29/7/11

ORDINARIOS Y VULGARES

Hace una semana, pude comprobar por medio de la TV, la degradación que ha sufrido la majestuosidad de la Asamblea Nacional, convertida hoy en día en circo de resentidos que portan el mal gusto a flor de piel.

Desde la tribuna central de la presidencia, Aristóbulo Istúriz, gesticulando cual porrista del imperio, dirigía la fanfarria que se llevaba a cabo en el palco más elevado del Congreso. Allí, turbas iracundas, gesticulando como locas histéricas, gritaban consignas vacías con léxico descalificador. Estos lugareños incultos, en un torneo de loas serviles y de ciega idolatría a su caudillo, escupían consignas de barrio en incomprensible balbuceo.

Que época de monstruos vulgaridad estamos viviendo. Y como la mediocridad es mucho más contagiosa que el talento, la mayoría de estos personajes ostentan la ignorancia y la ordinariez como si se tratara de una virtud. Por desgracia, gran parte de la base chavista encaja dentro de este perfil cuyo vocero es el grotesco programa “La Hojilla, antología de la grosería, manantial de odio, de vulgaridad y de infinito mal gusto. No se entiende como la TV democrática no retransmite las inmundicias de este programa para que sean conocidas por la Venezuela decente.

Y ni hablar del “Aló Presidente”. No hay vulgaridad que se le escape, insulto que ahorre, desplante que le falte. El innombrable se comporta como si estuviera en el patio trasero de su casa conversando con sus amigotes de barrio. Lo que a los chavistas les parece una gracia, al mundo le resulta una morisqueta, como lo expresa un periódico español: “Es inconcebible que la simple grosería, excluya del trato respetuoso a dirigentes modernos. Esto ocurre porque Chávez no tiene la práctica diplomática deseable ni la contextura intelectual que otorgan la capacidad de estadista, presumible en todo Presidente de la República”. ¡Qué bochorno! Que oiga quien tiene oídos…

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