Cuando el sacrificio y la entrega en pro de la libertad se remplazan por serviles mezquindades lo construido se convierte en ruinas.
- Antonio Semprun -
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
El próximo 5 de julio se conmemoraran 200 años desde que el Presidente del Congreso del año 1.811, diputado Juan Antonio Rodríguez anunciara ''declarada solemnemente la Independencia Absoluta de Venezuela'', en la que se podía leer '' Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y la autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias unidas son, y de hecho y de deben ser desde hoy, de derecho, Estados libres, soberanos e independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o representantes ...''
Los abuelos dirían ha pasado mucha agua por debajo del puente en tantos años, no imaginaron los valerosos hombres y mujeres de la época que lucharon sin descanso en aquellos campos de batalla por lograr la independencia de la patria que doscientos años después un hijo indigno de la Venezuela por la que ofrendaron sus vidas la entregaría nuevamente a la dominación extranjera, esta vez a las manos de un sanguinario dictador que lo obnubila, en esta entrega no fué preciso que el invasor disparara un solo tiro porque lo invitaron a pasar.
La Venezuela que en 1.811 luchó para abrir las puertas al progreso, a la libertad, a los derechos de sus ciudadanos, doscientos años después en las manos de quien se cree heredero de Bolívar, la ha transportado nuevamente al pasado, imponiendo una supuesta revolución que muestra signos indiscutibles de involución. Que revolución puede existir en un país donde sus ciudadanos mueren por miles a causa de la inseguridad, donde los venezolanos se ven obligados a emigrar y entregar su talento a otros países por falta de oportunidades y tienen que llevar de manera forzada una etiqueta de extranjero, donde se siembra odio como semilla para la separación de las familias donde se promueve la amistad y las alianzas con grupos narcoterroristas como las FARC, ETA, miembros de células fundamentalistas, donde los ciudadanos viven sumidos en una crisis eléctrica en el país con la mayores reservas de petróleo del mundo, donde la moneda nacional desaparece cual objeto mágico en las manos de los venezolanos sin lograr cubrir sus necesidades básicas.
La involución en Venezuela ha causado metástasis en las instituciones del estado, tiene en terapia intensiva la libertad de expresión, la propiedad privada, los derechos humanos, la salud pública, la empresa privada, la educación nacional. A doscientos años de la solemne Declaración de Independencia. Venezuela es un país gravemente enfermo por la desidia, la ignorancia, el abuso, el irrespeto, la corrupción y el servilismo. Las dictaduras que precedieron la del pupilo de Fidel que también ultrajaron a Venezuela no entregaron su soberanía, no regalaron su riqueza, no empeñaron a potencias extranjeras el futuro de los venezolanos.
En los últimos doce años Venezuela ha perdido su identidad, es un país que aparece en todas las listas negras de clasificación desde el país con mayor índice de inseguridad, corrupción, inflación, desempleo hasta en la del país donde se trafican hombres, mujeres y niños para ser explotados sexualmente o laboralmente, en ésta dictadura se profanó el sarcófago que contenía los restos del Padre de la Patria, todo esto motivado por la sed de poder y los delirios de grandeza.
El mandatario venezolano despejó las dudas que se cernían sobre su estado de salud, ahora es importante analizar las instrucciones que se giraron a las autoridades venezolanas incapaces de actuar por iniciativa propia durante las horas de crisis de la enfermedad y el estado de inconsciencia del que naturalmente fué objeto durante su permanencia en el quirófano, las instrucciones debieron ser impartidas por los dictadores cubanos, una triste realidad que refleja que el país está convertido en un musculo sumiso y dependiente de decisiones extranjeras.
En la Venezuela de hoy quien la desgobierna se ha apropiado del nombre de Jesús llamándolo revolucionario y socialista en su desbocada lucha por el poder, haciendo alarde de la característica que identifica a los ignorantes, grita muy alto para aglutinar a los confiados venezolanos obligándolos a hacer su voluntad, es preciso despertar del letargo.
Hace doscientos años Venezuela abrió sus puertas a una gloriosa empresa, la empresa de la libertad en donde cada uno de sus dueños, los venezolanos, somos responsables de su defensa y su progreso, ignorar las señales que nos indican la quiebra de esta empresa es ser responsables directos de la perdida de nuestros derechos y nuestra libertad.
