Los islamistas continúan organizándose en América Latina, formando un frente terrorista más cercano a Estados Unidos. De acuerdo con la información publicada por Amanda Farfel, investigadora del American Jewish Committee, el frustrado ataque al Aeropuerto JFK de Nueva York en junio pasado tuvo su base de operaciones en el Caribe. Tres de los cuatro conspiradores para volar el sistema de combustibles provenían de Guyana y uno de Trinidad. Russell Defreitas, ciudadano estadounidense naturalizado, ex empleado del JFK, Abdul Kadir ex legislador de Guyana, Abdel Nur del mismo lugar y Karim Ibrahim, imán Chií de Trinidad. Defreitas, el cerebro del grupo, solicitó el apoyo financiero del grupo Sunita radical de Trinidad, Jamaat al Muslimin, involucrado en un fallido golpe de estado en Puerto Príncipe en 1990, causando la muerte de 24 personas.
Los islamistas están directamente relacionados con grupos delictivos extremistas de varios países que trafican armas y narcóticos, como se demostró en 2001 cuando se capturaron a tres miembros del IRA que estaban en Colombia para entrenar a las FARC. El Caribe permite el ingreso de miembros de Al Qaeda, Hamás o Jizbalá, sin prácticamente ninguna cautela gubernamental. La falta de legislación apropiada contra el terrorismo y el lavado de dinero, convierte el lugar en una adecuada base de conspiración.
En 2003 el ministro de Defensa de Surinam Ronald Assen, admitió que el indonesio Ali Imron sentenciado a prisión de por vida por su participación en el atentado de Bali en 2002 que mató a 202 personas, vivió en la ciudad surinameses de Mungo donde enseñaba en una escuela musulmana. Los diarios de Trinidad reportaron que Adnam El Shukrijumah, un saudí que de acuerdo al FBI está relacionado con Al Qaeda, tenía lazos con Darul Ulum un Instituto Islámico local y fue visto en Panamá y Honduras. Los datos recientes indican que aumentó la emigración a América Latina de musulmanes de Líbano, Siria y Palestina.
La conversión al Islam sigue en ascenso en las islas como ilusoria solución para salir de la pobreza. En Trinidad, Yama el Muslim y otras organizaciones: Wayijatul Islamiyah, Yama Al muràbitin y Yamaa al-Islami al-Kariba, usan elementos doctrinarios de los militantes islamistas negros norteamericanos de la “Nación del Islam” para convencer a la gente a su fe.
Irán sigue siendo el mayor impulsor de la invasión musulmana debido a su estrecha relación con los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Chávez intenta levantar la primera fábrica de fusiles Kalashnikov en el continente, está procurando comprar cinco submarinos rusos, y continúa en tratativas con Ajmadineyad para construir aviones patrulleros no tripulados. Irán cuenta con embajadas en Cuba, Venezuela, México, Brasil y Argentina. Abrió su cancillería en Bolivia y busca estrenar otras o fortalecer su presencia en Chile, Colombia, Ecuador, Nicaragua y Uruguay.
El presidente Ajmadineyad visitó Bolivia, país que cuenta con yacimientos de minerales radiactivos propicios para sus planes nucleares. Venezuela e Irán anunciaron la creación de un fondo financiero de 2.000 millones de dólares para reducir la influencia de los Estados Unidos en el continente. Crecen con acertada lógica los rumores de que Chávez se convirtió secretamente al Islam. Desde 1999 ha venido atacando persistentemente a la Iglesia Católica, y su sorprendente advertencia de restringir la venta de bebidas alcohólicas en Venezuela, sugiere la existencia de algún compromiso con los ayatolás, ya que la deshidratante medida no coincide con los socialistas caribeños acostumbrados al ron y el whisky. Jizbalá es la fuerza asesina predominante en Latinoamérica con presencia en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, México y Venezuela. Finalmente, para acelerar la penetración musulmana en el continente, se efectuarán vuelos semanales entre Caracas y Teherán con escala en Damasco, que incrementará el turismo terrorista exponencialmente.
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