Jorge Ramos
María Corina Machado no tiene miedo. Muchos de los opositores políticos de Hugo Chávez han dejado Venezuela, han sido inhabilitados o no se han atrevido a enfrentarse directamente a él o a retarlo en público. Ella es distinta.
Desde que fue elegida a la Asamblea Nacional en septiembre del 2010 –con el mayor número de votos de todo el país– María Corina (como todos le dicen) ha desafiado una y otra vez a Chávez y a su régimen. E incluso en un ya famoso discurso en febrero de este año, le puso fecha a la salida de Chávez del poder.
¿Se le puede ganar a Chávez por las buenas, con votos y no con balas?, le pregunté en una reciente entrevista. “Absolutamente y el presidente lo sabe”, me dijo, segura. “Y por eso el miedo que está demostrando y las reacciones agresivas, de descalificación, de intimidación.”
Efectivamente, Chávez la ha atacado directamente. “Esa es una burguesita de fina estampa”, dijo el presidente venezolano. Y luego la retó: “Ahh, lánzate pues burguesita de fina estampa, para que tú veas lo que es la furia de un pueblo.”
Y ella aceptó el reto. “Eso lo que demuestra es que el presidente perdió el contacto con los venezolanos”, me dijo. “A mí no me importa; me tiene absolutamente sin cuidado cómo me llame el presidente de la república. Me importa cómo me llamen mis conciudadanos. Me llaman María Corina y lo hacen con afecto.”
Chávez y María Corina se saludaron una vez en la Asamblea. ¿Qué pasó? “El presidente Chávez me habló a mí, me dijo que conocía a mi madre. Le envió saludos a mi madre y yo le regresé saludos a la suya.” Vi el video del encuentro. Pura frialdad. Ninguno parpadeó.
María Corina fue de las fundadoras del grupo Súmate que en el 2004 intentó, sin éxito, sacar a Chávez del poder con un referendo revocatorio. Los chavistas, dos años antes, habían acusado a los líderes de Súmate de traición a la patria y conspiración por apoyar el golpe de estado contra Chávez en el 2002 y por haber recibido dinero del National Endowment for Democracy.
María Corina niega haber apoyado el golpe de Estado pero sí reconoce haber recibido ayuda del extranjero. “Como cientos de organizaciones en el mundo”, me explicó, “recibimos en Venezuela fondos del Congreso de Estados Unidos y de otros gobiernos. Ocurre con todas las organizaciones que defienden los derechos humanos.”
Las acusaciones judiciales en su contra están pendientes. Pero ella sigue adelante. “No aceptamos el atropello, la ofensa y cómo se ha sembrado la violencia y la confrontación de los ciudadanos en medio de la bonanza petrolera más grande de nuestra historia”, dijo.
María Corina no es ingenua. Sabe que Chávez tendrá una enorme ventaja en las próximas votaciones. “Oiganme bien: efectivamente el presidente Chávez tiene recursos económicos, ha cooptado medios de comunicación”, me contó. “Las elecciones en Venezuela no serán libres y justas. Hay un desequilibrio absoluto desde la campaña electoral hasta los mecanismos de intimidación a trabajadores y empleados públicos. Pero la fuerza del pueblo de Venezuela no la puede detener ni el presidente Chávez ni ningún otro autócrata que traté de poner a Venezuela de rodillas.”
Esta madre de tres, que se niega a vivir en otro país, cree que el próximo presidente o presidenta de Venezuela debe tener autoridad moral, capacidad ejecutiva y no representar a ningún sector en particular. Pero ¿será ella? “Yo decidí dedicar mi vida a servir a mi país”, me comentó. Y cuando le pregunté si ella se lanzaría por la presidencia me dijo que “es prematuro hablar en este momento de nombres.”
La oposición política a Chávez se ha caracterizado por sus divisiones y por su falta de un plan común de acción. Ya veremos si para diciembre del 2012 las cosas son distintas. Mientras tanto, se lance o no, María Corina es hoy en día la voz más clara, directa y valiente frente al chavismo. Ella es la mujer a la que más le teme Chávez.
María Corina sabe que su tarea –sacar a Chávez del poder– es cuesta arriba.
“La libertad se conquista todos los días. No se hereda.” Pero ya sabe por qué lo hace.
“Yo adoro mi país; Venezuela es un país extraordinario donde quiero vivir y donde quiero que crezcan los hijos de mis hijos”.
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