Los ejes de la actual campaña, permitida con todo descaro por un CNE totalmente entregado al jefe, se levantan alrededor de la construcción de una millonada de casas con las que se pretende resolver el problema de vivienda de otra millonada de personas que se quedaron esperando por la revolución durante 12 años y que en el año 13 esperan que el comandante les resuelva el problema. Micomandantepresidente lo sabe. Y vuelve al ataque con lo mismo. Cadenas, cadenas y más cadenas. Horas de cadenas.
Micomandantepresidente trabaja como un vendedor con necesidades de mercado
Campaña electoral eterna
El eterno presidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, arrancó unilateralmente su campaña electoral número 15.388. Ha sido su trabajo todos estos años. Televisión, cadenas, televisión, cadenas, programas especiales, Aló, televisión, cadenas. Aló, cadenas. Es una rutina mediática que, ya con 13 años en tránsito en el poder, acostumbró a sus súbditos a que el nuevo concepto de trabajo sea hablar, hablar, hablar y hablar. No importa la esencia de lo que diga. Lo importante es estar ahí, en esa pantalla, a cualquier hora.
Como si nadie supiera quién es, como si se tratara de un vendedor con necesidades de público y audiencia, atosiga a sus súbditos con horas de ¡Ayyy compadre!, besitos para las viejitas, niños en brazos, niñas poetas, madres llorosas de emoción, papelitos, próceres jalando mecate sin pena ni límites humanos, maquetas de casas que sirven para respaldar un papel de una promesa que será tangible uno de estos años, especialmente si se logra que los engañados sigan votando por micomandantepresidente.
Es la historia de este gobierno. Lo demás, lo que no está en la pantalla oficial, en las radios gobierneros, en las páginas Web que financia el proceso o en los periódicos del poder es ruina, basura, derrumbes, tragedia, huecos, crímenes, corrupción, desidia, se venden empanadas, atracos, muerte, abandono, desempleo. Se agarran ruedos, se hacen carreritas, viajes y mudanzas, militares acomodados, se estiran zapatos.
Y, más allá de una buhonería desatada, una economía totalmente destruida bajo operación disimulo a punta de deuda, colchones con dólares encaletados e ingresos extraordinarios de Pdvsa sin control ni registro: una realidad distinta a las cadenas y a las maravillas de Jorge Giordani.
Los ejes de la actual campaña, permitida con todo descaro por un CNE totalmente entregado al jefe, se levantan alrededor de la construcción de una millonada de casas con las que se pretende resolver el problema de vivienda de otra millonada de personas que se quedaron esperando por la revolución durante 12 años y que en el año 13 esperan que el comandante les resuelva el problema. Micomandantepresidente lo sabe. Y vuelve al ataque con lo mismo. Cadenas, cadenas y más cadenas. Horas de cadenas.
Devalúa, pero revalúa, No hay inflación, hay aumentos de sueldo por encima de todo el mundo. No hay empresas en quiebra, lo que hay es un bolívar fuerte. No hay importaciones. Todo se produce en el país. Cadenas para mostrar neveras rojas y peroles importados de China. Cadenas para mostrar las vacas de Argentina o para mostrar los helicópteros de Rusia.
Campaña electoral para atacar los problemas creados por él mismo.
Paciencia, paciencia y paciencia.
Micomandantepresidente trabaja como un vendedor con necesidades de mercado
Campaña electoral eterna
El eterno presidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, arrancó unilateralmente su campaña electoral número 15.388. Ha sido su trabajo todos estos años. Televisión, cadenas, televisión, cadenas, programas especiales, Aló, televisión, cadenas. Aló, cadenas. Es una rutina mediática que, ya con 13 años en tránsito en el poder, acostumbró a sus súbditos a que el nuevo concepto de trabajo sea hablar, hablar, hablar y hablar. No importa la esencia de lo que diga. Lo importante es estar ahí, en esa pantalla, a cualquier hora.
Como si nadie supiera quién es, como si se tratara de un vendedor con necesidades de público y audiencia, atosiga a sus súbditos con horas de ¡Ayyy compadre!, besitos para las viejitas, niños en brazos, niñas poetas, madres llorosas de emoción, papelitos, próceres jalando mecate sin pena ni límites humanos, maquetas de casas que sirven para respaldar un papel de una promesa que será tangible uno de estos años, especialmente si se logra que los engañados sigan votando por micomandantepresidente.
Es la historia de este gobierno. Lo demás, lo que no está en la pantalla oficial, en las radios gobierneros, en las páginas Web que financia el proceso o en los periódicos del poder es ruina, basura, derrumbes, tragedia, huecos, crímenes, corrupción, desidia, se venden empanadas, atracos, muerte, abandono, desempleo. Se agarran ruedos, se hacen carreritas, viajes y mudanzas, militares acomodados, se estiran zapatos.
Y, más allá de una buhonería desatada, una economía totalmente destruida bajo operación disimulo a punta de deuda, colchones con dólares encaletados e ingresos extraordinarios de Pdvsa sin control ni registro: una realidad distinta a las cadenas y a las maravillas de Jorge Giordani.
Los ejes de la actual campaña, permitida con todo descaro por un CNE totalmente entregado al jefe, se levantan alrededor de la construcción de una millonada de casas con las que se pretende resolver el problema de vivienda de otra millonada de personas que se quedaron esperando por la revolución durante 12 años y que en el año 13 esperan que el comandante les resuelva el problema. Micomandantepresidente lo sabe. Y vuelve al ataque con lo mismo. Cadenas, cadenas y más cadenas. Horas de cadenas.
Devalúa, pero revalúa, No hay inflación, hay aumentos de sueldo por encima de todo el mundo. No hay empresas en quiebra, lo que hay es un bolívar fuerte. No hay importaciones. Todo se produce en el país. Cadenas para mostrar neveras rojas y peroles importados de China. Cadenas para mostrar las vacas de Argentina o para mostrar los helicópteros de Rusia.
Campaña electoral para atacar los problemas creados por él mismo.
Paciencia, paciencia y paciencia.
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