Desde el imperio le levantaron la voz. Todavía no entiende las consecuencias.
La nota emitida el día de ayer por la Cancillería venezolana en relación con las sanciones impuestas por el Gobierno americano a la compañía petrolera estatal venezolano, denotan un desconocimiento total de las consecuencias que tienen las medidas, para con las operaciones de Pdvsa y otras compañías venezolanas. Este gobierno se declara agredido por el imperio, sin entender todavía de que tamaño es el golpe.
Una corporación global fue capaz de jugar a las escondidas con la legislación que prohibía expresamente la cooperación con la republica de Irán. Fueron incapaces de mantener un estudio de riesgos, para mantener control sobre las consecuencias. La misma improvisación que aplica para todo. Pasarán meses antes de que entiendan la totalidad de las consecuencias, que han colocado a Venezuela en la orillita de la frontera que lo convierte en un país apartado de las legalidades.
Al carajo las consideraciones sobre soberanía, bien lejos con el discursito de que el imperio viene con sus aviones a quitarnos el petróleo. Nos apartamos de las reglas del juego, de un país que también es soberano en sus decisiones y ahora cualquier argumento acerca de lo malucos que son los gringos sobra. ¿Si somos tan soberanos, porqué la Vino tinto no va al mundial de football? ¿Acaso otros países y organizaciones pueden decidir donde jugamos al balompié? Es tan sencillo que estamos viviendo en un mundo que tiene reglas. Las reglas son para respetarse.
La actuación de este gobierno, para con los nacionales, ha sido siempre la de violentar las reglas, sobre usarlas, interpretarlas a su manera y comportarse siempre abusando del autoritarismo y del poder. La ley del barrio. Yo mando, tú obedeces. Yo incumplo, tú no te salgas de este límite. Esa forma de actuar la llevó fuera de nuestras fronteras.
Este gobierno ha manejado cartas escondidas. Relaciones ocultas con la guerrilla colombiana, con la dictadura cubana, con las revoluciones de bolsillo latinoamericanas y con los dictadores de otros continentes. Ha financiado posiciones políticas e intervenido en países que también son soberanos. El hecho de que las computadoras de Reyes no sean una prueba legal, no significa que no tengan información. Wikileaks, tampoco puede usarse como prueba, pero deja al descubierto información comprometedora. La costura está a la vista. Las consecuencias empiezan a verse.
La soberanía de Venezuela termina exactamente en el lugar donde comienza la de los gringos. Venezuela debió haber entendido las consecuencias de violar la legislación. Doble moral de la de los americanos que excluyen de las sanciones la venta de petróleo y doble moral la de Venezuela, que le sigue vendiendo petróleo al maloso imperio que tanto critica.
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