12/5/11

Cultivemos el anhelo de construir un destino de respeto y entusiasmo


Cada vez que veo o escucho sondeos de opinión sobre Chávez y declaran sobre el porqué de sus numeritos, nunca lo suficientemente bajos para uno, me parece que están equivocados, que no pueden ser. Porque son ofensivos a la Venezuela en la que uno creció, en la que la generosidad y la alegría eran protagonistas, el respeto era una exigencia y la “bendición” y “la gente de paz” no eran ridiculeces.
Que se reitere lo mismo aterroriza: “a Chávez lo ven bueno, justo, decente. Honesto, honrado, se preocupa por los pobres, los defiende, se interesa por ellos, es cercano”….Y uno se pregunta Pero ¿Cómo a estas alturas, doce años después de una traición a la confianza de casi cuatro millones de venezolanos, de los horrores que hemos vivido, de esta barbarie que es hoy este país, de la fractura total de nuestros valores y principios, de la corrupción, de los presos, de la injusticia, de esta indefensa población que todos los días ve morir seres queridos y no se hace nada para proteger sus vidas, que los policías son mas peligrosos que los delincuentes, que los secuestros se suceden sin tregua, que somos aliados de dictadores y terroristas, que el odio y la división campean en un pueblo que hoy se ve inducido a la venganza por una constante en el discurso de Chávez que es la diferencia de clases, por las expropiaciones, los ataques a la producción , la inflación mas alta del continente, los regalos a los cómplices de este desastre para mantener una alianza diabólica….?
¿Es que se ha “maleado” tanto el espíritu de esta tierra que ciertamente no ve, no escucha, no piensa, no siente? ¿Que estos numeritos que dicen de un país ignorante, indolente, viciado, que aplaude todavía esta chabacanería que no es sincera, esta mediocridad absoluta, este desatino cotidiano, existan todavía? Que los registros para viviendas, que ahora en campaña y con la obligatoriedad a la banca privada de “cargar este muerto” de la escasez de casas, responsabilidad de este gobierno, van a ser concedidas y si no culparán a esa banca, así como los refugiados que son humillados con “la preocupación” de un presidente comandante, libertador, que con la mayor bonanza petrolera había sido incapaz de solucionar los problemas mínimos que vivimos.
Que todavía los que viven en odio y mendicidad crean que este hombre bueno, inteligente y justo es engañado y nadie le dice de los reales problemas… ¡Cuesta creerlo! Porque no se trata de problemas que se solucionan… ¡No! Hay una mayoría demostrada ya varias veces que vive paralelamente a esta Venezuela de Chávez y que está discriminada y agraviada por el poder, pero que hoy está azotada por los mismos problemas. Eso si, que tiene que enfrentar lo que Chávez ha sembrado y riega con deleite: el odio. Cuando los venezolanos se vean a los ojos, barran sus calles colmadas de toda clase de basura y ratas, y la voz deje de estar contenida de impotencia, el aire comenzará a limpiarse, a aclararse el cielo, y comenzará un tiempo de lucha también, pero con el anhelo de construir un destino de respeto y entusiasmo, de ilusión y progreso. Hay mucho que hacer. Pero lo haremos. Lo tenemos que hacer.

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