En el colmo del descaro, del cinismo y la canallada, ahora el coronel Brutus se queja en Bielorusia de que somos un país monoproductor dependiente del petróleo y nada más que del petróleo y que ¡¡¡¡ por culpa del imperialismo y la cuarta república!!!! ¿Y él en qué estuvo estos doce años? ¿Hilando mocos?
Pedro Lastra
ENSAYO SOBRE LA BRUTALIDAD
Hay brutos y brutos: brutos buenos y brutos malos. Brutos angelicales y brutos demoníacos. Brutos a los que provoca amar, por su infinita bondad. Brutos generosos y melancólicos, entusiastas y divertidos. A pesar y precisamente por ser brutos. Pero hay otros brutos, mala jetas, fanfarrones y cobardes. Brutos que mejor no hubieran nacido, por el odio irrefrenable y asesino que despiertan. Porque son brutos de la peor especie: la de los malvados, criminales y asesinos. En pocas palabras: brutos al cuadrado. El bruto arquetípico.
Para inmensa desgracia de Venezuela y en el momento más comprometido de su existencia, le tocó fascinarse por un bruto satánico disfrazado de bruto angelical. Allí están las consecuencias: arrastra a la quiebra a los fabricantes de zapatos y textiles venezolanos, porque le parece más justo y mejor ir a encargarlos a Bielorusia. Sepa Dios a cuántos miles y miles de kilómetros de distancia. ¿Se habrá visto bruto igual? No es capaz de construir una sola casa a pesar de recibir la mayor fortuna jamás concedida a presidente alguno de la república. Y en lugar de impulsar a la Cámara de la Construcción, no solo capaz de construir todas las casas que el país necesita sino de hacerlo poniendo a valer el sector y, con él, al conjunto de la economía. Que como bien se sabe es capaz de dinamizar a todos los factores involucrados en la construcción de una casa. Y darle trabajo a cientos de miles de trabajadores, cesantes por culpa de la bruta política económica de los brutos que acompañan al brutazo.
Arrastrando al desempleo y a la ruina a miles y miles de trabajadores venezolanos, quiebra industrias y convierte a nuestra economía en una miserable economía de puertos. En la que los interiores y medias, las chancletas y las botas que usemos, así como los fluxes, las camisas y corbatas con que nos vistamos sean producidos fuera de Venezuela. Mientras nosotros nos reducimos a ser los indios que viven del petróleo que sacan unos pocos maracuchos, venderlo para gloria de la industria de otras latitudes y avanzar a paso de derrotados hacia el taparrabos y las alpargatas.
Indios analfabetas y semidesnudos, famélicos e ignorantes pero montados sobre un tanque de fabricación rusa, con una metralleta de fabricación rusa, disparando artillería rusa, desde aviones y helicópteros de fabricación rusa para asesinar a los pocos venezolanos ilustrados que vayan quedando, para instaurar un régimen brutal en gloria y majestad del bruto y canalla que nos hunde en el estercolero. La propia brutalidad del siglo XXI.
En el colmo del descaro, del cinismo y la canallada, ahora el coronel Brutus se queja en Bielorusia de que somos un país monoproductor dependiente del petróleo y nada más que del petróleo y que ¡¡¡¡ por culpa del imperialismo y la cuarta república!!!! ¿Y él en qué estuvo estos doce años? ¿Hilando mocos?
Hay que tener bolas y cara dura para que el responsable de la quiebra de más de seis mil empresas y la conversión de Venezuela en un país de parásitos importadores, pudridor de alimentos importados y comedor de huevos brasileños nos salga ahora echándole la culpa a Uslar Pietri, el inventor de la famosa frase: hay que sembrar el petróleo.
¿Hasta cuándo deberemos calarnos tanta inmundicia de personaje? Que vaya haciendo sus maletas, que del 2012 ni soldado al sillón de Miraflores.
Pedro Lastra
ENSAYO SOBRE LA BRUTALIDAD
Hay brutos y brutos: brutos buenos y brutos malos. Brutos angelicales y brutos demoníacos. Brutos a los que provoca amar, por su infinita bondad. Brutos generosos y melancólicos, entusiastas y divertidos. A pesar y precisamente por ser brutos. Pero hay otros brutos, mala jetas, fanfarrones y cobardes. Brutos que mejor no hubieran nacido, por el odio irrefrenable y asesino que despiertan. Porque son brutos de la peor especie: la de los malvados, criminales y asesinos. En pocas palabras: brutos al cuadrado. El bruto arquetípico.
Para inmensa desgracia de Venezuela y en el momento más comprometido de su existencia, le tocó fascinarse por un bruto satánico disfrazado de bruto angelical. Allí están las consecuencias: arrastra a la quiebra a los fabricantes de zapatos y textiles venezolanos, porque le parece más justo y mejor ir a encargarlos a Bielorusia. Sepa Dios a cuántos miles y miles de kilómetros de distancia. ¿Se habrá visto bruto igual? No es capaz de construir una sola casa a pesar de recibir la mayor fortuna jamás concedida a presidente alguno de la república. Y en lugar de impulsar a la Cámara de la Construcción, no solo capaz de construir todas las casas que el país necesita sino de hacerlo poniendo a valer el sector y, con él, al conjunto de la economía. Que como bien se sabe es capaz de dinamizar a todos los factores involucrados en la construcción de una casa. Y darle trabajo a cientos de miles de trabajadores, cesantes por culpa de la bruta política económica de los brutos que acompañan al brutazo.
Arrastrando al desempleo y a la ruina a miles y miles de trabajadores venezolanos, quiebra industrias y convierte a nuestra economía en una miserable economía de puertos. En la que los interiores y medias, las chancletas y las botas que usemos, así como los fluxes, las camisas y corbatas con que nos vistamos sean producidos fuera de Venezuela. Mientras nosotros nos reducimos a ser los indios que viven del petróleo que sacan unos pocos maracuchos, venderlo para gloria de la industria de otras latitudes y avanzar a paso de derrotados hacia el taparrabos y las alpargatas.
Indios analfabetas y semidesnudos, famélicos e ignorantes pero montados sobre un tanque de fabricación rusa, con una metralleta de fabricación rusa, disparando artillería rusa, desde aviones y helicópteros de fabricación rusa para asesinar a los pocos venezolanos ilustrados que vayan quedando, para instaurar un régimen brutal en gloria y majestad del bruto y canalla que nos hunde en el estercolero. La propia brutalidad del siglo XXI.
En el colmo del descaro, del cinismo y la canallada, ahora el coronel Brutus se queja en Bielorusia de que somos un país monoproductor dependiente del petróleo y nada más que del petróleo y que ¡¡¡¡ por culpa del imperialismo y la cuarta república!!!! ¿Y él en qué estuvo estos doce años? ¿Hilando mocos?
Hay que tener bolas y cara dura para que el responsable de la quiebra de más de seis mil empresas y la conversión de Venezuela en un país de parásitos importadores, pudridor de alimentos importados y comedor de huevos brasileños nos salga ahora echándole la culpa a Uslar Pietri, el inventor de la famosa frase: hay que sembrar el petróleo.
¿Hasta cuándo deberemos calarnos tanta inmundicia de personaje? Que vaya haciendo sus maletas, que del 2012 ni soldado al sillón de Miraflores.
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