En enero de este año que esta por concluir, el Observatorio Parlamentario (Organización No Gubernamental dedicada a hacer seguimiento al "trabajo" de la Asamblea Nacional) reveló un dato que a nadie sorprendió: En el año 2009, el parlamento venezolano había incumplido más de la mitad (exactamente 53 %) de la agenda parlamentaria prevista para ese año. Y del 47 % que si cumplieron, equivalente a 49 leyes, “22 estaban referidas a conferir mas control político al Gobierno, 19 a darle más control de la vida económica y solo 4 leyes estaban vinculadas a aspectos sociales…”. En este 2010 el panorama legislativo nacional no fue demasiado distinto: Esta Asamblea Nacional, que se negó a discutir temas claves para la vida del país -como la crisis eléctrica o el escándalo de los millones de kilogramos de comida “extraviada”, podrida o “no conforme” en los contenedores de PEDEVAL- sin embargo gastó mucho de su “valiosísimo” tiempo aprobando “acuerdos de solidaridad” con Irán o Bielorusia, o haciendo “sesiones solemnes” en las que “oradores de orden” extranjeros vinieron a “explicarnos” a los venezolanos nuestra propia historia.
DEL "ESTREÑIMIENTO PARLAMENTARIO" A LA "DIARREA LEGISLATIVA"...
Ese derroche de tiempo y flojera fue la norma hasta que el pasado 26 de Septiembre el oficialismo perdió las elecciones parlamentarias. En efecto, ese día los diputados nominales y las listas de la oposición concentraron el voto del 52 % del electorado. Pese a esa votación mayoritaria, la bancada opositora en el nuevo parlamento solo alcanzará 67 curules, en virtud de que el Consejo Nacional Electoral realizó un rediseño de las circunscripciones electorales a la medida de las necesidades políticas del oficialismo, tal como se demostró en los resultados al obtener el gobierno 98 diputados con solo 48 % de la votación popular total. Aun con esa espuria mayoría, el oficialismo prendió todas sus alarmas: Por tener unos diputados con muy bajo nivel político y con casi nula capacidad en cuanto a práctica parlamentaria y técnica legislativa, a la bancada gobiernera a menudo se le había hecho difícil contender con la escasa decena de parlamentarios disidentes, de la fracción de PODEMOS y del frente humanista. ¿Qué pasaría cuando llegaran al Hemiciclo casi 70 diputados, representantes de todo el país, electos por la Alternativa Democrática?
La respuesta era obvia: Si contener a 10 les fue difícil, confrontar a 67 diputados que si serían representantes populares y no meros levantabrazos teledirigidos desde Miraflores seria una tarea imposible para la opaca (y ahora además reducida) bancada pesuveca. En consecuencia, procedieron al desarrollo de tres estrategias: 1ro) Aprobaron sin debate, sin respiro, sin vergüenza y sin respeto al procedimiento establecido por la Constitución, un conjunto de leyes para restringir diversos derechos y libertades populares y meter a la población en el “corralito ideológico” de ese engendro militarista llamado “Socialismo del Siglo XXI” ; 2do) Aprobaron un “corralito administrativo” (la llamada “Ley Antitalanquera”) para asegurarse mediante chantaje y coerción aquello que no pueden lograr a través del compromiso conciente: la fidelidad de sus propios diputados. Y 3ro) Aprobaron un “corralito funcional”, para que la futura Asamblea Nacional no trabaje, y solo sesione cuándo, cómo e incluso dónde le convenga a la insegura mayoría adicta al poder.
Ese derroche de tiempo y flojera fue la norma hasta que el pasado 26 de Septiembre el oficialismo perdió las elecciones parlamentarias. En efecto, ese día los diputados nominales y las listas de la oposición concentraron el voto del 52 % del electorado. Pese a esa votación mayoritaria, la bancada opositora en el nuevo parlamento solo alcanzará 67 curules, en virtud de que el Consejo Nacional Electoral realizó un rediseño de las circunscripciones electorales a la medida de las necesidades políticas del oficialismo, tal como se demostró en los resultados al obtener el gobierno 98 diputados con solo 48 % de la votación popular total. Aun con esa espuria mayoría, el oficialismo prendió todas sus alarmas: Por tener unos diputados con muy bajo nivel político y con casi nula capacidad en cuanto a práctica parlamentaria y técnica legislativa, a la bancada gobiernera a menudo se le había hecho difícil contender con la escasa decena de parlamentarios disidentes, de la fracción de PODEMOS y del frente humanista. ¿Qué pasaría cuando llegaran al Hemiciclo casi 70 diputados, representantes de todo el país, electos por la Alternativa Democrática?
