No hay que leer las modificaciones de la Ley Resorte o la Lotel para percatarnos de lo que el Gobierno quiere que vean los venezolanos. Basta sintonizar TVES, VTV, ANTV o cualquier otro canal del Estado para evidenciar la verdadera intención. Ésta no es otra que aburrir al televidente con arsenales de mensajes ideológicos, donde solo se destaca la figura magnánima y endiosada del Presidente. No hay otra cosa relevante en el país, solo la palabra y obra de Hugo Chávez, el resto de los líderes regionales son ajenos al Estado. Esa es, además, la programación que sale al resto del mundo; es lo que se ve en cualquier hotel del hemisferio (tamaña vergüenza).
RAFAEL J. CHAVERO GAZDIK
EL UNIVERSAL 5 de enero de 2011
La televisión basura
La privacidad aquí no vale nada, todo depende del Gobierno
Se habla de la televisión del pueblo, pero sabemos que más bien es la televisión del Presidente. ¿O ha visto usted algún programa realizado por la UCV o la UCAB, las cuales tienen facultades de comunicación social? ¿Ha visto usted algún programa en esos canales destacando la gestión de algún mandatario regional de oposición?
¿O ha visto usted algún programa crítico, realizado por alguna fuerza política o social no controlada por el régimen? ¿O aspira usted ver representación de las fuerzas opositoras en ANTV?
Seamos sinceros, el término Estado es sinónimo de gobierno central, quien gana las elecciones controla todo, el resto del país es enemigo, conspirador y traidor.
Que tristeza tener que aceptar que se haya revocado la concesión a RCTV para sustituirlo por el canal más mediocre del continente, cuya audiencia no supera su número de empleados. ¿Sabrán los venezolanos cuánto nos cuesta mantener ese canal? ¿No sería mejor invertir ese dinero en escuela u hospitales?
Sencillamente el costo no interesa, pues el propósito de estos canales es ocupar el espectro radiológico de basura, para evitar la diversidad o lo que ellos llaman la transculturización. Si viene de EEUU o Europa es malo, pero si es de Cuba es misa. Por eso también se le niega a Globovisión las autorizaciones para transmitir en el resto del país, para que los pobres sólo vean al prócer Mario Silva.
No contentos con destruir la televisión abierta, se nos invade la privada. A la televisión por suscripción, esa que pagamos a la medida de nuestros intereses y presupuesto, se le llena de absurdas regulaciones, para evitar que el venezolano vea cosas distintas o no autorizadas. La privacidad aquí no vale nada, todo depende del Gobierno. Y, por si ello fuera poco, ahora vienen por Internet, ya vendrán las primeras persecuciones, muy probablemente contra las páginas informativas.
Pero pronto volverá la sensatez. La idiotez tiene su tiempo contado.
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