A la izquierda del rancho la ladera de la montaña da una idea de la altura a que fue tomada la foto. A la derecha se ven las mangueras que son el "acueducto" con que cuenta el barrio. Los barriles o "pipotes" son el único mecanismo para almacenar agua, y las bolsas de basura de plástico negro la única defensa que tienen contra el dengue. La gráfica es del barrio El Quilombo, en Catia, Caracas, y así es como se dotan del vital líquido en la inmensa mayoría de los barrios de Caracas y del resto del país, mientras el Presidente hace campaña electoral con su "Fiesta del Agua"...
En la semana que acaba de transcurrir dos operativos oficiales (la mal llamada “Fiesta del Agua” y la peor llamada “Fiesta del Asfalto”) y una horrenda tragedia (el asesinato en Caracas, en la Autopista Francisco Fajardo, de la líder comunitaria Claret Terán, en el marco de una protesta de trabajadores de la Misión Barrio Nuevo Tricolor) fueron reveladores del profundo desprecio que por las necesidades reales de la gente tiene la burocracia gobiernera, incluyendo por supuesto al “Comandante Burócrata”, también llamado “Burócrata en Jefe”. Esta vez nos referiremos exclusivamente a la llamada “Fiesta del Agua”.
La gráfica fue tomada el pasado martes 22 de marzo en Las Casitas, de La Vega. Micrófono en manO, el Presidente imita al programa de TV "El Radar de los Barrios", pero reporta situaciones que él mismo debería haber resuelto hace años.
UNA “FIESTA DEL AGUA” QUE TERMINÓ EN SEQUIA
El pasado martes 22 de Marzo el planeta conmemoró el Día Mundial del Agua. Quizá mucha gente lo olvidó y los más jóvenes no lo hayan sabido nunca, pero alguna vez en nuestro país Hidrocapital fue una empresa pública bien manejada, que por estar obligada a dar servicio a todos no estaba teñida de ningún color político. Una empresa de servicios que fue capaz de atender a la Gran Caracas con apenas 600 empleados, mientras que para atender a la misma ciudad la Electricidad de Caracas tenía 6 mil trabajadores y la Compañía Anónima Metro de Caracas tenía 4 mil. Una empresa pública que no sólo no daba pérdidas, sino que llego a recaudar por cobro de factura la cantidad de QUINCE MILLONES DE DOLARES. Una empresa pública, en fin, que en vez de dar discursos políticos o explicaciones técnicas, podía decir al usuario simplemente: “Vaya a su casa y abra el chorro”. ¡Y salía agua, agua cristalina, no pantano o aire!
José María de Viana, presidente de HIDROCAPITAL cuyo trabajo era darle a los ciudadanos AGUA, no discursos políticos o excusas técnicas, en los tiempos en que Chávez le pidió que siguiera al frente de esa empresa que -entonces si- era de todos los caraqueños...
HISTORIA DE LA SED
Aquel milagro no fue logrado por chinos, rusos o iraníes; tampoco por gringos, alemanes o japoneses. Eso fue logrado por obreros de aquí, por técnicos, ingenieros y gerentes criollitos, que le metieron el pecho al trabajo con entrega y sentido de la vergüenza personal y profesional. Bajo el liderazgo de José María de Viana (un caraqueño de Antímano, que logró graduarse de ingeniero en la Universidad Católica Andrés Bello) esos venezolanos lograron lo que parecía imposible. Tan rotundo fue su triunfo, que cuando el Presidente Chávez gana las elecciones y asume el poder le pide que “por favor” permanezca al frente de Hidrocapital. De Viana, un servidor público más allá de cualquier sectarismo, acepta. Pero poco duraría esa luna de miel entre la capacidad y el resentimiento. Pronto se puso en marcha una auténtica conspiración: Una tal Jackelin Farias (¿les “suena”?) quería el puesto, y aprovechando que su marido de entonces, Julio Montes, era ministro, le empezaron a decir a Chávez que De Viana era “neoliberal” y “privatizador”, cuando la realidad es que su gestión de siete años rescató el servicio público de agua potable de un fallido y nefasto intento de privatización a principios de los años 90. Tras cuatro chismes y alguna provocación, Farías llego a la Presidencia de Hidrocapital, donde puso una torta inmensa llamada “Proyecto Guaire”. En premio por ese desastre, la ascendieron a Ministra del Ambiente. Allí puso otra torta descomunal, el llamado “Plan Caura” para luchar contra la minería ilegal y contaminante en el Sur del país. Ese problema siguió y sigue igualito, pero a la Farías nuevamente la premiaron, ascendiéndola esta vez a “Jefa de Gobierno” de facto del Distrito Capital. Como ella misma dijo alguna triste vez, desde entonces la señora Farias es el dedo que Chávez le enseña a los caraqueños cada vez que exigen soluciones para esta desmantelada capital. Defendiendo a una burócrata con semejante "record" fue que Chávez “regañó” en Blandín a la camarada Rosalba Villamizar, vocera del Consejo Comunal 19 de Abril, Carretera Vieja de La Guaira, en “cómica” que el país pudo ver a través de la pantalla de VTV, el canal de ¿todos? los venezolanos...