La respuesta era obvia: Si contener a 10 les fue difícil, confrontar a 67 diputados que si serían representantes populares y no meros levantabrazos teledirigidos desde Miraflores seria una tarea imposible para la opaca (y ahora además reducida) bancada pesuveca. En consecuencia, procedieron al desarrollo de tres estrategias: 1ro) Aprobaron sin debate, sin respiro, sin vergüenza y sin respeto al procedimiento establecido por la Constitución, un conjunto de leyes para restringir diversos derechos y libertades populares y meter a la población en el “corralito ideológico” de ese engendro militarista llamado “Socialismo del Siglo XXI” ; 2do) Aprobaron un “corralito administrativo” (la llamada “Ley Antitalanquera”) para asegurarse mediante chantaje y coerción aquello que no pueden lograr a través del compromiso conciente: la fidelidad de sus propios diputados. Y 3ro) Aprobaron un “corralito funcional”, para que la futura Asamblea Nacional no trabaje, y solo sesione cuándo, cómo e incluso dónde le convenga a la insegura mayoría adicta al poder.
LOS CORRUPTOS TIENEN MENOS PUEBLO PERO MAS PODER, "POR AHORA…"
Es así como los venezolanos nos encontramos en una situación extremadamente delicada: En las pasadas elecciones regionales, la burocracia plutocrático-militarista perdió en los estados y municipios donde vive más de la mitad del país. En las parlamentarias, como ya dijimos, los mismos números del CNE revelan que 52 % del voto popular se inclino por los candidatos de la oposición. Dicho en otras palabras: El chavismo dejo de ser mayoría en Venezuela, pero aun así pretende -mediante trampas leguleyas adobadas por el uso de la fuerza- imponer una hegemonía política y un proyecto ideológico rechazado reiteradamente por la mayoría del país. Eso es lo que muchos sectores han denominado un "Golpe de Estado Legislativo", aludiendo con esto a las leyes aprobadas a la carrera por un parlamento "en preaviso" y por una "Ley Habitante" que faculta al Presidente a gobernar por decreto durante 75 % del tiempo que le resta de mandato, antes de las elecciones en las que aspiraría a una nueva reelección...
¿Qué hacer frente a esto? Hay gente que, en razón de la angustia acumulada tras once años de atropellos, ve lo que hoy esta sucediendo como una temible “demostración de fuerza” del proyecto totalitario. Nosotros vemos todo lo contrario. Si la corrupta burocracia cívico-militar tuviera fuerza (esto es: coherencia política y respaldo social) hace rato que hubiera convocado una nueva Asamblea Constituyente para redactar una Carta Magna abiertamente comunista, creando así la “República Socialista Bolivariana de Venezuela”. Pero ese no es el caso. El proyecto totalitario no tiene partido, sino una masa informe de contratistas, amanuenses, testaferros, mantenidos, logreros y arribistas, divididos además en mafias que solo han aprendido a detestarse entre sí en la dura pugna por el reparto del botín. Además, el proyecto totalitario tampoco tiene pueblo: demasiadas veces se ha probado en los últimos 12 años que el respaldo popular enrojece cuando la agenda social priva en el discurso oficial, y se destiñe cuando es la agenda ideológica la que esta en primer plano. Además, ese pueblo que hace once años era llamado “El Soberano” hoy se encuentra no en la construcción de la “utopía socialista”, sino peleando… para que “los encargados” no se roben las latas de atún y sardinas que deberían mitigar el hambre en las largos y peligrosos días del refugio. El pueblo, ayer alabado como “Soberano” y hoy maltratado como damnificado, es inocente. Incluso puede soportar más allá de lo tolerable. Pero pendejo no es…
Es así como los venezolanos nos encontramos en una situación extremadamente delicada: En las pasadas elecciones regionales, la burocracia plutocrático-militarista perdió en los estados y municipios donde vive más de la mitad del país. En las parlamentarias, como ya dijimos, los mismos números del CNE revelan que 52 % del voto popular se inclino por los candidatos de la oposición. Dicho en otras palabras: El chavismo dejo de ser mayoría en Venezuela, pero aun así pretende -mediante trampas leguleyas adobadas por el uso de la fuerza- imponer una hegemonía política y un proyecto ideológico rechazado reiteradamente por la mayoría del país. Eso es lo que muchos sectores han denominado un "Golpe de Estado Legislativo", aludiendo con esto a las leyes aprobadas a la carrera por un parlamento "en preaviso" y por una "Ley Habitante" que faculta al Presidente a gobernar por decreto durante 75 % del tiempo que le resta de mandato, antes de las elecciones en las que aspiraría a una nueva reelección...