- Antonio Semprun -
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
El próximo 5 de julio se conmemoraran 200 años desde que el Presidente del Congreso del año 1.811, diputado Juan Antonio Rodríguez anunciara ''declarada solemnemente la Independencia Absoluta de Venezuela'', en la que se podía leer '' Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y la autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias unidas son, y de hecho y de deben ser desde hoy, de derecho, Estados libres, soberanos e independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o representantes ...''
Los abuelos dirían ha pasado mucha agua por debajo del puente en tantos años, no imaginaron los valerosos hombres y mujeres de la época que lucharon sin descanso en aquellos campos de batalla por lograr la independencia de la patria que doscientos años después un hijo indigno de la Venezuela por la que ofrendaron sus vidas la entregaría nuevamente a la dominación extranjera, esta vez a las manos de un sanguinario dictador que lo obnubila, en esta entrega no fué preciso que el invasor disparara un solo tiro porque lo invitaron a pasar.
La Venezuela que en 1.811 luchó para abrir las puertas al progreso, a la libertad, a los derechos de sus ciudadanos, doscientos años después en las manos de quien se cree heredero de Bolívar, la ha transportado nuevamente al pasado, imponiendo una supuesta revolución que muestra signos indiscutibles de involución. Que revolución puede existir en un país donde sus ciudadanos mueren por miles a causa de la inseguridad, donde los venezolanos se ven obligados a emigrar y entregar su talento a otros países por falta de oportunidades y tienen que llevar de manera forzada una etiqueta de extranjero, donde se siembra odio como semilla para la separación de las familias donde se promueve la amistad y las alianzas con grupos narcoterroristas como las FARC, ETA, miembros de células fundamentalistas, donde los ciudadanos viven sumidos en una crisis eléctrica en el país con la mayores reservas de petróleo del mundo, donde la moneda nacional desaparece cual objeto mágico en las manos de los venezolanos sin lograr cubrir sus necesidades básicas.
La involución en Venezuela ha causado metástasis en las instituciones del estado, tiene en terapia intensiva la libertad de expresión, la propiedad privada, los derechos humanos, la salud pública, la empresa privada, la educación nacional. A doscientos años de la solemne Declaración de Independencia. Venezuela es un país gravemente enfermo por la desidia, la ignorancia, el abuso, el irrespeto, la corrupción y el servilismo. Las dictaduras que precedieron la del pupilo de Fidel que también ultrajaron a Venezuela no entregaron su soberanía, no regalaron su riqueza, no empeñaron a potencias extranjeras el futuro de los venezolanos.
En los últimos doce años Venezuela ha perdido su identidad, es un país que aparece en todas las listas negras de clasificación desde el país con mayor índice de inseguridad, corrupción, inflación, desempleo hasta en la del país donde se trafican hombres, mujeres y niños para ser explotados sexualmente o laboralmente, en ésta dictadura se profanó el sarcófago que contenía los restos del Padre de la Patria, todo esto motivado por la sed de poder y los delirios de grandeza.
El mandatario venezolano despejó las dudas que se cernían sobre su estado de salud, ahora es importante analizar las instrucciones que se giraron a las autoridades venezolanas incapaces de actuar por iniciativa propia durante las horas de crisis de la enfermedad y el estado de inconsciencia del que naturalmente fué objeto durante su permanencia en el quirófano, las instrucciones debieron ser impartidas por los dictadores cubanos, una triste realidad que refleja que el país está convertido en un musculo sumiso y dependiente de decisiones extranjeras.
En la Venezuela de hoy quien la desgobierna se ha apropiado del nombre de Jesús llamándolo revolucionario y socialista en su desbocada lucha por el poder, haciendo alarde de la característica que identifica a los ignorantes, grita muy alto para aglutinar a los confiados venezolanos obligándolos a hacer su voluntad, es preciso despertar del letargo.
Hace doscientos años Venezuela abrió sus puertas a una gloriosa empresa, la empresa de la libertad en donde cada uno de sus dueños, los venezolanos, somos responsables de su defensa y su progreso, ignorar las señales que nos indican la quiebra de esta empresa es ser responsables directos de la perdida de nuestros derechos y nuestra libertad.
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