La historia es harto conocida: Chávez salió el cuatro de febrero de 1992 a dar un golpe de Estado – sin ningún apoyo popular - y fue derrotado, preso y sepultado por la institucionalidad. Luís Miquilena, observando la candidez de la clase media venezolana – que saltó de la frivolidad “noche tan linda como ésta” de Irene Sáenz a un vulgar golpista feroz, sin pestañar - la codicia de la plutocracia, que creyó que podía controlar esa fuerza desatada de la naturaleza y los medios de comunicación que destrozaron a los partidos políticos – la partidocracia - lo convenció en la cárcel de someterse a las normas democráticas para lograr el poder y desarrollar su proyecto, que deshonestamente dice no saber que era comunista. Y resucitó inmaculado a los dos años, vía insensato perdón presidencial. Inaugurando la era de la impunidad.
Pero el golpista siguió allí. Latente. Dando zarpazos de vez en cuando. Socavado las bases constitucionales. Pero es a partir de su derrota en la pretendida reforma constitucional cuando se reencontró consigo: Con los nudillos destrozados contra las paredes asumió que la vía segura para eternizarse en el poder seguía siendo la del golpe de Estado – “disfruten su victoria de mierda” - convencimiento que se exponencia a partir de la derrota sufrida el 26S, cuando hasta los barrios vecinos de Miraflores votaron en su contra.
Son demasiadas ya las declaraciones que amenazan con esa realidad. Sobre todo luego de analizar el parte político diario que le suministran desde Cuba, basado en la información del ejército cubano de ocupación, que llega primero a La Habana y por las últimas declaraciones de su otrora asesor, Heinz Dieterich, quien coincide con los amos cubanos en que para el 2012 “el Presidente solo tendrá seguridad de ganar, si hace un cambio radical y pronto en su modelo de gobierno”. Y Chávez no tiene ninguna disposición ni posibilidad de realizar ningún cambio en su rumbo de destrucción masiva de nuestro sistema de vida, aunque cada día tiene frente a sí nuevas protestas, sobre todo laborales, que se están conformando como la auténtica barricada a sus aspiraciones totalitarias.
Así que Chávez está hoy en día de pie frente a su destino manifiesto, porque inexorablemente será derrotado en las urnas electorales y carece de condiciones y voluntad para revertir la inmensa ola de indignación nacional que ha generado su pésimo gobierno - su pueblo sigue siendo rojo rojito, pero ahora de la ira. Y su salida del poder significa un boleto hacia los tribunales nacionales e internacionales, recordemos que para la televisión cubana señaló que USA pretende usar el caso Makled – que convirtió a un anhelante Chávez en el “nuevo mejor amigo” de Santos - para llevarlo a la corte penal internacional, sobre lo cual declara Robert Noriega: “Fiscales de los Estados Unidos tienen a la red criminal de Venezuela en sus manos - 10.000 toneladas de cocaína transitaron por Venezuela vía Estados Unidos y Europa, sostiene la Fiscalía gringa - y Makled-García está listo para implicar a altos militares y ministros. Algunos piensan que la conspiración no va más allá del círculo íntimo de Chávez. Pero Chávez parece saber algo más”.
Por eso el jefe del Comando Estratégico Operacional, Henry Rangel Silva, afirmó – con ese estilo peculiar que obvia la sintaxis – en el diario Últimas Noticias, que “la Fuerza Armada Nacional no tienen (sic) lealtades “a medias” sino completas con un (…) “comandante en Jefe” y la “hipótesis” de un Gobierno de oposición, que podría emanar de las urnas en 2012, “es difícil, sería vender al país, eso no lo va a aceptar la gente, la FAN no, y el pueblo menos”, lo que le mereció las felicitaciones de Chávez que lo premió ascendiéndolo a General en Jefe, ascenso que debe preocuparlo.
Esas palabras son el corolario de lo expresado por Chávez a finales de octubre, en lo que parece una preparación del terreno: “Pobre de ellos (la oposición). No tendrían como contener una revolución violenta (¿golpe de Estado?) liderada por los militares y por el pueblo". No sé si esta es la opinión de la Fuerza Armada en conjunto - ¿subordinación de la FANB a Chávez, como asegura Darío Vivas? - o es la simple altanería de un oficial – seriamente cuestionado - en desacato flagrante al artículo 328 de la Constitución – “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política… bla, bla, bla” - gloriosa impunidad - pero lo que sí inferimos muchos es que este oficial está anunciando una rebelión, si Chávez pierde las elecciones.
