27/5/11

El vergonzante tiempo que transitamos los venezolanos




Las sanciones dictadas por Estados Unidos contra Venezuela, recibieron de inmediato las reacciones del gobierno. Y por supuesto, “gobierno” son todas las instituciones, incluyendo la Asamblea Nacional con sus voceros encendidos, desproporcionados. También resultaron muy útiles para desplegar esa cursilería galopante que es aprovechada por Chávez y parece tener el efecto de una telenovela barata. Ese reclamo a nombre de “los hijos de Bolívar” está tan fuera de tiempo y de tono… ¡Es tan barata!
¿Cómo es posible que “el imperio” se atreva a hablar así a los “hijos de Bolívar”? ¡Por favor! Esa personificación en la que se pasea cómodamente porque la verdad es que hemos hecho muy poco para rescatar a Simón Bolívar de esta bufonada, le permite a Hugo Chávez degradar de ese culto que compartíamos los venezolanos con ese estilo suyo que nosotros aceptamos porque “esperamos “ que se acabe algún día.
Y nos hemos equivocado haciéndonos un gran daño a nosotros mismos. Porque ayudamos a fortalecer ese discurso que nos humilla. Hemos debido organizarnos en brigadas contestarias que asumieran la verdad del verbo democrático contra las imputaciones a un montón de agravios que se han convertido en acusaciones cotidianas, referencias ligeras y mentiras que a fuerza de repetirlas nosotros mismos aceptamos. El psicólogo social Angel Oropeza describía en la televisión como hemos caído en este error fundamental que refuerza el discurso chavista.
¿Por qué en vez de repetir que somos la “cuarta república” no hablamos de democracia? porque fueron cuarenta años. Una democracia perfectible, maltratada, es verdad. Pero democracia. Ya está bueno de negar la realidad que nos toca defender. ¡Hay que activarse! ¿Qué nos impide a nosotros concentrarnos para “reflexionar” como han hecho los españoles? O ¿para rezar? ¿Miedo, miedo a los tanques y los enmascarados siniestros?
Cuando Hugo Chávez fracasó en su intento de golpe y de acabar con el Presidente Carlos Andrés Pérez y su familia, el pueblo no se tiró a la calle a apoyarlo. La democracia dolida había provocado la rabia popular. Pero sólo los conjurados en el golpe actuaron. La gente esperó el momento de la democracia y Chávez ganó las elecciones para traicionar después a casi cuatro millones que si se engañaron a si mismos por la rabia y la esperanza.
Y esos conspiradores que hoy se dan golpes de pecho y piden castigos para lo que ellos hicieron curándose en salud porque temen la reacción del pueblo democrático que hoy es mayoría, llegaron al poder a destruir lo que la democracia construyó. No llegaron a un planeta vacío. Este Aristóbulo que se acuerda que es negro cuando le interesa, que pide prohibir la palabra “mono” por ofensiva, que alardea “nosotros le vendemos petróleo a quien queremos”, sabiendo que la verdad es que nunca como hoy dependemos de ese petróleo que vendemos, que sabe que esas payasadas no representan a Venezuela que ya les ha demostrado varias veces que sólo con maniobras canallescas pueden alterar la realidad de un pueblo que despertó. Democracia, esa es la palabra para rebatir la ofensa y la traición.

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