Entre los daños de mayor impacto que ha traído a Venezuela la revolución chavista esta la subyugación del sistema de justicia al proyecto personalista de Chávez.
Una muestra de hasta donde puede llegar la podredumbre de la “justicia” revolucionaria se resume en el caso del asesinato del fiscal “estrella” de la revolución Danilo Anderson.
A seis años de este turbio hecho aún irresoluto, resurgen “secretos” que muestran la degradación en la que se cae cuando la “revolución” priva sobre la administración de la “justicia”.
Hace tiempo atrás, el propio testigo “estrella” del caso Anderson, Giovanny Vásquez, aseguró que su testimonio había sido manipulado con el fin de incriminar y poner en prisión a un grupo de inocentes ciudadanos, acusándolos de autores intelectuales del atentado y asesinato del fiscal. Según declarara Vázquez, el fiscal general de entonces, Isaías Rodríguez, y los ex fiscales del caso, Gilberto Landaeta, Yoraco Bauza y Hernando Contreras, serían los presuntos responsables de este vil ilícito. En ese largo tren de acusaciones montaron desde el Cardenal Castillo Lara, la periodista Patricia Poleo hasta ell banquero Nelson Mezerhane.
Ahora, Globovisión transmitió un reportaje con otro de los principales testigos, Alexis Peñuela Márquez, donde éste revelaba que le habrían ofrecido dinero para testimoniar e inculpar a Juan Bautista, Otoniel y Rolando Guevara como autores materiales del asesinato de Anderson. Su dedo acusador señala también al ex fiscal general Isaías Rodríguez como presunto autor de esta manipulación de testimonios.
Gracias a los testimonios de Vázquez y Peñuela, los Guevara fueron sentenciados a prisión por 30 años (Juan Bautista) y a 27 años y nueve meses (Otoniel y Rolando) por los delitos de “homicidio calificado con alevosía y mediante incendio y agavillamiento, en perjuicio del fiscal Danilo Anderson”.
En cualquier país del mundo, donde los principales testigos de un crimen se retracten de sus testimonios o hicieran las revelaciones que han hecho Vázquez y Peñuela, el sistema de justicia les devolvería de inmediato la libertad a los Guevara. En Venezuela no pasa nada.
En cualquier país del mundo, donde la decencia fuera gobierno, luego de las denuncias de Vázquez y Peñuela sería impensable que el ex fiscal Isaías Rodríguez pudiera ser propuesto como magistrado, y mucho menos contarse entre los candidatos a ser el próximo Presidente del Tribunal Supremo de Justicia. En Venezuela pasa.
Lo inverosímil es que será ese mismo tribunal, el que está supuesto a hacerle un “limpio” juicio, “oral y público”, al narcotraficante Walid Makled, otrora protegido del régimen, hoy dedo acusador de los más altos jerarcas que acompañan a Chávez en su Gobierno. Pero este es otra historia, difícil de contar.
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