EE.UU analiza si colocar o no a Chávez en su lista negra
Fuente: Infocifras
Pese a señales de que el presidente Hugo Chávez comienza a agotar la paciencia de Washington, los esfuerzos en el Congreso estadounidense por conseguir la aplicación de sanciones contra Venezuela aún siguen en pañales, al tiempo que la comunidad venezolana en Miami se muestra dividida en torno a la medida
La propuesta, producto de los presuntos vínculos que Chávez mantiene con Irán y con organizaciones terroristas, está siendo adelantada por el congresista republicano por la Florida, Connie Mack, y actualmente cuenta con el respaldo de sólo 37 de sus colegas, una décima parte de los 435 escaños que conforman la cámara.
Pero Mack dijo en una entrevista telefónica que es cada vez mayor la indignación entre las filas del Congreso ante lo que está pasando en Venezuela.
“En la medida que los nuevos miembros del Congreso aprenden más y más sobre quién es Hugo Chávez, y lo que está haciendo, se encolerizan y se manifiestan dispuestos a respaldar la medida”, señaló.
Mack, quien también propuso la resolución para incluir a Venezuela en la lista de los países que auspician el terrorismo en el período anterior de sesiones, dijo que existe amplia evidencia de los vínculos entre el gobierno de Chávez y movimientos terroristas, como el separatista vasco ETA y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Si se tiene una lista de auspiciadores del terrorismo, no es posible que Hugo Chávez no esté dentro de ella”, sostuvo Mack. “Sus acciones de brindarle respaldo a organizaciones terroristas son bien conocidas y él debería rendir cuentas por sus acciones”.
Incluir a Venezuela dentro de la lista implicaría la introducción de graves sanciones contra el país sudamericano que podrían frenar el curso normal de las operaciones comerciales de ese país.
Venezuela actualmente exporta entre 900,000 y un millón de barriles diarios de crudo a Estados Unidos. Estas ventas generan el grueso de las divisas que ingresan al país sudamericano, cuyo petróleo extra pesado difícilmente puede ser colocado en otros mercados.
Para Roger Noriega, ex embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), los vínculos de Chávez con las organizaciones terroristas y con países como Irán, Rusia y China representan un gran peligro para el hemisferio.
“Hay una grave amenaza para la seguridad de Estados Unidos que se ha desarrollando en Venezuela bajos las narices de Washington”, advirtió Noriega.
“Chávez es peligroso porque es un dictador que actúa sin rendir cuentas, que es hostil hacia Estados Unidos y que le ha ofrecido Venezuela a Irán para que hagan lo que quiera”, señaló.
Añadió que a los observadores les preocupa la cooperación que el país sudamericano le está brindando a Irán para el desarrollo de “un programa nuclear forajido”, y la carrera armamentista que Chávez está auspiciando en la región a través de la adquisición masiva de armas rusas de nueva generación.
También les preocupa el incremento de las operaciones de narcotráfico en el país y la presunta participación de altos funcionarios del Estado venezolano en la actividad ilícita.
Según Noriega, Estados Unidos se ha mantenido de brazos cruzados por demasiado tiempo ante lo que está sucediendo en el país latinoamericano, manteniendo durante años una política de evitar confrontaciones con Chávez.
“Nos autoconvencimos de que el silencio era dorado”, dijo Noriega al referirse a una práctica que rigió durante la administración del presidente George W. Bush y la del actual presidente Barack Obama.
“No queríamos que se nos percibiera como que provocábamos a Chávez porque eso tendría un costo en la relación con nuestros vecinos en la región. No obstante, el silencio sobre lo que él está haciendo internamente es una cosa, pero la amenaza externa que el representa no puede seguir siendo ignorada”.
Sin embargo, el silencio en torno a Chávez pareció estar resquebrajándose en Washington en las últimas semanas, en el marco de una serie de medidas aplicadas en Venezuela que colocan más poder en las manos de Chávez.