¿Qué hacer frente a esto? Hay gente que, en razón de la angustia acumulada tras once años de atropellos, ve lo que hoy esta sucediendo como una temible “demostración de fuerza” del proyecto totalitario. Nosotros vemos todo lo contrario. Si la corrupta burocracia cívico-militar tuviera fuerza (esto es: coherencia política y respaldo social) hace rato que hubiera convocado una nueva Asamblea Constituyente para redactar una Carta Magna abiertamente comunista, creando así la “República Socialista Bolivariana de Venezuela”. Pero ese no es el caso. El proyecto totalitario no tiene partido, sino una masa informe de contratistas, amanuenses, testaferros, mantenidos, logreros y arribistas, divididos además en mafias que solo han aprendido a detestarse entre sí en la dura pugna por el reparto del botín. Además, el proyecto totalitario tampoco tiene pueblo: demasiadas veces se ha probado en los últimos 12 años que el respaldo popular enrojece cuando la agenda social priva en el discurso oficial, y se destiñe cuando es la agenda ideológica la que esta en primer plano. Además, ese pueblo que hace once años era llamado “El Soberano” hoy se encuentra no en la construcción de la “utopía socialista”, sino peleando… para que “los encargados” no se roben las latas de atún y sardinas que deberían mitigar el hambre en las largos y peligrosos días del refugio. El pueblo, ayer alabado como “Soberano” y hoy maltratado como damnificado, es inocente. Incluso puede soportar más allá de lo tolerable. Pero pendejo no es…
LUCHA SOCIAL Y SALIDA ELECTORAL, “CAMINAR Y MASCAR CHICLE AL MISMO TIEMPO...”
Con estas leyes ilegítimas e inconstitucionales, las nuevas cúpulas podridas están “girando sobre fondos no disponibles”. Este gobierno es un cheque de goma, que como tal debe ser protestado y denunciado. Eso tiene su momento y su lugar. El lugar es el proceso electoral, y el momento es el 2012. Pero eso no quiere decir que de aquí a allá la actitud del pueblo deba ser la espera. ¡Ni de vaina! La pasividad es cómplice de la de los atentados contra los derechos del pueblo. Para nosotros, dirigentes comunitarios, gente del barrio, esta claro que ejercer los derechos consagrados en la Constitución, defender el patrimonio popular, promover la autonomía de los movimientos sociales y exigir el cumplimiento de la agenda de cambios ofrecida al país en 1998, serán los cuatro ejes del activismo social y político conque enfrentaremos a los más grotescos “saltadores de talanquera”: los que llegaron al poder flaquiiiitos, hablando de cambios revolucionarios, y hoy son burócratas obesos que sólo actúan precisamente para que nadie cambie.
La salida a este drama electoral debe ser electoral, pacífica y democrática, que nadie lo dude. Lo contrario es el terreno (y la lógica…) del adversario militarista. Pero para llegar al 2012 y ganar es necesario construir esa victoria a pulso, día a día, barrio a barrio, persona a persona. Para que el proyecto totalitario y continuista pierda las elecciones y entregue el poder (O SE "ALCE" Y SEA DERROTADO) es necesario tener atrás no sólo un resultado electoral: Es crucial tener un pueblo organizado, movilizado y conciente, capaz de hacer valer ese resultado y de garantizar posteriormente la gobernabilidad. Y eso no se improvisa un día despues de las elecciones, con un "llamado" en una "rueda de prensa". ¡Eso se construye ahora, en la lucha, UNIDOS!
Con estas leyes ilegítimas e inconstitucionales, las nuevas cúpulas podridas están “girando sobre fondos no disponibles”. Este gobierno es un cheque de goma, que como tal debe ser protestado y denunciado. Eso tiene su momento y su lugar. El lugar es el proceso electoral, y el momento es el 2012. Pero eso no quiere decir que de aquí a allá la actitud del pueblo deba ser la espera. ¡Ni de vaina! La pasividad es cómplice de la de los atentados contra los derechos del pueblo. Para nosotros, dirigentes comunitarios, gente del barrio, esta claro que ejercer los derechos consagrados en la Constitución, defender el patrimonio popular, promover la autonomía de los movimientos sociales y exigir el cumplimiento de la agenda de cambios ofrecida al país en 1998, serán los cuatro ejes del activismo social y político conque enfrentaremos a los más grotescos “saltadores de talanquera”: los que llegaron al poder flaquiiiitos, hablando de cambios revolucionarios, y hoy son burócratas obesos que sólo actúan precisamente para que nadie cambie.
La salida a este drama electoral debe ser electoral, pacífica y democrática, que nadie lo dude. Lo contrario es el terreno (y la lógica…) del adversario militarista. Pero para llegar al 2012 y ganar es necesario construir esa victoria a pulso, día a día, barrio a barrio, persona a persona. Para que el proyecto totalitario y continuista pierda las elecciones y entregue el poder (O SE "ALCE" Y SEA DERROTADO) es necesario tener atrás no sólo un resultado electoral: Es crucial tener un pueblo organizado, movilizado y conciente, capaz de hacer valer ese resultado y de garantizar posteriormente la gobernabilidad. Y eso no se improvisa un día despues de las elecciones, con un "llamado" en una "rueda de prensa". ¡Eso se construye ahora, en la lucha, UNIDOS!
¡Pa'lante!
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