El Frente Patriótico, ante los recientes acontecimientos que mantienen en zozobra a toda la familia venezolana, se dirige a la comunidad nacional e internacional para fijar su posición en los términos siguientes.
Se confirma una vez más, tal como lo hemos sostenido en nuestros anteriores comunicados, que después de cada evento electoral en los que el régimen pretende verse relegitimado, inmediatamente arremete con mayor ferocidad contra la sociedad y sus instituciones, a fin de acelerar la implantación del régimen castro comunista en Venezuela e impulsar desde aquí su expansión al resto de Latinoamérica.
Ya se han eliminado la separación de los poderes públicos y las garantías de los derechos humanos (libertad, propiedad, seguridad) y ciudadanos (participación política, elegir y ser elegidos), por lo que puede concluirse, de acuerdo al artículo 16 de la DDHC de 1789, que la sociedad venezolana carece de Constitución.
Un ejemplo palmario es la escandalosa aprobación de la llamada Ley Habilitante, con la que no sólo se viola el principio universal de derecho expresado en la máxima delegatus non potest delegare, sino que para colmo una asamblea espuria, no representativa, pretende otorgar poderes que no tiene, puesto que sólo puede habilitar quien es hábil a su vez; pero nadie, en ningún lugar del mundo, admitiría que se pueda otorgar a otro un poder para que realice actos que el mismo poderdante no puede realizar.
Sería extremadamente arduo e insuficiente cualquier espacio para reseñar las aberraciones de cada uno de los otros instrumentos, que ni siquiera tienen apariencia de ley, con que la asamblea de marras abruma a nacionales y asombra a extranjeros, por tratarse de hechos sin precedente en la historia; pero baste la sola mención de esta conducta irrespetuosa como una prueba más del fin del Estado de Derecho en Venezuela.
Sí merece mención especial, una declaración expresa de solidaridad y compromiso político y moral, la gallarda actitud asumida por los productores y el pueblo en general del sur del lago de Maracaibo, que intentan superar la pasividad y la resignación ante el atropello y la expoliación para asumir la valiente defensa de sus legítimos intereses.
Ojalá llegue hasta ustedes nuestra palabra de aliento, con la esperanza de que no se dejen amilanar por la cobardía y comodidad de algunos, para que salven la dignidad de esta tierra humillada y ofendida, que hasta Caracas se vea obligada a cantar: ¡Seguid el ejemplo que el Zulia dio!
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