidentes de Irán y Libia, como dictadores, permanecerán en el poder y saben que estarán presentes en la inauguración de la planta nuclear.
Todos tienen miedo y se imaginan que cuando Chávez baje la palanca para iniciar el reactor nuclear, al mejor estilo de Chernóbil, podrían volar en mil pedazos. Saben que morirán por la revolución , inmolados al lado de su amigo, líder y mentor, Hugo Rafael.
Chávez ahora tiene una motivación y una preocupación. La motivación: despilfarrar 4 billones de dólares en la construcción de la planta atómica, necesarios para evitar los apagones por fallas en su sistema eléctrico. La preocupación: que el día de la inauguración de la planta nuclear podría haber una explosión que les devolvería la democracia a algunos países latinoamericanos.
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