6/2/11

Y hasta Cavim voló…

El ciudadano venezolano común solamente recuerda el estallido histórico del polvorín de San Mateo, volado por el héroe neogranadino Antonio Ricaurte para impedir que cayera en las manos de Boves. Así que para la imaginación popular “polvorín no vuela”, pero… se ha demostrado que en poder de Chávez hasta Cavim puede volar en mil pedazos –sin que salga herido ni un solo militar - ¿evacuación previa?- por la irresponsabilidad de un gobierno que almacena proyectiles de alto poder destructivo en zonas pobladas – una ojiva cayó en una casa de familia.

Los sabuesos del chavismo buscan con desesperación que la causa haya sido sabotaje, sin percibir que por lo que haya sido – combustión espontánea o sabotaje – ¿interno para ocultar el robo de proyectiles? “1.300 cartuchos venezolanos fueron incautados a las Farc en Colombia” - la culpa es suya, por ineptos. Por descuidados. Por obsoletos.

Y llegó Cávez… al otro día

Chávez visitó el sitio del horroroso estallido – que duró más de ocho horas – desde las 4:30am del domingo - asesinando a una señora a dos kilómetros del evento - (¿pero ni a un soldadito?) - “que se expuso”, según Isea ¿o sea? – y su comentario no pudo ser más infeliz: - “Un incendio ahí es extraño y más a esa hora”.

Por Dios: ¿Las explosiones tienen horario y lugar predeterminado? Para luego asumir su condición histriónica: - “Aquí estamos con toda nuestra moral de soldados y cada día más unidos, construyendo la patria nueva”. Carajo, si esa es la forma de construir la patria nueva nos hundimos. Pero lo que me dejó anonadado fue esta reflexión profunda: “Si de aquí hay que sacar enseñanzas, saquémoslas”. No es posible concebir que se requiera volar un polvorín para aprender que pólvora estalla, cuando la única razón de existir la pólvora es para explotar.

Nada. Que así como está todo el país, en ruinas, por falta de mantenimiento, de inversión y de gerencia eficiente, también está la industria militar: ¿Cuál puede ser la diferencia entre Cavim y las empresas de Guayana, quebradas a juro? Ninguna. La ruina es el eslabón que ensambla todo el sistema de gobierno de Chávez: Seguridad ciudadana – el hampa decretó toque de queda - educativa, laboral, hospitalaria, financiera y alimentaria - comemos por las importaciones ¿potencia agrícola portuaria? - suministro de agua potable y aguas servidas, recolección de basura y construcción de viviendas, transporte aéreo – todavía el siniestro de Conviasa permanece a oscuras – oficinas de atención al público, vías de comunicación, PDVSA, plantas termoeléctricas e hidroeléctricas, barrios y pueblos, infraestructura, mercados populares, empresas confiscadas – la expropiación exige el cumplimiento de un procedimiento constitucional – y pare usted de contar.

Todo en ruinas. En quiebra. En el más absurdo abandono. Pero eso sí: Pintado de rojo como la decadencia. No puede ser más vergonzosa la imagen desolada de esta multimillonaria y disoluta Venezuela de Chávez – 70 mil millones de dólares se han ido en la compra graciosas de afectos internacionales para su propuesta comunista, bajo el manto de la “solidaridad entre los pueblos” y otros tantos en incuantificables actos de corrupción y de ineptitud: Como Pudreval y la plataforma gasífera Aban Pearl, entre un largo etcétera que asombrará al universo cuando se devele, a lo que hay que adicionar el odio, la división de la nación, la persecución política, el ultraje al empresariado y el odio desatado contra la propiedad privada - en un año se han ejecutado 316 medidas sobre la propiedad privada.

Sintetizado: Chávez es la destrucción como norma. La dominación por la quiebra de la productividad. El quietismo gubernamental alto, medio y bajo por la preocupación superior de estar alerta por si alguien grita: Uh, ah Chávez no se va.

El nuevo símbolo chavista

Nada más apropiado que la fotografía que recoge el instante álgido de la gran explosión de Cavim para identificar los doce años de gobierno de Chávez: Una inmensa pira.

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