24/8/11

En Japón, ciudadanos. En Venezuela: un gentío


Alma de limosneros... sociedad sin futuro


Ser ciudadano es más que ser habitante.
C=h+sd+ss; C es Ciudadanía, h es habitante, sd es sentido del deber y ss es solidaridad social.
En el Japón, después del terremoto y del tsunami que causó muerte y destrucción, los ciudadanos japoneses han devuelto a sus dueños el equivalente de U.S. $78 millones recuperados de bolsos y carteras encontrados en las calles, así como unos $30 millones que se encontraban en cajas de seguridad que flotaban en el mar después de la tragedia, además de barras de oro y antiguedades.

Esto contrasta con la actitud de otros pueblos en presencia de la tragedia. Hace unos meses se volcó en una carretera nuestra un camión de cochinos, aprisionando al conductor y a su ayudante en la cabina. Los testigos de la tragedia se abalanzaron sobre el camión, no para ayudar a las víctimas, sino para salir, cada quien, con “su” cochino al hombro. Algo similar sucedió en la autopista Caracas-Valencia, esta vez con un cargamento de racimos de cambur. Nadie se preocupó por las víctimas sino por llevarse “su” racimo (ver foto arriba).

Esta diferencia entre la actitud del japonés y del venezolano no es accidental aunque tampoco sea cromosómica. Es un producto cultural. En el Japón hay ciudadanos, nosotros todavía somos un gentío. El japonés ha cultivado la cultura del Bushido, nosotros la cultura del “cuanto hay pá eso”. Les aseguro que no es lo mismo.

Los venezolanos podemos, como sociedad, evolucionar hacia estadios superiores de ciudadanía. Requeriremos toda una política de estado diseñada inteligentemente y ejecutada con perseverancia para convertir al gentío en ciudadanos. Se puede hacer. Otros países lo han hecho. Dejémonos de hablar bolserías y de usurpar el nombre de Bolívar para cualquier arepera y emprendamos la tarea de cambiarnos el alma, a fin de dejar de ser pordioseros y llegar a ser ciudadanos en plena posesión de nuestro espíritu.

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