21/11/10

Odiar a la mujer y enaltecer al malandro

Odiar a la mujer y enaltecer al malandro... Titula Alexander Cambero

Opina Gente

Publicado el 21.11.2010 09:09
Por Alexander Cambero


Los valores revolucionarios son extraños. Durante más de una década, hemos podido percibir como se prende fuego sobre la racionalidad; se actúa bajo la premisa de deshacer al adversario así tenga la razón. Si por el contrario, el camarada es un vulgar pillo, este siempre contará con la alcahuetería de los órganos secuestrados del poder.
Ahora observamos una curiosa animadversión contra la mujer, en el génesis del proceso socialista colocaron en el cadalso político a Irene Sáez Conde, una bestial campaña de descrédito trató de horadar en el honor de la hermosa dama; posteriormente, persiguieron a muchísimas féminas en cuanta marcha participaban. Todavía está fresca en la memoria los hechos en donde los actores hamponiles del gobierno, arremetían contra un grupo de damas que ejercían su derecho a la protesta en la ciudad de Valencia. Una de ellas fue lanzada violentamente contra el piso. En la actualidad la jueza María Lourdes Afiuni, al igual que Maria Corina Machado recibe su cuota de intolerancia por parte del régimen totalitario. El último episodio del gobierno chavista fue la agresión que sufrió en el Municipio Morán, la perspicaz colega Doricer Alvarado, corresponsal de Globovisión en el estado Lara. Un grupo de exaltados funcionarios de la Alcaldía de la entidad antes mencionada, trató de golpear a la reportera quien andaba cubriendo los gravísimos problemas que ocasionaron las lluvias en la región. Se abalanzaron con la fiereza del odio enconado; sólo que la fortaleza de una mujer con principios y la acción de personas del pueblo de Guarico evitó un desenlace dramático.
Para muchos de estos prepotentes agentes del gobierno, la mujer no es el idilio construido en flor. No tiemblan de gozo ante las curvas prominentes de una hembra que resuella en su capullo de rosas. Sus ojos lucen extraviados cuando un rostro sereno de mujer lo impregna todo con el perfume de sus delicias. Sus gustos son otros, lo extraño, los convierte en agresores; y hasta son fervientes seguidores de regimenes como el de Irán que lapidan a las mujeres, las asesinan como si se tratarán de perros callejeros. El mundo entero condena estos hechos, mientras Hugo Chávez y sus acólitos guardan silencio cómplice.
Distinto es con el malhechor. Ellos son el sostén de sus políticas en el barrio. Jamás este gobierno ha luchado decididamente contra la delincuencia, ya que sus vertientes se cruzan en muchos ámbitos de la vida. El malandro se viste de rojo para agredir desde los edificios tomados violentamente en Mérida. Al igual, que esos factores insurrectos que pervierten el orden en el 23 de Enero. Violentos que acampan en el delito y forjan la maraña de trampas; que fusiona al malandro con la bestia que asalta los dineros públicos en nombre del proceso. Son lagartos del mismo pozo putrefacto, hienas cargadas de maldad para ensañarse contra nuestras hermosas reinas.
Ellos son el amor del régimen. La adoración exclusiva del gobierno por todo aquel que sirve a sus propósitos. Es un sentimiento tan grande que todas sus actuaciones semanales son ocultas por la red de comestología, que son los medios del gobierno. Un inmenso dispositivo de maquillaje para esconder hechos y cifras; para ellos, vivimos en el paraíso celestial en donde sólo se escuchan el ruido de las cascadas y no de las balas que se llevaron quince mil venezolanos el año pasado. Es un aliado tan beneficioso como esos sesenta mil cubanos que le roban oportunidades a los nacidos aquí. Malvivientes como las FARC y ELN, bandoleros que destruyen vidas.
Extraño que un gobierno rechace a la mujer y adore al malandro, los cables se invirtieron haciendo un corto circuito en la testosterona. ¡A la mujer ni con el pétalo de una rosa ¡ describen las musas desde el romanticismo. Allá aquellos que olvidaron que nacimos de una mujer, y que alguna de ellas, tiene el derecho de robarnos el corazón y hasta la calma.

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