“Los acontecimientos en Venezuela generan serias preocupaciones”, dijo recientemente el subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, Arturo Valenzuela, en referencia a la aprobación en Caracas de una ley que le permite a Chávez a gobernar por decretos por 18 meses.
“Esta medida antidemocrática viola los valores compartidos consagrados en la Carta Democrática Interamericana [de la OEA]”, señaló.
El coro de protestas en contra de la mencionada ley parece haber llevado al mandatario venezolano a reflexionar.
Durante la ceremonia de entrega de Memoria y Cuenta realizada el sábado, Chávez dijo que podría devolver en seis meses los poderes que le otorgó la Asamblea Anterior.
No obstante, la oposición se mantiene escéptica ante la larga cadena de promesas incumplidas por Chávez, al tiempo que la propia OEA examina las acusaciones de que el mandatario ha desmantelado las instituciones democráticas del país sudamericano.
“Creo que ha habido un despertar de parte de Estados Unidos hacia la situación venezolana. Hasta ahora, se había hecho la vista gorda a los atropellos a la Constitución y a los derechos humanos pero ahora se muestra preocupación”, declaró el ex embajador venezolano ante la ONU, Adolfo Tayhardat.
Pero pese a ese nuevo despertar, y a las persistentes acusaciones de que Chávez asiste a organizaciones como la ETA y las FARC, no todos están de acuerdo en la conveniencia de incluir al país en la lista de países que auspician el terrorismo.
Entre estos se encuentra la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, quien preside el influyente Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y es una ardua crítica del mandatario venezolano.
“No estoy de acuerdo con la inclusión de Venezuela como un país terrorista”, dijo Ros-Lehtinen, quien semanas atrás denunció que el país sudamericano se ha convertido en un puente de ingreso para los negocios turbios de Irán en el hemisferio.
“Hay otras medidas específicas que podemos examinar para ayudar al pueblo de Venezuela a avanzar con su propósito de vivir en un país verdaderamente democrático, donde los derechos humanos sean respetados [. . .] y donde la libertad de opinión sea la norma”, comentó.
La propia comunidad venezolana en Miami también está divida en torno a la propuesta.
José Antonio Colina, director de la Organización de Venezolanos Perseguidos por el Exilio (Veppex), favorece la medida y considera que su aprobación podría ser de gran utilidad para propiciar un cambio dentro del país.
“Colocaría el régimen fuera del reconocimiento de la comunidad internacional; aislaría a Chávez y llevaría las relaciones y económicas de Venezuela con el resto del mundo a su más mínimo nivel”, comentó Colina, quien reside exiliado en Miami.
Pero el aislamiento económico es tema de preocupación para Carlos Fernández, ex presidente de Fedecamaras, la organización empresarial más importante de Venezuela.
“Incluir a Venezuela en la lista de países que auspician el terrorismo significa cerrar el comercio entre Estados Unidos y Venezuela”, advirtió Fernández. “Significa mayores problemas para los venezolanos. No sería Hugo Chávez en realidad el que va a sufrir las consecuencias, sino el pueblo venezolano”.
Fernández señaló que la medida bloquearía las exportaciones a Venezuela de productos de Estados Unidos, país que es el principal proveedor de alimentos y materias primas de las industrias venezolanas.
“La seguridad alimenticia podría estar en grave peligro para los venezolanos”, dijo Fernández. “Los insumos médicos tendrían grandes inconvenientes para llegar al país, la posibilidad de obtener una visa no inmigrante a Estados Unidos sería prácticamente nula, las transacciones de bienes de capital quedarían suspendidas, en fin seria el aislamiento de Venezuela”.
Colina, no obstante, sostuvo que la medida le propinaría un golpe devastador a Chávez y propiciaría su rápida salida.
“Las medidas estimularían a la sociedad venezolana a organizarse y movilizarse para salir de un régimen que ya no quieren, porque hasta ahora todo el mundo ha dicho que Chávez encabeza un gobierno democrático y que respeta la voluntad popular, pero eso es completamente falso”, señaló.
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