31/12/10

UN GUERRILLERO FRACASADO A LA ASAMBLEA

La historia de El Bachiller, y creo que la de los otros frentes guerrilleros, no es digna de entrar en gloria y majestad a un tratado de estrategia y táctica de notables acciones militares.” Lo confiesa Héctor Pérez Marcano en su libro LA INVASIÓN DE CUBA A VENEZUELA. ¿Digno curriculum el del comandante de ese frente como para encabezar un parlamento venezolano?

UN GUERRILLERO FRACASADO A LA ASAMBLEA

Hay maneras y maneras de desprestigiar y mancillar una institución otrora honorable de la democracia venezolana, hoy pervertida en antro de la mediocridad y la obsecuencia. De allí la pregunta que nos hemos venido haciendo desde el 5 de diciembre: ¿hay alguien aún menos honorable y más lameculos del presidente de la república para presidir esa covacha de sumisión y sometimiento al tirano que Cilia Flores? ¿Hay alguien aún más inadecuado, más corrompido y decadente para pretender representar un parlamento venezolano y dar la cara por lo que queda de chavismo?

Lo había: Fernando Soto Rojas, el guerrillero. Hermano de Víctor José “el Mocho” Soto Rojas, un sociólogo del MIR lanzado por su cuenta y riesgo a las guerrillas en 1962 y desaparecido dos años después en medio de los fragores de la guerrilla en El Bachiller. Este Fernando Soto Rojas se da a conocer en la constitución de las primeras guerrillas en el Bachiller bajo el alias de Comandante Ramiro. Comandará esa guerrilla, a la que pertenece Américo Martín, hasta su disolución en 1969. Y recibirá a los invasores de Machurucuto, entre los que sobresalen por Venezuela Héctor “el Macho” Pérez Marcano, Américo Silva, Eduardo Ortíz Bucarán y Moisés Moleiro. A ellos, Fidel Castro sumará tres de sus mejores hombres: el comandante Ulises Rosales del Toro y los capitanes Raúl Menéndez Tomassevich y Silvio García Planas. Además de cuatro experimentados soldados encargados de la operación de desembarco, entre los cuales Tony Briones Montoto. Todos muertos a raíz del fracaso de la operación y la exitosa operación de rastreo marítimo y terrestre de las fuerzas armadas venezolanas.

¿Qué pensarán aquellos oficiales y soldados venezolanos que lucharon contra esas guerrillas, provocaron y sufrieron bajas, defendieron la soberanía nacional y el régimen democrático contra el invasor insurgente manteniendo en alto al precio de sus vidas la bandera de la patria ante el insólito hecho de ver al fracasado y derrotado comandante de una de esas guerrillas, cuyo propósito era asaltar el Poder y entregárselo junto al máximo botín esperado por Castro, el petróleo venezolano, a la dictadura cubana, convertido hoy por hoy en presidente del Congreso de la República Bolivariana de Venezuela?

¿Qué capacidad de gestión, qué poder de representación, qué integridad moral puede exhibir quien fuera el peor de los comandantes guerrilleros y cuyo único acierto en años de fracasos y bajas militares al frente de El Bachiller fuera romper el cerco de los zapadores que le daban caza para ir a refugiarse en el Parque Nacional Guatopo, a invernar mientras volvían a la ciudad los deshechos veintiún guerrilleros que le sobrevivieron enfermos y liquidados?

¿Cuál es el único balance que puede exhibir esta perla militar? “La historia de El Bachiller, y creo que la de los otros frentes guerrilleros, no es digna de entrar en gloria y majestad a un tratado de estrategia y táctica de notables acciones militares.” Lo confiesa Héctor Pérez Marcano en su libro LA INVASIÓN DE CUBA A VENEZUELA. ¿Digno curriculum el del comandante de ese frente como para encabezar un parlamento venezolano? Ustedes tienen la palabra.

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