27/5/11

Ladran los corruptos

A hora resulta que cualquier ministro de este Gobierno que se sienta guapo y apoyado goza de total libertad para insultar a quienes demuestran alguna simpatía por la oposición. Incluso los ciudadanos independientes o Ni-Ni también son víctimas inocentes de los insultos públicos de estos altos funcionarios que, de acuerdo con la Constitución, deberían no sólo guardar el debido respeto por todos los venezolanos sino ser comedidos en sus expresiones políticas.

Pues bien, ayer el señor Ramírez, que se ocupa de los asuntos de Pdvsa, no le pareció más adecuado para guindarse en la rodilla sana del Presidente de la República que agraviar a los venezolanos que no usan franela roja tildándolos de traidores y vende patrias.

Lo hizo en un acto público convocado para impugnar las medidas tomadas por el Gobierno estadounidense contra Pdvsa y que terminó siendo, para su desgracia, una suerte de inquisición roja rojita contra el resto del país.

Hay que ser bien tonto para no saber que Venancham, la cámara de comercio venezolana americana, rechazó firmemente las medidas contra nuestra compañía petrolera. Y que los venezolanos no se montan en el autobús del apoyo irrestricto al terrorismo iraní ni con el desarrollo de armas nucleares por el régimen conservador, retrógrado y de derecha de los ayatolás.

Los venezolanos no compran esa mercancía rancia de que Irán, Bielorusia, Siria, Libia o Argelia son gobiernos revolucionarios.

No lo son y, lo que es peor, son vulgares dictaduras o regímenes autoritarios corrompidos o congelados en el tiempo como Irán, que discriminan a los sindicatos independientes (como ocurre aquí), reprimen a los jóvenes y los obligan a emigrar (como ocurre aquí), persiguen a la clase media si exige más libertades democráticas y respeto a la propiedad (como ocurre aquí) y crean en torno al Estado prepotente, religioso o militar, una red de corrupción que baja desde el alto poder hacia la base pobre que anhela un pedazo minúsculo de la torta.

En ese pedazo de la torta del presupuesto que se destina a los pobres hay un componente corrupto que trata de obligarlos a adoptar una propuesta política o, por los menos, a provocar un voto futuro hacia el gobierno. Da lástima observar que Pdvsa desprecia producir petróleo y desarrolla más bien la producción de votos para las convocatorias electorales de Miraflores.

Vale la pena observar el tono del discurso de Ramírez: "A la burguesía venezolana, a la oligarquía, le advertimos qu e están incurriendo en traición a la patria (...) que se están aliando con una potencia extranjera, (...) que están conspirando una vez más contra nuestro pueblo".

Bueno, a cualquier observador esto le suena a estruendoso fracaso socialista luego de doce años de revolución. Sigue viva la oligarquía y la burguesía (y más que nunca la mega burguesía bolivariana) y nadie la detiene. Y quizás eso sucede porque la "ramirocracia" es parte del negocio.

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