24/10/10

ENSAYO SOBRE LA BRUTALIDAD

En el colmo del descaro, del cinismo y la canallada, ahora el coronel Brutus se queja en Bielorusia de que somos un país monoproductor dependiente del petróleo y nada más que del petróleo y que ¡¡¡¡ por culpa del imperialismo y la cuarta república!!!! ¿Y él en qué estuvo estos doce años? ¿Hilando mocos?
Pedro Lastra
ENSAYO SOBRE LA BRUTALIDAD

Hay brutos y brutos: brutos buenos y brutos malos. Brutos angelicales y brutos demoníacos. Brutos a los que provoca amar, por su infinita bondad. Brutos generosos y melancólicos, entusiastas y divertidos. A pesar y precisamente por ser brutos. Pero hay otros brutos, mala jetas, fanfarrones y cobardes. Brutos que mejor no hubieran nacido, por el odio irrefrenable y asesino que despiertan. Porque son brutos de la peor especie: la de los malvados, criminales y asesinos. En pocas palabras: brutos al cuadrado. El bruto arquetípico.

Para inmensa desgracia de Venezuela y en el momento más comprometido de su existencia, le tocó fascinarse por un bruto satánico disfrazado de bruto angelical. Allí están las consecuencias: arrastra a la quiebra a los fabricantes de zapatos y textiles venezolanos, porque le parece más justo y mejor ir a encargarlos a Bielorusia. Sepa Dios a cuántos miles y miles de kilómetros de distancia. ¿Se habrá visto bruto igual? No es capaz de construir una sola casa a pesar de recibir la mayor fortuna jamás concedida a presidente alguno de la república. Y en lugar de impulsar a la Cámara de la Construcción, no solo capaz de construir todas las casas que el país necesita sino de hacerlo poniendo a valer el sector y, con él, al conjunto de la economía. Que como bien se sabe es capaz de dinamizar a todos los factores involucrados en la construcción de una casa. Y darle trabajo a cientos de miles de trabajadores, cesantes por culpa de la bruta política económica de los brutos que acompañan al brutazo.

Arrastrando al desempleo y a la ruina a miles y miles de trabajadores venezolanos, quiebra industrias y convierte a nuestra economía en una miserable economía de puertos. En la que los interiores y medias, las chancletas y las botas que usemos, así como los fluxes, las camisas y corbatas con que nos vistamos sean producidos fuera de Venezuela. Mientras nosotros nos reducimos a ser los indios que viven del petróleo que sacan unos pocos maracuchos, venderlo para gloria de la industria de otras latitudes y avanzar a paso de derrotados hacia el taparrabos y las alpargatas.

Indios analfabetas y semidesnudos, famélicos e ignorantes pero montados sobre un tanque de fabricación rusa, con una metralleta de fabricación rusa, disparando artillería rusa, desde aviones y helicópteros de fabricación rusa para asesinar a los pocos venezolanos ilustrados que vayan quedando, para instaurar un régimen brutal en gloria y majestad del bruto y canalla que nos hunde en el estercolero. La propia brutalidad del siglo XXI.

En el colmo del descaro, del cinismo y la canallada, ahora el coronel Brutus se queja en Bielorusia de que somos un país monoproductor dependiente del petróleo y nada más que del petróleo y que ¡¡¡¡ por culpa del imperialismo y la cuarta república!!!! ¿Y él en qué estuvo estos doce años? ¿Hilando mocos?

Hay que tener bolas y cara dura para que el responsable de la quiebra de más de seis mil empresas y la conversión de Venezuela en un país de parásitos importadores, pudridor de alimentos importados y comedor de huevos brasileños nos salga ahora echándole la culpa a Uslar Pietri, el inventor de la famosa frase: hay que sembrar el petróleo.

¿Hasta cuándo deberemos calarnos tanta inmundicia de personaje? Que vaya haciendo sus maletas, que del 2012 ni soldado al sillón de Miraflores.

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