—Sí, mi Compa. Recuerdo que un guardia nacional dio un mal peinillazo a una estudiante y la cortó en el vientre, después resultó que la muchacha era hija de un coronel.
—Por esos días comenzó el laberinto de Pérez Jiménez.
—Hay carnes que indigestan: la de curas y la de estudiantes.
—¡Si, Señor! El que come carne de cura o de estudiante, tiene que ir al hospital.
—O, por lo menos, purgarse con epazote.
—Jejeje.
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