"Jackye" Farías y Alejandro Hitcher, dándole a una ciudadana explicaciones técnicas de porque no tiene agua "todavía" y discursos políticos acerca de lo esplendoroso que será el futuro. Nótese la cara de felicidad de los burócratas y la cara de arrechera de la compariota...
VIVIR VIVIENDO, VIVIR MURIENDO, VIVIR MINTIENDO…
Esa es la historia de la sed que padecemos en los barrios. La historia de como se desmanteló un equipo de alta calidad técnica y profesional y de como Hidrocapital llegó a caer en las manos de un Alejandro Hitcher cualquiera. Esta es la historia que explica, en fin, como es que el Presidente Chávez, después de 12 años de gobierno, conmemora el “Día Mundial del Agua” celebrando en el sector Las Casitas de la Parroquia La Vega una supuesta “Fiesta” que en esencia consiste en un camión cisterna que llevará agua a la parte alta del barrio para llenar allí unos tanques de 1500 litros, regalados por el gobierno a unas cuantas familias del sector. Es decir: La fulana “Fiesta del Agua” no resuelve el problema de la ausencia de agua en los grifos, sino que busca “hacer soportable” la sed, perfectamente alineada con la “política social” del régimen, que en vez de solucionar la pobreza pretende hacerla “vivible”, por aquello de que “ser rico es malo”. Para colmo, en medio del desorden de esa cadena del martes 22, al Alcalde Jorge Rodríguez (que reconoció en vivo y en directo que ni conocía La Vega) se le ocurrió raspar unas calles para asfaltarlas, y demostrarle así a su jefecito lo eficiente que puede ser en campaña electoral. Por desgracia, en ese raspado improvisado las máquinas de la Alcaldía de Libertador rompieron una tubería de aguas blancas, generando la inmediata interrupción del servicio. Cuando los vecinos exigieron a los burócratas que repararan el daño que habían causado, estos respondieron: “Será otro día, porque ya la cadena terminó, el Presidente se va y nosotros nos vamos con él”. Con tristeza, con rabia, así nos lo relató el señor Alberto Rubio, un compatriota que tiene mas de 20 años siendo vecino de Las Casitas.
Genial caricatura de EDO que muestra cuales son las prioridades reales de un gobierno que ha tenido TODO lo necesario para resolver el problema de la sed en los barrios, menos la voluntad y la capacidad técnica (botaron a los que sabían, convirtieron en jefes a los fracasados crónicos, que te puedo decir...)
“DEJENME TRABAJAR”, DICE EL FLOJO…
Alguien le “sopló” al Presidente la frasecita esa que ahora no se quita de la boca: “No se trata de vivir muriendo, sino de vivir viviendo”, dice, mientras mira a cámara y pone el rostro como si acabara de decir algo demasiado profundo. Lo cierto es que, caletres aparte, la gente ya no se lo cala ni siquiera a él si persiste en su empeño de vivir mintiendo: “Déjenme trabajar”, dice quien no ha tenido oposición alguna durante casi todo su mandato, quien ha tenido todo el dinero del mundo y, más que la confianza, ha tenido hasta la fe de millones de compatriotas. “Déjenme trabajar”, dice quien se ha pasado 12 años viajando por el mundo y –cuando está en el país- su “actividad” se limita a hablar, hablar, y a insultar a media Venezuela, especialmente a los trabajadores organizados y a los estudiantes.. “Déjenme trabajar”, dice, y los habitantes de los barrios le respondemos: ¡Trabaja! Porque para eso se te paga un sueldo, y te quedan en ese cargo dos largos años no para hacer promesas y campaña, sino para construir soluciones.
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