No tiene este oficial ninguna evidencia que corrobore su suposición de una traición a la patria – “vender al país” – entre los planes de la oposición venezolana, cuyos dirigentes representan la voluntad del 57% del electorado según mediciones cubanas. Lo que sí está planteado es llevar ante los tribunales competentes a los corruptos, que han ocasionado un tremendo daño patrimonial a la republica, a los aliados del narcotráfico y del terrorismo que han cometido – esos sí - traición a la patria y a quienes violan la Constitución, cualesquiera sean su filiación institucional y su jerarquía, si los hubiere. Las palabras del general traducen un salto a la yugular jurídica del país – del potrero de Chávez no sale un becerro sin herrar.
Una revolución armada
Adverso a Chávez, desde el mismo 4F – no tengo ombligo chavista - , porque detesto el gorilismo, pero debo admitir que jamás ha mentido sobre sus intenciones – tanto él como sus anillos actúan bajo la norma pandillera, amenazan y cumplen - son los ingenuos y esperanzados quienes han obstaculizado la verdad creando la confusión que ha trabajado a favor del régimen.
La burla a la voluntad popular cometida el 26 de septiembre - con la venia de la oposición oficial - y convertida en chiste por la frivolidad, es una pequeña muestra de la absoluta discrecionalidad electoral del gobierno apoyado irrestrictamente por un sector de la Fuerza Armada ¬– deseo creer que existe el sector institucional - con la prescindencia consciente de su responsabilidad constitucional.
Participo en las elecciones porque es moralmente correcto si se es demócrata participar, reditúa reconocimiento internacional, sirve para movilizar masas, para afinar un discurso que estructure en el pueblo sólidos argumentos anticomunistas y antimilitaristas – ambos rechazados con desprecio por la mayoría – y, además, para medirnos, a pesar de las trampas y del grosero abuso de poder, porque el pueblo, allá abajo, no necesita CNE para saber si Chávez ganó o perdió. Por eso el silencio del 26S – mismo silencio del referendo revocatorio - a pesar de las fanfarrias de los corruptos y alabarderos, porque el asunto no es de cargos sino con quién está la mayoría real.
Es lúcido que de nuestra parte la lucha sea política, pacífica y electoral, sin obviar, por supuesto, el carácter fascista de este gobierno: Cuando Chávez asevera que “esta revolución es pacífica pero está armada” (…) “derrotar a Chávez es como tragarse un crisol de aluminio o una barra candente de acero” (…) “ni muerto me sacan de Miraflores" (…) "Chávez no se va, Chávez se queda… hasta el 2019, hasta el 2021, hasta el 2030” , nos está enseñando los dientes, pues eso traduce “te la calas por las buenas o por las malas, pues a mí lo que diga el pueblo me importa muy poco porque para eso tengo las armas”.
Así que hay que tomar sus palabras en serio. Muy en serio. Más aún cuando promete asistencia por cien años a Cuba. Mil años duraría el tercer Reich. A los doce era polvo. Pero a costa de 50 millones de muertos.
Quien tenga ojos que vea
La respuesta a esta amenaza debe ser el fortalecimiento monolítico de la unidad democrática, arreciando las acciones políticas de calle y denunciando por todos los medios posibles la corrupción y la ineficiencia de este gobierno crapuloso. El grave caso Mackled ha dejado a cielo abierto la purulencia chavista. Y allí hay que hincar el diente, pues hemos llegado a tal nivel de inmoralidad que nuestra vida republicana parece depender de a quien Colombia entrega a Mackled, pues se siente en el aire que si lo envía a USA, el pánico podría impulsar a los poderosos imputables a derogar la institucionalidad, en nombre de los sagrados intereses del pueblo y de la soberanía, claro.
¿Qué mejor escondite que el poder? Las revoluciones – todas - arrastran un fardo delictivo que la victoria desvanece. Los triunfadores dejan de ser atracadores de blindados para convertirse en diputados. Sin embargo, perro que come manteca mete la lengua en tapara. Y hay demasiados lamedores de manteca en este régimen como para no preocuparnos. Las palabras del general pueden estar marcando el rumbo final de la revolución. Al sentirse acorralado el instinto animal cava o trepa. Y nadie es lo que no ha sido. Chávez – aunque se vista de seda y el oportunismo y hedonismo internacional le otorguen patente civilizada - lo único que ha sido, en lo más profundo de su ser, es un golpista.
Rafael Marrón González
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