26/3/11

Basta una franela roja



Basta una franela roja

Ni has sido buen estudiante,

ni se te ha visto progreso;

tenemos que admitir eso,

aunque sea decepcionante.

Mas, como representante,

sólo una idea se me antoja

para transformar tu hoja

o currículo de vida:

voy a comprarte enseguida

tremenda franela roja.


Quede atrás pues la congoja

de saber que a ti, mi fruto,

te gusta meterle al bruto,

o eres de la gente floja;

porque con la paradoja

que se vive en Venezuela,

basta entrar en la candela

que llaman revolución,

para hallar la solución

sin asistir a la escuela.


Ya más nunca se desvela

esta madre, lo aseguro,

adivinando el futuro

de un hijo tan sanguijuela.

Y qué contenta su abuela

con ese nieto mimado

cuando lo mire sentado

entre el público asistente

aplaudiendo al presidente

sin que sepa de qué ha hablado…


Muy bien, muchacho atrasado,

vas a aprender, ya lo sabes,

a gritar qué viva Chávez

con un tono enajenado.

Y, mira, lo más sagrado,

donde tienes que insistir

porque da para vivir

como cualquier ricachón,

es en hacerte campeón

en técnicas de aplaudir.


“Es fácil”, me a decir,

pero, mijo, se equivoca;

aplaudir a gente loca

no son 2 palmas y unir.

Hay que saber distinguir

los gestos en la oratoria;

si un poseso habla de historia

como si en ella estuviera,

apláudale la loquera

sin ninguna moratoria.


Pero que se haga notoria

su presencia en el tumulto,

no se confunda en el bulto

de los gritos y la euforia.

Busque estar en la memoria

pasándose de la raya,

y si cogiera pantalla,

asiente con la cabeza

cualquier obscenidad gruesa

con las que el líder batalla.


Hijo mío, eso no falla

para enchufarse al gobierno.

Así que agarre el cuaderno,

pero a clases no me vaya.

Anote que con agalla,

incluso la gente floja,

si vive la paradoja

que hoy en día es Venezuela,

no necesita de escuela,

basta una franela roja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario